Hay mucha saturación de eventos electorales,
No estoy de acuerdo con la figura de la revocatoria del mandato e incluso creo que debería desaparecer de la Constitución. Por ahora, no se deberían alentar por lo menos.
Cuando se inventaron las democracias los mandatos de los gobernantes eran imperativos o sea, sujetos a lo que habían prometido a sus electores.
Pero después de 1830, Edmund Burke convenció a todo el mundo de que tal cosa era absurda y elitista cuando afirmó:
“Vuestro representante os debe, no sólo su industria, sino su juicio, y os traiciona, en vez de serviros, si lo sacrifica a vuestra opinión”.
“El parlamento no es un congreso de embajadores que representan intereses diversos y hostiles, sino que es la asamblea deliberante de la nación, la que tiene un solo y único interés, el de la propia Nación.”
Convenció a todo el mundo de ahí en adelante, y el mandato imperativo fue prohibido en casi todas la constituciones del mundo. Menos en la nuestra. ¿De donde sacó eso el constituyente de 1991, con una descentralización estrenada pocos años antes?
David Easton ha dicho que gobernar es el arte de escuchar y responder a lo que dicen los ciudadanos, pero también que es casi imposible lograr el equilibrio entre las perturbaciones externas y las demandas internas.
Teorías aparte, es tan difícil gobernar y son tan cambiantes las situaciones día a día, que por supuesto nadie puede comprometerse a nada específico que no sea hacer lo mejor que pueda.
Por añadidura ya hay mucha saturación de eventos electorales, y unos extraordinarios fatigan a la ciudadanía y agotan a las instituciones.
El elector debe resignarse a elegir mejor la próxima vez, y ejercer las acciones legales contra el alcalde que incumple sus deberes olímpicamente, pero no puede echarlo porque sí, menos en un ambiente de abstención electoral como el nuestro.
Otros autores han demostrado que existe una Frustración Sistémica, o sea que haga lo que haga el gobernante, el elegido siempre quiere más, y a veces cosas imposibles, dice la teoría de la Privación Relativa.
Ese ciudadano republicano liberal bien votante que nos soñamos no existe. No le demos la oportunidad de equivocarse otra vez y de estar dando bandazos.
Ya la democracia triunfante contra el despotismo, el comunismo y el fascismo, llegó muy hecha jirones al Siglo XXI para que le exijamos más que lo mínimo: ¡elija un gobernante y déjelo gobernar!
Tras la estrella de Belén, rescatando la tradición del pesebre