De la escasez de efectivo y la crisis económica en el país vecino, el presidente Nicolás Maduro acusó a los gobiernos de Donald Trump y de Europa. Anunció que renegociará la deuda, que asciende a los 130.000 millones de dólares, según Cepal.
Venezuela no puede pagar sus deudas. El presidente Nicolás Maduro lo reconoció y advirtió que entre el Estado y la empresa Petróleos de Venezuela, Pdvsa, reestructurarán el pago a sus acreedores. La deuda exterior del país vecino asciende a los 130.000 millones de dólares que intenta transar con bonos, pero el gobierno de Estados Unidos, que lo presiona para que recupere la senda democrática, lo sancionó en agosto pasado, prohibiéndole negociar con títulos de deuda estatales y acciones de la Pdvsa.
Esto es, las medidas de represalia comercial impuestas por el gobierno de Donald Trump ya empiezan a surtir efecto y la forma en que Maduro sorteaba sus compromisos pecuniarios ya no sirve. En busca de estrategias para superar este escollo, Maduro anunció que renegociaría la deuda, lo que ha llevado a que analistas presagien una caída en picada de la nación petrolera. De paso, encargó de esa reestructuración al vicepresidente Tareck el Aissami, quien fue sancionado por EE. UU., país en el que hay un gran número de tenedores de bonos, por lo que estos no podrán negociar con el Aissami.
La Comisión Económica para América Latina y el Caribe, Cepal, indicó que Venezuela es el segundo país de América Latina más endeudado, detrás de México. Según la organización, a Venezuela solo le quedan 10.000 millones de dólares en su haber. Esto, sumado a la caída de los precios del petróleo (que representa el 96% de las exportaciones venezolanas) y a la baja producción del hidrocarburo en ese país, que está en menos de dos millones de barriles diarios, según la Opep -Organización de Países Exportadores de Petróleo-, cuando en 2009 estaba por encima de los tres millones, refleja el sombrío panorama de la situación financiera de Venezuela.
El campo está subutilizado y en muchos casos en desuso, por lo que los alimentos son importados, los apagones son constantes, la inseguridad aumenta con cada día que pasa, no hay medicamentos, tampoco dinero para comprar, el salario mínimo no supera los 160 mil pesos colombianos y la moneda, el bolívar, no vale más que una décima parte de un centavo de dólar.
El Aissami, quien calificó de histórica, soberana y digna la decisión de Maduro de intentar reestructurar la deuda, convocó para este 13 de noviembre a una reunión en Caracas a los tenedores de bonos del Gobierno y de la estatal Pdvsa, para renegociar las condiciones de la deuda externa. Allí les garantizará, según indicó, que pagará los 1.200 millones de dólares por concepto de capital e intereses que debía abonar este jueves pasado, de los más de 3.500 millones de dólares de deuda que el Estado venezolano debía liquidar entre octubre y noviembre.
“El cierre económico está poniendo en jaque al régimen bolivariano. Se veía venir”, señaló Catalina Cano Arango, especialista en Mediación de Conflicto de la Universidad Católica de Córdoba, Argentina, y docente de Derecho Internacional de la Universidad Autónoma Latinoamericana.
“Lo que podría suceder en próximos días, es que los acreedores se apoderen del petróleo (el único ingreso que le queda a Venezuela) como garantía de pago y que ese país sea excluido de los mercados internacionales de deuda”, agregó Cano Arango.
La inflación del país de Chávez y Maduro ascendió al 50.6 %. El dato es de la firma Econométrica, que suple con alguna rigurosidad la falta de cifras que debería entregar el Banco Central. “Técnicamente es una hiperinflación”, aclaró Henkel García, director de Econométrica. Explicó que el problema de Venezuela no es solo de pago de deuda sino de modelo económico. “Chávez recibió la deuda por 25 mil millones de dólares que hoy se eleva a más de 130.000 millones de dólares. Los problemas de Venezuela se agravarán si no se alcanza una reestructuración exitosa. Las posibilidades de éxito de la estrategia de Maduro son pocas”, advirtió García.
“Venezuela emite dinero descontroladamente. Se redujo el ingreso por concepto de petróleo y se anunció el quinto aumento del salario mínimo en 2017, aumento no genuino sino nominal, con el que no se puede comprar productos”, destacó el economista José Guerra, presidente de la Comisión de Finanzas del Parlamento venezolano.
“El dólar paralelo es la moneda que ahora se mueve en Venezuela. El camino que sigue es al abismo, al barranco, porque no se está resolviendo el problema de fondo que es la inflación. Y de remate, esta semana Maduro anunció la circulación de un billete de 100.000 bolívares, el de más alta denominación”, puntualizó Guerra.
Por su parte, el analista venezolano Carlos Rangel pidió a los dirigentes de su país “cambiar el circulo vicioso que llevó a Venezuela a su situación actual”. Agregó que la promesa del romanticismo socialista ha lavado cerebros desde mediados del siglo XIX, “lo que destruye el concepto de república, disparado por un modelo populista muy tentador, cuya retórica irrealizable alude a refundar la república”.
El profesor Gustavo Adolfo Soto Marín, especialista en estudios políticos y profesor de la facultad de Derecho de la Universidad de Antioquia, mencionó que en el caso de China, Rusia e India, el país vecino les paga la deuda con petróleo.
“China es uno de los principales acreedores de Venezuela, pero ellos confían en que Maduro mantendrá sus obligaciones de pago de la deuda a pesar del anuncio de reestructuración debida a la crisis económica. Es igual con Rusia e India, que no dejan de sentir preocupación”, añadió Soto Marín.
En ese sentido, la oficina de Asuntos Exteriores, en cabeza de Hua Chunying, dijo este fin de semana que la cooperación se mantiene entre instituciones financieras de China y Venezuela sobre las bases de igualdad, beneficio mutuo y desarrollo común y que por ahora todos los proyectos funcionan correctamente.
El jefe de la bancada opositora en el Parlamento, el diputado Stalin González, fue enfático al anunciar en las últimas horas que esa entidad no reconocerá ninguna refinanciación y reestructuración de la deuda externa del país si esta no se somete antes al debate y la aprobación del Legislativo, un poder que no es reconocido por el Gobierno de Nicolás Maduro.
González recordó que según la Constitución vigente, solamente la Asamblea Nacional (Parlamento), es la que puede aprobar dicha reestructuración de la deuda.
“Es una decisión de interés nacional y el país necesita saber lo que se va a hacer con la deuda, cómo se destina el gasto, cómo son los pagos, para que no sigan hipotecando el futuro de los ciudadanos y diezmando los recursos naturales y las reservas de oro del país”, aseguró González.