Sumamos nuestra voz a la del papa Francisco y la ONU para denunciar este “crimen vergonzoso” y reclamar a los gobiernos dar trato humanitario a las víctimas de la trata y apoyo a quienes les ofrecen su abrazo solidario.
Por decisión que la Asamblea General de la ONU adoptó en 2013, a fin de dar impulso al cumplimiento del Plan de acción mundial para combatir el tráfico de personas acordado en 2010, el mundo conmemora este 30 de julio el Día mundial contra la trata de personas, un crimen que, según el organismo, cada año afecta a 2,5 millones de seres, especialmente jóvenes. En esta conmemoración, la ONU ha reflexionado sobre los niños, jóvenes y mujeres, población débil que constituye el 70% de migrantes víctimas de los traficantes, así como acerca de las complejas circunstancias políticas actuales, dadas actuaciones como las de Donald Trump, no directamente mencionado en los documentos oficiales, contra los migrantes.
Vea también: Gobernación de Antioquia realizará foro contra la trata de personas
Reunir en una sola conmemoración los debates sobre tráfico de migrantes y trata de personas es ambicioso y a la vez certero enfoque que reconoce que la necesidad de huida para evitar la persecución política, el hambre, los desastres naturales o los sociales suele confluir con el abuso por traficantes de personas que usan el dolor humano para realizar jugosos negocios y, en múltiples ocasiones, derivar en sometimiento de los migrantes a condiciones de trabajo degradantes, cuando no es que les imponen tratos crueles e inhumanos.
Lo invitamos a leer: Naufragio de la humanidad
Después de haber sido un país medianamente expulsor de personas que han buscado refugio de la inseguridad o explorado mejores condiciones económicas para sus vidas, Colombia se ha convertido en país objetivo de migrantes solitarios, como muchos venezolanos, pero también de traficantes de personas, algunos provenientes de Venezuela y muchos llegados de distintos países africanos y asiáticos. En más ocasiones de las conocidas, los migrantes venezolanos que no han escogido a Colombia como país de tránsito terminan sometidos a la mendicidad o trabajos indignos por su remuneración precaria o en condiciones infrahumanas. Otros centenares de migrantes que pasan por Colombia son ciudadanos asiáticos o africanos que viajan buscando el Sueño americano, ideal por el que se dejan manipular por traficantes de personas que les cobran ingentes sumas de dinero y los someten a peligrosas travesías, entre ellas la del tránsito por el Tapón del Darién, que se ha convertido en paraíso de criminales por la falta de infraestructura y por ende presencia del Estado. Su ausencia de las agendas informativas y políticas no oculta ni disminuye la tragedia de las víctimas de este tráfico y la necesidad de actuar por ellos.
De su interés: El abandono a los migrantes
Así como mantiene la alerta por la población sometida a trasegares en los que sufren humillaciones, explotación y el riesgo de perder su vida, la ONU, a través de la relatoría para la trata de personas, también reclama transformaciones de la visión política sobre la migración, pues ahora se vive “una atmósfera política antinmigración envenenada” en la que “a menudo los migrantes son descritos como una amenaza”, como señaló Maria Grazia Giammarinaro, relatora especial contra el tráfico de personas. Romper el esquema de la xenofobia y el odio, señala la institución, demanda que se adopten verdaderas políticas de inclusión para los migrantes y de cooperación con los organismos humanitarios que respaldan a los migrantes.
Vea: La des-protección de Panamá
En esta fecha de solidaridad con decenas de millones de personas obligadas a abandonar su patria y someterse a condiciones humillantes en tierra ajena nos sumamos a la voz del papa Francisco, que calificó el tráfico de personas como “crimen vergonzoso” que “reduce en esclavitud a muchos hombres, mujeres y niños” y es “responsabilidad de todos combatir”. También hacemos propio el reclamo de la ONU a los gobiernos para que sean apoyo, no obstáculo, para la inclusión de quienes esperan que el migrar les brinde una nueva oportunidad en el mundo.