Con cuatro olimpiadas, el Mundial de México 70, y cerca de 800 juegos dirigidos, así como anécdotas, convirtieron a Guillermo Velásquez en un ícono del fútbol colombiano.
Guillermo Velásquez, más conocido como el Chato, murió este lunes a los 84 en Medellín, a causa de problemas renales que padecía desde hacía varios años. Incluso había recibido un transplante de riñón en 2010.
Veláquez, nacido en Pereira, dirigió entre 1957 y 1982 y dejó su carrera convertido en el segundo árbitro que más partidos dirigió en Colombia. Además, dirigió cuatro Juegos Olímpicos y también en el Mundial de México 70.
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Velásquez tenía un carácter partícular y fueron miles las anécdotas de sus peleas con jugadores dentro del campo con quienes se tranzaba a puño limpio sin contemplaciones para hacer respetar su autoridad dentro del campo. Más allá de esas historias que hoy serían imposibles de reeditar, Velásquez era un juez justo y profesional.
Pero más allá de esas anécdotas increíbles fue su encontronazo con Pelé y con el plantel del Santos lo que lo hizo saltar a la fama mundial. Fue el 18 de junio de 1968, cuando en un Campín a reventar el Chato dirigió un amistoso entre el todopoderoso equipo del rey Pelé y la selección Colombia.
A la altura del minuto 42 Pelé cometió una falta en un juego que ya estaba desnaturalizado por la actitud de divos de los jugadores brasileños y Velázquez no titubeó para expulsar al jugador más importante del planeta en ese momento.
La plantilla entera del Santos se le fue encima golpeando con brutalidad al juez que también intentó defenderse pese a la inferioridad en que se encontraba. Al tiempo, Pelé se marchaba por la pista atlética arengando al público y poniéndolo en contra de Velázquez. Después de todo, era a Pelé a quien habían ido a ver y era inconcebible que se les privara de su presencia en cancha sin importar que el juez actuó con justicia y el astro, por muy grande que fuera, merecía ser expulsado.
Al final, en un hecho bochornoso, la presión pudo más y Pelé volvió al campo en medio de la ovación del público mientras Velásquez fue informado que no dirigiría el resto del encuentro y debía salir del juego humillado y golpeado. Pero, el Chato se marchó con la frente en alto y horas después en una comisaría los jugadores de Santos tuvieron que ofrecerle disculpas y entregarle una compensación económica para poder marcharse del país.
El Chato siguió fiel a su estilo y ese suceso para él no pesó en su personalidad ni en el resto de su carrera. En la cancha él hacía valer la justicia a como diera lugar.
Muchos años después, el cronista Alberto Salcedo con su siempre acertada pluma realizó una crónica con el Chato y al final de esta le lanzó una pregunta tan implacable como el carácter de Velásquez en cancha. Su respuesta, fue más implacable aún.
"Ahora le pregunto a ‘El Chato’ qué habría sucedido si Pelé le hubiera pegado cuando él lo expulsó, y me pide, muy serio, que por favor no le haga una pregunta tan perversa. “Mire que me voy es a enfermar”, añade.
—Es solo una suposición, no más que una suposición.
—Bueno, en ese caso, permítame responderle con una pregunta. ¿Usted qué cree que hubiera pasado?"
Paz en su tumba.