El tenista español se impuso ante Albert Ramos en dos sets superados con un amplio margen y obtuvo el título 50 sobre tierra batida.
Rafael Nadal guardó para el final su mejor tenis y se impuso a Albert Ramos, por 6-1 y 6-3 en 76 minutos, en el duelo español de la final del torneo de Montecarlo, para ganar este Masters 1.000 por décima vez.
En su mejor partido de la semana, Nadal conquistó el título 50 sobre tierra batida, con lo que supera al argentino Guillermo Vilas, con uno más, el 70 en total de su palmarés y el 29 Masters 1.000, situándose a uno del serbio Novak Djokovic, en esta categoría.
En uno de los tres recintos que mejor conoce y se desenvuelve en el circuito (Barcelona y Roland Garros son los siguientes), Nadal tuvo una soberbia actuación, sobre todo en el primer set, como si hubiera reservado sus mejores golpes para el esprint final por el título, y no sólo para vencer a Ramos, sino también para luchar contra la historia del tenis, pues se ha convertido en el primer jugador en la Era Open en ganar diez títulos en el mismo torneo.
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Con un 86 por ciento de efectividad en su primer servicio en la primera parte, Nadal mandó en el marcador sin que Ramos pudiera hacerle sombra. Lo único que lo inquietó en los 30 minutos de este primer parcial fueron unos granos de arena en su ojo izquierdo.
Salvado este problema con unas gotas, el látigo del de Manacor funcionó a discreción, repartiendo por los lados sus golpes, distribuyéndolos como en su mejor momento.
El alemán Boris Becker y el italiano Nicola Pietrangelli, dos figuras del tenis, vivieron la exhibición de Nadal, en una primera manga en la que Rafa volvió a jugar como el campeón de 14 grandes que es.
Ramos vivió siempre en la cuerda floja cada vez que servía. Sólo logró confirmar su saque en el segundo juego, y lo cedió dos veces después. Nadal salvaguardó el suyo siempre y sin mácula, sin dar un solo punto de rotura, para acabar incluso el primer parcial a los grande, con su segundo saque directo.
Después de perder cinco juegos seguidos, de sacarse los nervios por estar en su primera final de un Masters 1.000, Ramos recompuso su juego y creyó más en sus opciones. Las batallas y remontadas que había librado antes contra el británico Andy Murray, el croata Marin Cilic y el francés Lucas Pouille le animaron y llevaron a equilibrar más el duelo, y a que su servicio llevara más peligro.
Pero el de Mataró notó el esfuerzo de sus tres partidos anteriores, disputados todos a tres sets. La parte alta de su muslo derecho se resintió, pidió ayuda al fisio del torneo, tomó pastillas para calmar el dolor, y bastante hizo con mantener el tipo. Cedió su saque en el quinto juego y aunque salvó hasta dos puntos de partido, no pudo con el vendaval que tenía delante.
Con esta victoria, Nadal rompe su racha, no sólo este año, en el que ha perdido las finales del Abierto de Australia, Acapulco y Miami, sino casi un año en blanco, puesto que su último título lo ganó en el Conde de Godó, cuando superó al japonés Kei Nishikori.
Para Ramos, que luchaba por convertirse en el primer jugador fuera de los 20 primeros en ganar el título desde 1989 cuando el argentino Alberto Mancini (entonces 31) venció en la final a Boris Becker, el consuelo será aparecer este lunes en el puesto 19 del mundo, su mejor clasificación. De haber ganado hubiera sido el 14.
Ganado Montecarlo, rota la barrera histórica de los diez títulos, recobrada la moral y parte de la confianza, Nadal tiene ahora la oportunidad de luchar aún más contra la historia de este deporte.
Sus citas próximas para aumentar su leyenda en tierra son el Conde de Godó de Barcelona, a partir de este lunes, y luego Roland Garros (en medio figuran el Mutua Madrid Open y Roma), y suponen un nuevo reto: conseguir otros dos dieces en su historial, ya de récord.
Sobre esta victoria, el tenista español expresó que nunca soñó con lograr algo así y dio gracias "a la vida" por haberle brindado esa oportunidad.
También felicitó a Albert Ramos por su "gran semana" en Montecarlo y le deseó "lo mejor" para el resto de la temporada, empezando por el Trofeo Conde de Godó.
Por su parte, Albert Ramos felicitó a su rival, al que definió como un "gran campeón" y uno de los mejores tenistas de la historia, que ha logrado en Montecarlo con su décimo título algo que será difícil poder repetir.
"Hoy no gané pero el lunes, cuando empezó el torneo, no podía imaginar que hoy estaría aquí jugando contra un gran campeón como es Rafa", añadió el catalán, quien agradeció a su equipo y a su familia el apoyo durante todos estos días.