Un par de datos para que nos pongamos en contexto con un país que adoro con el alma y que además conozco muy bien. Son 32 estados y 2446 municipios (de los cuales he pisado 29 y casi mil ciudades en estos 10 años) es la 15 economía del mundo, la segunda en América Latina, solamente superada y no por mucho, por Brasil (que tiene casi 100 millones de personas más). Son aproximadamente 120 millones de habitantes de los cuales están casi la mitad en la pobreza, pero tiene también una persona en el  top 10 de los más ricos del mundo y por lo menos 15 en el listado Forbes. Sin contar que nuevamente el presidente Peña Nieto, (que publicó en el 2014 un patrimonio de 3.3 millones de dólares) ya entró en la lista de los más influyentes del mundo (Forbes 2018), entre otras por que la evolución de su riqueza, sumado al número de personas a las que impacta le alcanzó de sobra para estar en tan codiciada lista. Está claro que afectó mucho su gestión el ingreso a la Casa Blanca de Donald Trump, salvo ese imprevisto, quiero dar dos pequeñas claridades del Presidente Peña: i) Nadie puede asegurar que es un corrupto, pero cuenta un 70% de desaprobación de su gestión, entre otras por que llevó a México al honroso puesto 135 de los 180 evaluados en percepción de corrupción (Incluso peor que Colombia y Brasil que ya es mucho decir) y además generó una creciente desesperanza en lo público (también una creciente bonanza en su patrimonio) que pienso, suma como indicador de su sexenio ii) Independientemente de su fortuna, que no tiene por que importarnos, también aumentaron las cifras de pobreza, y obviamente los ingresos de los que no lo son, dejándolo como el presidente con peores resultados en la historia de mi adorado México del alma.

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Cada que visito Chiapas, que está en el sur, pero no es del PRI su gobernador, (a diferencia de sus vecinos del sur; Campeche, Oaxaca o Tabasco que sí lo son), noto el abandono absoluto. A finales de abril estuve en el foro del Consejo Coordinador Empresarial de Chiapas, que preside el arquitecto David Zamora y escuché una expresión que me ubicó inmediatamente “Los estados del norte son de primer mundo, los del medio piensan y los del sur soñamos” significando que por allá no llega lo que al resto del país sí, por no ser del partido del presidente. A pesar de todo, nadie podrá parar el desarrollo de uno de los países más millonarios del universo, que con todos sacando, se mantiene como una de las economías de mayor prosperidad del mundo. A escaso un mes de elegir el presidente del próximo sexenio, pienso que se necesita capacidad técnica para por fin sacar la casta azteca y demostrar con lujo de detalles por que es el mejor país del mundo. En Colombia votamos en primera vuelta el domingo pasado, apenas es mitad de semana y ya parece una guerra entre dos bandos. México lo hará este primero de julio, y ya todos me dicen que ganó Andrés Manuel López Obrador. Falta un mes y ya tiene presidente. Yo no tengo nada contra él, por el contrario me parece una persona perseverante y de gran talante, es más, candidatos del Morena– Coalición: Juntos haremos historia, como el Licenciado Carlos Morales en Tuxtla Gutiérrez, entre otros, son absolutamente honorables y se beneficiaría más que ellos, las ciudades y regiones a las que aspiran en caso de ganar, pero me identifico mucho más con las propuestas de Ricardo Anaya, con las que estoy seguro que México podría entrar al selecto grupo de los 10 del mundo y por las que tendrían que reflexionar un poco más los aún indecisos. México será el mejor país del mundo, de eso no me cabe la menor duda, pero depende mucho de lo que pase el domingo primero de julio, no sólo se elige al presidente, son 128 senadores, 500 diputados federales, 8 gobernadores, casi 1600 alcaldes y casi 1000 diputados locales, entre otros, mejor dicho, se juega la vida y un pequeño brote de inconciencia acaba con todo. Confío en México.

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