El pasado 25 de marzo arrancó esta caravana desde Tapachula, ciudad del estado de Chiapas localizada muy cerca de la frontera de Guatemala.
Los integrantes de la caravana migrante vivieron este domingo su última jornada en Puebla antes de partir hacia la Ciudad de México, con la incertidumbre de qué camino tomarán una vez lleguen allí, ya que en la capital se dará por terminada la movilización.
En la mañana de este lunes, los más de mil migrantes centroamericanos que integran este movimiento serán trasladados en autobuses a la capital mexicana.
“Nos dijeron que nos llevan a la Ciudad de México, pero hasta ahí; a dar las gracias a la Virgen de Guadalupe, dicen que allí hay más abogados y que van a hablar con nosotros para ver en qué nos pueden ayudar”, señala Milagro del Tránsito Reyes, originaria de Guatemala.
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Los migrantes centroamericanos se encuentran preocupados ante su situación una vez acabe la caravana. No tienen recursos para moverse, un sitio donde alojarse ni comida una vez finalizado el conocido como “Viacrucis de migrantes”.
La mayoría apunta que se encuentra a la deriva y muchos desconfían de que realmente reciban ayuda tras la disolución de la iniciativa.
“No sabemos qué vamos a hacer” es la respuesta que repiten muchos de los migrantes.
Noé Manchan Ramos, originario de Guatemala, quiere llegar hasta Tijuana y quedarse allí a trabajar, sin embargo, tiene miedo de ser deportado cuando termine su permiso en México: “Cuando termine ese permiso no sabemos qué va a pasar, si nos van a seguir apoyando”, comenta.
La situación de Dulce María Chavarría Girón, originaria de Honduras, es más compleja, ya que quiere ingresar a Estados Unidos, pero ya fue deportada por este país en una ocasión. A pesar de eso, no ha querido recibir asesoramiento sobre su situación.
“No he pasado con ningún abogado; he sido deportada de Estados Unidos y (los talleres) son para los que no tienen deportación, por eso no he pasado con ellos”, comenta.
Cuando se disuelva la caravana, Chavarria Girón señala que le “tocará pedir para su pasaje” y continuar su camino “a donde quiera llegar”.
En la capital, la caravana permanecerá tres días hasta su disolución completa. En ese momento, los migrantes deberán decidir hacia dónde continúan su camino, de manera individual.
Pequeños grupos siguen firmes en la idea de llegar a Estados Unidos y pedir asilo; otros planean quedarse en México y extender su visa para poder trabajar y vivir aquí.
La organización Pueblo Sin Fronteras (PSF) señala que una vez lleguen a la capital continuará impartiendo talleres y asesorías a los migrantes.
“Queremos que las personas sepan cuáles son sus derechos y tomen una buena decisión de dónde pedir refugio”, señala en entrevista Alex Mensing, coordinador de la organización.
El jueves pasado, la caravana hizo su llegada a la ciudad de Puebla, en el centro de México.
Durante estos días, abogados voluntarios de Estados Unidos y México han estado dando asesoría e información a los migrantes sobre sus derechos.
“Aquí los abogados están brindando información sobre un proceso de asilo en Estados Unidos y de refugio en México, y todo lo que conlleva ese proceso”, comenta el coordinador de PSF.
Ahora, los migrantes, en su mayoría hondureños, cuentan con un permiso temporal para transitar libremente por México. No obstante, cuando ese permiso termine deberán regular su situación en el caso de que decidan permanecer en el país.
“Me dijeron que fuera a migración a tramitar la visa humanitaria, pero para que me la den tengo que pagar más de 2.000 pesos (109 dólares)”, apunta Reyes.
Ella quiere llegar a Tijuana, donde tiene una amiga que la espera. Su objetivo es conseguir un trabajo allí para mandar dinero a sus tres hijos en Guatemala, pero ya no cuenta con efectivo para moverse una vez termine la caravana.
“No tengo el dinero para poder viajar, por eso voy en la caravana”, argumenta.
Desde Pueblo sin Fronteras advierten a los migrantes que si no regulan su situación migratoria podrían ser deportados.
“El Instituto Nacional de Migración hace redadas muy fuertes, no protegen a las personas que vienen huyendo, aceptan dinero de Estados Unidos para militarizar la zona sur de México”, dice Mensing.
Con más preguntas por parte de los migrantes centroamericanos que respuestas para ellos, la caravana reanudará su marcha. Ante la incertidumbre de qué será de ellos una vez concluya el viacrucis, los migrantes recogen de nuevo sus pertenencias con destino incierto.
Alrededor de 1.200 personas se sumaron a este recorrido que se realiza anualmente desde al año 2010, una cifra que superó la esperada, pues habitualmente la asistencia ronda los 300 migrantes.