Nos creen tan aguacates

Autor: José Alvear Sanín
26 abril de 2017 - 12:10 AM

En la Csivi seguirá el representante de Maduro determinando la legislación colombiana

Conocemos el proceso ficticio, espurio y chueco de La Habana entre los infiltrados de Bogotá y los narcoterroristas de “las montañas de Colombia”. Duró como seis años, mientras se completaba la toma silenciosa del Estado. Rodrigo (timo) y Santos (Santiago), Humberto de la Calle y alias Iván Márquez; Sergio Jaramillo y Santrich, etc., son parejas de marionetas intercambiables en la misma conjura. De manera elegante podemos afirmar que “Olivos y aceitunos, todos son unos”, o decir a lo paisa: “las mismas  perras con distintas guascas”, y que negociaron “yo con yo”.

Desde luego, a los colombianos (y en mayor medida a los extranjeros) se trata de hacerles creer que ha habido negociación entre un gobierno elegido y una insurgencia idealista, que luchaba secuestrando, matando y narcotraficando contra un establecimiento injusto y opresor, pero que finalmente se volvieron demócratas, que entregaron las armas y los menores, y que etc., etc., etc.

Pues bien, esas falacias hay que mantenerlas a toda costa para ocultar, hasta donde sea posible, la asquerosa traición (¿habrá traiciones que no lo sean?).

Con la vigencia de las 310 páginas de la nueva Constitución, nada más congruente que la citación de las Farc a los alcaldes de la Guajira para que rindan cuentas y se comprometan con acciones futuras…

La tibia reacción “espontánea” de Sergio Jaramillo contra esa citación sorprendió a muchos, que pensaron que, por fin, el gobierno estaba reaccionando frente a la creciente insolencia de las Farc.

La censura de Sergio, exalumno de Oxford, a sus compinches, es mero “slap in the wrist” (una palmadita en la muñeca) de innegable carácter táctico, respondida en seguida por una furibunda arremetida, igualmente táctica, de timo, para que en la opinión anestesiada no quede duda de la diferencia entre Gobierno y Farc.

Esa falsa disputa da inicio a una época de mutuas, fingidas y concertadas recriminaciones, destinadas a la galería, mientras se acelera la implementación completa de la entrega, es decir, pura tramoya…

Más tarde, algún juez ordinario concedió libertad provisional a dos militares detenidos, porque dizque a ellos se aplicaba la JEP, como si ese tribunal protervo ya estuviese actuando, porque con esa peregrina providencia teledirigida se hace creer que esa jurisdicción actuará de manera normal e imparcial…

Ante la cada vez más atroz represión en Venezuela, el presidente Santos finalmente manifiesta preocupación. También revela haberle dicho al propio Chávez que “la revolución bolivariana había fracasado”.

Estas tardías e ineficaces expresiones merecieron furibundo rechazo de Maduro, que amenazó hasta con revelaciones, que finalmente no hará porque se les caería el tablado a los dos.

Este episodio también es para que la galería colombiana crea que entre los dictadores de Bogotá y Caracas existen diferencias.

Aparece una bien surtida caleta en el Putumayo y timo reconoce que tienen novecientas cuarenta y seis más, pero que no las entrega por el “incumplimiento” del gobierno. Así, el público piensa que Santos empieza a ser firme contra el Secretariado.

Pero tras bambalinas, los alcaldes tendrán que acudir a recibir instrucciones, el gobierno no exigirá enérgicamente que se respete la voluntad del pueblo venezolano, y en la Csivi seguirá el representante de Maduro determinando la legislación colombiana; las caletas no se buscarán, ni serán entregadas; la JEP funcionará para perseguir vengativamente, y con fast track, todos y cada uno de los puntos “acordados” se impondrán al país.

Y como si fuera poco, continuarán otras negociaciones ficticias, espurias y chuecas con el Eln, que sigue volando oleoductos y acabando con el entorno.

¡Nos creen tan aguacates, y de repente lo somos!

                                                                       ***

Oportunamente,  las Farc se solidarizan con Maduro y presentan a Venezuela como ejemplo.

                                                                       ***

Aparece la biografía oficial de alias timo, que confirma que el personaje no es médico. Su compromiso con la salud pública se cumplió como enfermero autodidacta de las Farc, es decir, otro de aquellos inefables auxiliares paramédicos…

                                                                       ***

El periódico EL MUNDO nos refresca la memoria: “Desde 1986 se han registrado más de 3.000 atentados, que han provocado el derrame de 4´750.488 barriles de petróleo (casi 200 millones de galones”).

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