Se conoció que el modelo global de alimentación continúa sin funcionar, por lo que registra relevantes inconsistencias.
Un grupo de ONG denunció este martes en Roma que el modelo global de alimentación sigue sin funcionar y presenta importantes fallos, diez años después de la grave crisis que desató la subida drástica de los precios de los alimentos básicos.
La Red mundial por el derecho a la alimentación y a la nutrición, y otras veintiséis organizaciones no gubernamentales presentaron un informe en el que reflexionan sobre cómo "vencer la crisis alimentaria mundial".
Una de sus autores, Isabel Álvarez, consideró en su presentación que el panorama actual "no es muy halagüeño", después de que el hambre haya crecido en 2016 tras trece años de descensos y afecte a 815 millones de personas, según los últimos datos de la ONU.
"El modelo global no funciona", remarcó Álvarez y lo comparó con los sistemas campesinos y agroecológicos que "sí han alimentado el mundo durante siglos".
La activista apuntó la necesidad de impulsar "nuevos paradigmas" para la gestión de los recursos naturales "desde la mirada colectiva y no mercantil", así como de promover otro tipo de gobernanza sin renunciar a los derechos humanos.
El documento señala que persisten "muchos de los problemas" que llevaron a la crisis de los precios de los alimentos de hace una década.
Urge a construir sistemas alimentarios locales y regionales resilientes y hacer frente a las "concentraciones extremas de poder en los mercados nacionales e internacionales".
A finales de 2007 y durante cerca de seis meses, los precios internacionales de los principales alimentos básicos alcanzaron de repente sus niveles más altos en decenios.
Como consecuencia, el hambre llegó a afectar a casi mil millones de personas e impactó gravemente en las comunidades pobres y rurales de países en desarrollo.
La directora de Asociaciones de la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), Marcella Villarreal, recordó que la subida de los precios fue "motivo de especulación en la economía global" y que en la crisis influyeron causas estructurales como la desigualdad de género.
"Las políticas unilaterales que tomaron muchos países empeoraron la situación", dijo, en alusión indirecta a la decisión de varios de exportadores de limitar las ventas al exterior.
Villarreal sostuvo que después se intentó mejorar el sistema con cambios, como la reforma del Comité de Seguridad Alimentaria Mundial de Naciones Unidas, donde, además de los países, se pasaron a oír las voces "igualmente importantes" de la sociedad civil y el sector privado.
Esa plataforma ha impulsado en los últimos años instrumentos voluntarios como las directrices sobre la gobernanza responsable de la tenencia de la tierra, la pesca y los bosques o los principios para la inversión responsable en agricultura.
Sin embargo, la copresidenta del Foro mundial de pescadores y trabajadores de la pesca, Editrudith Lukanga, consideró que falta compromiso político para aplicar tales medidas a nivel nacional en beneficio de los pequeños productores y las mujeres en el terreno.
"El modelo industrial actual es incompatible con la realización completa del derecho a la alimentación", aseguró Lukanga, para quien este sistema ha "fracasado en su forma de encarar las múltiples crisis de hambre e inseguridad alimentaria".
Las ONG destacan en el informe que los precios de los productos básicos han seguido siendo volátiles, aunque reconocen avances en ciertas políticas gubernamentales para dotar de protección social a las poblaciones vulnerables.
Ante el reciente aumento del hambre, la responsable de la FAO instó a prestar más atención a las crisis prolongadas y a los conflictos que determinan la vida de millones de personas.
Se calcula que dos tercios de quienes pasan hambre viven en países afectados por la violencia, al igual que el 75 % de los 155 millones de niños que tienen retrasos en el crecimiento por desnutrición crónica.