Los emigrantes tendrán también un papel específico en este sentido de cambiar la mentalidad de que el Estado es el enemigo
Uno de los muchos efectos positivos que tiene la migración de colombianos al mundo entero es el incremento del capital social o creencia en que los ciudadanos pueden lograr que existan mejores gobiernos. Esta es una de las conclusiones a las que hemos llegado en el proyecto sobre migración Colombia en el mundo, que venimos adelantando hace 10 años entre la Universidad Nacional de Bogotá y la Universidad de Salamanca en España.
Precisamente en la más reciente etapa logramos entrevistar a varios embajadores y diplomáticos de Colombia y a más de 20 inmigrantes en diversos países europeos. En todas las experiencias hay un factor común sobre ese capital social: los colombianos están fascinados con la manera en la que los habitantes de este continente obedecen las normas por el bien común y no por las sanciones. A pesar de que esta comprobación va acompañada de un pensamiento negativo sobre nuestra sociedad por tener una costumbre contraria a esa, casi todos manifiestan que en el retorno a Colombia se comportan de una manera diferente a raíz de ello.
Se trata no sólo de creer en la ley sino incluso de confiar con moderación en la política. A pesar de que en este momento hay gran escepticismo en Europa por diversos motivos, El capital social en estos países es muy superior al nuestro.
En estos tiempos en los cuales la migración dejó de ser un viaje de sólo ida y paso a convertirse más bien en una circularidad permanente, no es sólo dinero lo que pueden llevar los emigrantes a Colombia a través del envío de remesas o la consecución de pequeños capitales.
Los emigrantes colombianos han visto un mundo diferente en casi todos los países industrializados a los que se han ido a vivir, la mayoría de ellos democracias viejas o recientes pero exitosas, en los que no se pierde el sentido de lo público en medio de las crisis.
En esta nueva etapa de la vida política colombiana, con todas sus posibilidades y dificultades, los emigrantes tendrán también un papel específico en este sentido de cambiar la mentalidad de que el Estado es el enemigo. Ahora saben qué es un gran aliado de la sociedad. Y aunque esos emigrantes no retornen, a través de las redes van a transmitir a sus familiares y amigos esa percepción. Esto ya puede comprobarse incluso revisando los mensajes que se envían los emigrantes en sus grupos. Haga el intento y verá que a pesar de que ellos tendrían que estar un poco disgustados por haber tenido que dejar el país, son mucho más optimistas y menos cáusticos que quienes nos quedamos a vivir en Colombia y permanentemente estamos enviando mensajes masivos de decepción, e incluso en los propios medios de comunicación los pocos que tenemos acceso a ellos.