Las personas han ido transformando los referentes violentos que nos identificaban desde la activación participativa
Durante los últimos cinco años, Medellín ha venido sumando reconocimientos a su transformación y a su capacidad de resiliencia, un ejemplo de esto es el premio a la infraestructura de educación, recreación, deporte, salud, que le dieron a la ciudad el pasado año: el Lee Kuan Yew World City Prize, que en términos mas simples es el llamado nobel de las ciudades y premia "las contribuciones sobresalientes para la creación de comunidades urbanas vibrantes, habitables y sostenibles en todo el mundo", según lo describe la Autoridad de Redesarrollo Urbano de Singapur, entidad que lo otorga (Revista Semana, 2016). En medio de un boom mediático por la obtención de uno de los premios intenrnacionales más relevantes del urbanismo en la actualidad, Medellín se situó en la cima de la popularidad, y ahora es el caso de buenas prácticas a referir de miles de estudiantes e investigadores que vienen de todos los rincones del mundo a observar tal cambio tan sobresaliente.
Prueba de esto es que por estos dias nos visitan representantes de: Estados Unidos, México, Argentina, Brasil, Chile, República Dominicana, Santa Lucía, Guyana, El Salvador, Guatemala, Honduras, Jamaica, Nicaragua, Venezuela, Uruguay y de Colombia, para aprender del éxito en las políticas aplicadas, en medio de un mega evento de ciudad denominado Medellín Lab, en el que se le enseña a funcionarios de gobierno de 18 ciudades las buenas prácticas en interveción urbanistica en las áreas e seguridad, convivencia y prevención de la violencia.
Tenemos entonces que habitamos en una ciudad que vivió un cambio que asombra a la comunidad internacional, pues pasar de ser la ciudad más violenta del mundo en los 90´s a tener 200 dias sin homicidios en el periodo de 2012 a 2015, es un verdadero milagro que todos quieren observar.
Pero lo que quiero resaltar más allá de los premios, de los reconocimientos internacionales o los estudios que se hacen sobre Medellín, es que el proceso de transformación de la ciudad real, el cambio que toca la vida de los ciudadanos es la que tiene el verdadero valor, porque son las personas las que hicieron que lo arquitectónico y lo político tuviera sentido y hubiera un resultado tangible en la resignificación de la imagen de Medellín. Son los ciudadanos los que lograron que este proceso de construcción de nuevos imaginarios en torno a la ciudad en su conjunto, fuera una realidad pues las personas han ido transformando los referentes violentos que nos identificaban desde la activacion participativa, y fueron las inverveciones urbanísticas una excusa, para revivir la confianza en el futuro, y en lo que podemos lograr desde la gobernanza. Gracias a las intervenciones urbanísticas que se han desarrollado en medio de los territorios más afectados por el conflicto interno urbano de Medellín, y la planificación en prospectiva en medio de un ambiente hostil y reacio al cambio, que se logró iniciar un camino de formación de #CiudadaníaAntesQueCiudad, que lograra generar cambios que se mantuvieran en el tiempo.
Las condiciones de desigualdad, de escasez de recursos y de brechas sociales no se han resuelto en nuestra ciudad, y son parte de la realidad a la que esta ciudad no ha podido escapar, pues es una realidad persistente, pero el cambio en la mentalidad de los ciudadanos es un paso que hemos dado, pues ya las propuestas son construidas por las personas, quienes no están esperando que todo se solucione por arte de magia, sino que son protagonistas de la nueva historia de Medellín.