La oposición venezolana ha tenido tantas divisiones como el chavismo. Desde los líderes jóvenes, pasando por los contemporáneos que trazan diferentes líneas, hasta quienes intentaron de manera fallida derrocar a Hugo Chávez en 2002, todos ellos mostraron ser esa fuerza en contra del Gobierno con una lucha diversa pero con el mismo objetivo.
Así, los opositores lograron unirse en ciertos momentos, como el periodo de manifestaciones en contra del régimen de Nicolás Maduro desde el 1 de abril hasta finales de julio de este año, periodo en el que, según los analistas en política internacional, se conjugó la oposición cívica y joven con la de los líderes tradicionales. 

Las 120 personas fallecidas en las manifestaciones, que duraron cerca de cuatro meses, no fueron suficientes para frenar el ánimo constituyentista de Maduro. La oposición cedió y se fragmentó. Las elecciones regionales de octubre próximo y la dicotomía de presentarse o dejar ganar por w al régimen, causaron que la alianza de la Mesa de la Unidad Democrática -MUD- perdiera opositores como María Corina Machado, quien el 10 de agosto, un día después de que esta agrupación anunciara su participación con candidatos, expresara su inconformidad con ir a estas elecciones ilegítimas impuestas por la Asamblea Nacional Constituyente.

Como una “aceptación de la dictadura mafiosa” calificó la opositora esta decisión de la MUD, que pese a anunciar que irían como coalición a las elecciones, se retractó el pasado jueves aduciendo que podría ser inhabilitada. 
Henry Ramos Allup, diputado a la Asamblea Nacional y parte de la MUD, hizo el anuncio explicando que la oposición iría a elecciones con candidatos unitarios que concurrirán con la tarjeta de sus partidos; pese a que el Consejo Nacional Electoral (CNE) imposibilitara su elección en siete de los 23 estados en Venezuela. 

Con este panorama, la comunidad internacional ha aplaudido y en otros casos cuestionado la división de los opositores en plena lucha contra la ya considerada dictadura de Nicolás Maduro y una Asamblea Nacional Constituyente omnipotente, con poder electoral, ejecutivo, judicial y constitucional. 

¿Divide y reinarás?
“Venezuela se siente defraudada. Está cansada de los políticos que prometen, no cumplen y luego van a estrechar la mano con un Gobierno ilegítimo. ¿Dónde quedan todas esas vidas perdidas? ¿Las protestas fueron en vano?”, cuestionó Vanesa Porras, joven activista política del partido Vente Venezuela, el mismo al que pertenece María Corina Machado. 

Para  analistas políticos como Juan David García Ramírez, profesor de la Universidad Pontificia Bolivariana, la MUD prometía ser la representación de los opositores en su conjunto, pero ahora “después de que los líderes más visibles de la oposición estuvieron en las calles, se opusieron y resistieron a la represión, lo que estamos viendo hoy es que parecería que la Mesa de Unidad Democrática oficialmente representa a la oposición como si hubieran aceptado algún tipo de acuerdo o solamente se hubieran plegado a la oferta por parte de Maduro de convocar a elecciones”.

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Es por esta razón que el ciudadano del común, el llamado opositor de la calle, podría estar sintiendo que toda la resistencia de esos días fue en vano, opina Ricardo Ríos presidente del Think Tank venezolano Poder & Estrategia. “Desmoraliza, desmotiva, porque también la oposición ha sido durante muchos años inmediatista, le planteó al país una lucha del todo o nada y le dijo que el país se acababa el 30 de julio. Obviamente una vez consumada la elección de la Asamble Nacional Constituyente la gente sintió que simplemente era una batalla final en la cual perdió”, explicó Ríos. 

Para García Ramírez es más adecuado el término “desconexión” para describir las diversas líneas que existen en la oposición venezolana, que experimenta una gran ruptura que no se veía venir entre los líderes civiles y los representantes de movimientos estudiantiles; los gremios económicos y lo concebido como la “resistencia” en ese país. Según su diagnóstico, estos actores diversos ahora consideran que “la Mesa de Unidad Democrática los dejó solos, que los han engañado porque durante todos estos meses los sacaron a la calle para protestar contra la represión y de repente anuncian participación en las elecciones, cuando son unas elecciones ilegítimas porque son convocadas por una Asamblea Constituyente elegida de manera fraudulenta”, apuntó el docente.

Desde su perspectiva, esto es un truco del oficialismo para dividir la oposición, desgastarla y hacer que se presente a las elecciones para después desconocerlas, teniendo en cuenta que en ningún régimen autoritario ha salido del poder por un medio democrático, como lo es el voto.

Las elecciones regionales
Vanesa Porras, que reitera su apoyo a María Corina Machado, comentó que se ha evidenciado en repetidas ocasiones “las mañas” del oficialismo en el tema electoral, prueba de ello fue el escándalo de Smartmatic, con lo que la opositora reafirmó que el CNE no tiene legitimidad.
“El aceptar ir a elecciones regionales le resta muchísima credibilidad a la MUD y a ese sector de la oposición ante un panorama que no tiene coherencia con sus discursos anteriores. Si hay que ir a las elecciones regionales “para conquistar espacios” ¿cómo es que 17 diputados del espacio ya conquistado en la Asamblea Nacional se han lanzado como candidatos? ¿Conquistas espacios para poder perderlos, como se ha perdido la AN?”, opinó Porras.

De otro lado no todos los expertos en temas internacionales rechazan esta posibilidad, por el contrario lo ven como una posibilidad de hacerle frente al oficialismo de Nicolás Maduro. Uno de ellos es Ronal Rodríguez, quien ha tenido por objeto de estudio la oposición venezolana por varios años.
Desde su punto de vista presentar candidatos a las regionales puede ser parte de una estrategia de doble alianza en la cual no se puede reemplazar esos espacios de elección popular que consagra la constitución de 1999, “independientemente de que el CNE sea corrupto”, analizó el investigador del Observatorio de Venezuela de la Universidad del Rosario. 

 “No hago cálculos tan alegres de que ya están derrotados, por el contrario, particularmente en los cuatro meses han sabido reinventarse ante cada movimiento han sabido jugar sus cartas y en este momento la división puede funcionar como una doble estrategia”, subrayó el analista con respecto a la incertidumbre que se vive en la actualidad con la oposición.
En ese sentido serían posibles dos escenarios, uno en el que la oposición argumente que el CNE no es legítimo y en caso de que pierdan habrá sectores que acudan a este argumento, dos, el ganar las elecciones y capturar el poder de las gobernaciones, que es un seguro ante el desgaste que ha tenido el oficialismo en algunas regiones que antes le eran absolutamente leales, según Rodríguez.

Cabe anotar que para Ríos es evidente que a la oposición le conviene ir a las elecciones porque tiene mayoría electoral, el tema es que no es monolítica, motivo por el que se evidencian desacuerdos. “Hay partidos que tienen mayoría electoral, que tienen espacios de poder y desde donde van a influenciar no solamente en su lucha contra el Gobierno sino en fortalecimiento propio como organización política, mientras hay partidos pequeños que no han apostado a su agenda electoral porque no tienen fuerza”. 

¿Una estrategia oculta?
Para los académicos consultados por EL MUNDO no se debe descartar la posibilidad de que haya una estrategia o plan de la oposición detrás de la disminución de las protestas. Podría ser que se aceptan algunas disposiciones de Nicolás Maduro y la Asamblea Nacional Contituyente para proceder a dar una estocada final a la dictadura y derrotarla. Aunque podría sonar utópico e históricamente no existe precedente de tal magnitud.

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No presentarse a las elecciones podría significar dejar al oficialismo manejar a su antojo las elecciones, algo que según los venezolanos consultados, de todas formas ocurrirá. Ante el excepticismo y la especulación que este giro intempestivo de los opositores genera, Juan David García opina que sería mejor si en realidad hubiera una estrategia secreta, ya que ante tres escenarios posibles, dos de los cuales ya son evidentes, es fatal renunciar a las urnas y dejar de hacer la oposición de la calle, con los ciudadanos de a pie, algo que no sería bien visto por la comunidad internacional, que ha pedido al Gobierno de Maduro respetar los derechos humanos de los venezolanos. 
“La oposición está desmovilizada y eso no es una estrategia  ni un plan preconcebido para que el Gobierno baje la guardia, eso es un hecho, una realidad”, contrapuntó Ricardo Ríos.