El pontífice se reunió con unos 60 obispos en el arzobispado y en su alocución les puso como ejemplo las proezas de santo Toribio de Mogrovejo, español y arzobispo de Lima desde 1579 y patrono del episcopado latinoamericano.
El papa Francisco pidió a los obispos peruanos que no tengan miedo "a denunciar los abusos y los excesos", como hizo santo Toribio Mogrovejo, durante un encuentro en el arzobispado de Lima, en el último día de su visita a Perú.
El pontífice se reunió con unos 60 obispos en el arzobispado y en su alocución les puso como ejemplo las proezas de santo Toribio de Mogrovejo, español y arzobispo de Lima desde 1579 y patrono del episcopado latinoamericano. Les dijo que fue un ejemplo de "constructor de unidad eclesial" y basándose en su vida construyó su discurso para dar indicaciones a los prelados.
Les explicó que santo Toribio -que de 22 años de episcopado, 18 los pasó fuera de su ciudad -, fue "lo que hoy llamaríamos un obispo callejero. Un obispo con suelas gastadas por andar, por recorrer, por salir al encuentro para "anunciar el Evangelio a todos, en todos los lugares, sin asco y sin miedo".
"Sin miedo y sin asco se adentró en nuestro continente para anunciar la buena nueva", reiteró a los obispos. También les habló de que santo Toribio aprendió las lenguas indígenas y destacó la importancia "de conocer el lenguaje de los otros, sólo así, llegaría el Evangelio a ser entendido y penetrar en el corazón".
"¡Cuánto urge esta visión para nosotros, pastores del siglo XXI!, exclamó para después afirmar que los eclesiásticos tienen que aprender "un lenguaje totalmente nuevo como es el digital, por citar un ejemplo y conocer el lenguaje actual de nuestros jóvenes, de nuestras familias, de los niños".
Siempre hablando de san Toribio, el pontífice explicó que "en sus visitas pudo constatar los abusos y los excesos que sufrían las poblaciones originarias y no le tembló el pulso, en 1585, cuando excomulgó al corregidor de Cajatambo".
Y al respecto recordó que un "buen pastor que sabe que el bien espiritual no puede nunca separarse del justo bien material y tanto más cuando se pone en riesgo la integridad y la dignidad de las personas".
Y exhortó a no tener miedo "a denunciar los abusos y excesos que se cometen frente a su pueblo", pues no es una "hay auténtica evangelización que no anuncie y denuncie toda falta contra la vida de nuestros hermanos, especialmente de los más vulnerables".
Otro de los puntos que subrayó de la biografía de santo Toribio fue que defendió la ordenación de los mestizos. A los obispos les dijo que un buen pastor conoce a sus sacerdotes y "busca alcanzarlos, acompañarlos, estimularlos y amonestarlos" y que el santo español pedía "cuidar y defender a los indios como a hijos".
Al respecto de las comunidades eclesiásticas afirmó que no se pueden "negar las tensiones, las diferencias porque es imposible una vida sin conflictos" pero que hay que asumirlos "en unidad, en diálogo honesto y sincero, mirándonos a la cara".
"Trabajen para la unidad, no se queden presos de divisiones que parcializan y reducen la vocación a la que hemos sido llamados", les indicó.