Para el artista antioqueño Félix Ángel “el arte no es escapismo”, sino que es una disciplina que ayuda a entender, entre muchas otras cosas, lo sublime y lo terrenal. Por eso, el periódico EL MUNDO y la Fundación Ángel- Gómez lanzan el Concurso de ensayo histórico- crítico para pensar en el arte de Medellín y los 50 años de su primera bienal.
En 1968, Medellín le apostó a un evento de arte para todos los ciudadanos. 90.000 personas pasaron por la Universidad de Antioquia para no perderse la primera Bienal Iberoamericana de Pintura de Coltejer, un espacio en el que participaron 93 artistas, 56 extranjeros y 37 colombianos, con 180 obras.
La idea surgió de Leonel Estrada, artista caldense considerado por muchos como el impulsor del arte en Medellín durante la mitad del siglo XX. Estrada fue convocado por Rodrigo Uribe Echavarría, presidente de Coltejer de aquellos años, quien quería abrir un espacio con resonancia internacional para el arte.
Debido a la buena acogida del evento en su primera edición, durante los años 1970 y 1972 se realizaron la segunda y tercera versión de la bienal, estas vez bajo el nombre de Bienal de Arte de Coltejer, un nombre más amplio para incluir no solo a la pintura, sino también a expresiones artísticas como el performance y el happening.
Gracias a estas bienales, artistas y curadores del mundo pusieron a Medellín bajo el radar del arte. Destacados curadores como Jean Clarence Lambert, Gillo Dorfles, Jasia Reichardt y Brian O’Doherty fueron algunos de los que hicieron presencia en los eventos como jurados.
Sin embargo, posterior a 1972, Coltejer no pudo sostener los costos que representaba realizar este evento, por lo que tomó la decisión de suspenderlo y, lo que fue un espacio representativo para el arte y la cultura de Medellín, desapareció.
A este respecto, el artista antioqueño Félix Ángel, señala que la Bienal fue muy importante, no solo como evento artístico, sino también porque identificó a la ciudad en el corto plazo “como un referente internacional del arte”. Sin embargo, el artista también enfatiza que, a largo plazo, el encuentro no “consiguió afianzarse como en Venecia y Sao Paulo”.
Por esto, el periódico EL MUNDO y la Fundación Ángel- Gómez lanzan el Concurso de ensayo histórico – crítico con motivo de los 50 años de la primera Bienal en Medellín, una oportunidad para mirar, desde una postura crítica, la historia del arte en la ciudad.
Ángel señala que ha pasado medio siglo sin que la sociedad analice el contexto en el que surgió esta apuesta por el arte, sin preguntarse por el impacto de dichos eventos en la ciudad y sin reconocer las lecciones que dejó: “El concurso es una oportunidad para revisar la documentación existente, evaluar interrogantes, y determinar la relevancia que tuvo con la perspectiva que permite medio siglo de distancia, tiempo durante el cual se desperdiciaron muchas oportunidades”, puntualiza.
Los interesados podrán participar en el concurso con un ensayo no mayor a 5.000 caracteres, que demuestre originalidad en su enfoque, solidez en su investigación y conclusión, y calidad en la escritura. Igualmente, los concursantes deben enviar sus textos, con fecha límite del 31 de agosto, al correo concursodeensayo@elmundo.com, o a las instalaciones del periódico.
Para Félix Ángel, aún hay esfuerzos importantes que deben hacer las entidades encargadas de educar, proteger y difundir el arte. En parte, el artista señala que se trata de falta de voluntad política, pues los presupuestos destinados para el arte y la cultura son recursos que, en realidad “están dirigidos a subsidiar programas sociales de corte asistencialista, que no ayudan a sacar a la gente de la pobreza, pero que generan votos y aplausos”.
En parte, Ángel también achaca algo de la responsabilidad en un amplio sector de la comunidad cultural “que carece de liderazgo y, dócil y pasivamente, se han puesto a merced de la burocracia político- institucional”.
Así, Félix Ángel plantea que, ante todo, hay que hacer veeduría y reconocer si las instituciones cumplen o no con su labor. Romper y sacudir el panorama del arte desde la crítica y la interpretación, revisar la historia y reflexionar sobre las lecciones aprendidas.
“Eso no solo amerita un concurso, sino un verdadero estudio a fondo de la situación”, enfatiza Félix Ángel.