Vendrán otras que a lo mejor realizarán por twiter, wasap o Instagram
La magra y mísera dieta a la que desde hace años se acostumbró la inmensa mayoría del pueblo colombiano –la de pan y circo- va a tener una sustancial mejora en los próximos doce meses gracias al magnífico postre que la complementará en este lapso: las encuestas.
Aunque al sesenta por ciento de quienes integran el llamado censo electoral lo tiene sin cuidado lo que digan o dejen de decir las encuestadoras, pues de todas maneras no suelen acudir a la comilona final frente a las urnas, sus dueños insisten en hacer algo que sólo a ellos beneficia.
Las firmas que se encargan de manera periódica de embobar a muchos ciudadanos, mediante la entrega de supuestas favorabilidades y preferencias sobre una serie de personajes –la mayoría de ellos incapaces de presidir este país- tienen en común, eso sí, algo que las identifica: su poca vergüenza y cinismo.
Cualidades (?) que quedan bien demostradas al insistir de nuevo en ofrecer sus desacertadas especulaciones, sin siquiera haber tenido la delicadeza de presentar excusas a los cándidos lectores, oyentes o televidentes, por el estruendoso fracaso obtenido en las pasadas elecciones.
Cada que aparece una encuesta sobre supuestas preferencias de votantes para unas elecciones que se van a realizar dentro de doce meses, surgen de inmediato dos preguntas inocentes: cuáles serán los damnificados esta vez del caprichoso manoseo, y quién verdaderamente está detrás de la intención de hacer creer supuestas verdades que no son.
Unas veces dizque son encuestas con preguntas cara a cara; en otras el procedimiento es mediante llamadas telefónicas; mencionan estratos, géneros y edades de los interrogados; al paso que va el lucrativo asunto, y como nadie responde por los resultados finales y todo el mundo se queda tan orondo a pesar de las garrafales equivocaciones, vendrán otras que a lo mejor realizarán por twiter, wasap o instagram.
Hasta ahora se han mencionado solo aquellas que con gran bombo y petulancia son encargadas por algunos medios de comunicación, empeñados en mostrar una calidad de orientadores de la cual carecen, y a la manera de Jalisco nunca pierden, pues a la postre siempre ingresan a la fila del ganador.
Todos los medios de alguna significación, Caracol, RCN, la Doble W, Blue Radio, CM&, de radio y televisión; Semana, El Espectador y El Tiempo, de los escritos, contratan su respectiva encuesta contribuyendo así, consciente o inconscientemente, a desinformar, manipular y confundir más, si cabe, a ese escaso 40% de colombianos estúpidos que todavía creen en los políticos y en eso que llaman pomposamente democracia.
Atosigados con esta suculenta dosis de pan, circo y encuesta, todavía les resta a los colombianos asimilar aquellas que son encargadas directamente por los interesados, las cuales siempre los favorecen, aunque sean mentirosas, porque al patrón que paga no se le puede colocar en un lugar desdoroso.
Mientras los sumisos votantes hacen cábalas, vaticinios, alegan y hasta pelean por defender o criticar a sus favoritos, estos, a manera de consuelo y muchas veces en tácita aceptación del poco interés que parecen despertar, se limitan a decir que los contradictorias datos son apenas “una foto del momento”, foto suya que seguramente no estará en los diarios el 26 de mayo de 2018.
TWITERCITO: Si el Código de Policía obliga al amo a recoger lo que evacúa su perro, ¿quién hará la tarea con lo que dejan las encuestadoras?