La decisión que tomó la primera ministra británica hace casi dos meses, de convocar a elecciones anticipadas, no le salió como esperaba. Tendrá que formar gobierno mediante alianzas.
A Theresa May le pasó lo mismo que al presidente colombiano, Juan Manuel Santos, con el plebiscito por el Acuerdo de Paz. Ambos líderes convocaron a elecciones en medio de polémicas. Sin embargo, lo hicieron para ganar la legitimidad en sus decisiones futuras con resultados adversos. Apoyada en las encuestas, May esperaba salir victoriosa en las elecciones del pasado jueves, 8 de junio, y así lograr la mayoría absoluta en el Parlamento. La actual jefe del Gobierno británico quería salir reforzada para ganar el apoyo de sus ciudadanos y de la oposición para salir reforzada en las negociaciones del “brexit” con la Unión Europea (UE).
A pesar de la legalidad de su puesto, su legitimidad estaba en duda. Por eso, el principal objetivo de las elecciones del pasado jueves era obtener esa legitimidad y sacarle ventaja a la oposición.
May, que llegó al poder después de la dimisión de David Cameron, es la primera ministra británica electa sin haber pasado por unos comicios. Las condiciones hacían pensar que los resultados serían favorables para los conservadores. La división dentro de su principal rival, el Partido Laborista, por ejemplo, influyó en la decisión que May hizo pública el pasado 18 de abril, de adelantar las elecciones generales, confiada en que podía sumar más de los 330 escaños que tenían hasta mayo.
Sin embargo, resultó peor el remedio que la enfermedad. Lo que sucedió el jueves significó un fuerte revés para los “tories” que no se veía desde hace 16 años.
A pesar de lograr matener la jefatura de Gobierno y de ocupar la mayoría de escaños, los conservadores no lograron los necesarios para formar gobierno. Los “tories” necesitaban 326 escaños para ejercer el poder sin tener que consultarlo con la oposición, pero solo adquirieron 318 de ellos.
Por su parte, el Partido Laborista, liderado por Jeremy Corbyn, adquirió 262 escaños, sumando 32 más de los que tenía previamente.
Así las cosas, May no podrá gobernar sola. Tendrá que formar una coalición de gobierno con la oposición, encabezada por los laboristas, que serán los encargados de frenar las decisiones que May intente realizar.
Ante este inesperado escenario político, May contará con el apoyo del Partido Democrático Unionista de Irlanda del Norte (DUP, por sus siglas en inglés), que obtuvo diez escaños. Los conservadores formarán una coalición con ese partido.
May tendrá un margen de maniobrabilidad reducido en las negociaciones con Bruselas, que empezarán, según el calendario, el próximo 19 de junio. En una declaración ante la puerta de Downing Street, la política aseguró que su gobierno aportará "certeza" en un momento "crítico" para el Reino Unido, pero con el respaldo de "nuestros amigos y aliados del Partido Democrático Unionista (DUP)".
May explicó que las dos formaciones han disfrutado de una “fuerte relación durante años, lo que le da la confianza para seguir trabajando por el interés del país. Esto nos permitirá unirnos como país y canalizar nuestras energías hacia un acuerdo exitoso del ‘brexit’ que funcione para todos en este país, asegurando una nueva asociación con la UE que garantice nuestra prosperidad a largo plazo”.
Añadió que "este Gobierno guiará al país en estas conversaciones cruciales del ‘brexit’ que empezarán en diez días y cumplirá la voluntad del pueblo británico de sacar al Reino Unido de la UE".
Los laboristas aprovecharon la conyuntura para lanzar sus dardos contra May. Corbyn pidió la inmediata dimisión de la jefe de Gobierno al considerar que su liderazgo era escaso en un momento crucial para el futuro del Reino Unido y su relación con Europa.
“La primera ministra convocó estos comicios porque quería un mandato. Lo que ha obtenido es una pérdida de asientos para los conservadores, una pérdida de votos y una pérdida de confianza", dijo Corbyn.
Las elecciones del pasado jueves se dieron a menos de un mes de haber activado el artículo 50 del Tratado de Lisboa, que inicia el proceso formal de la UE con respecto a la retirada de un país miembro.
Al tener que formar una coalición, May no tendrá la misma fuerza para negociar con la Unión Europea la salida del Reino Unido, uno de los asuntos más delicados en la agenda europea.
Por lo tanto, es posible que las negociaciones sobre el ‘brexit’ con la UE demoren más de lo previsto, ya que ningún partido obtuvo la mayoría absoluta.
Desde la campaña, May fue enfática en afirmar que el Reino Unido necesitaba un Gobierno “fuerte y estable”, algo que, evidententemente, no logró.
La sociedad británica gracias al “brexit”, además, quedó profundamente dividida. Con solo 2 puntos de diferencia, la mayoría de los británicos votaron por no continuar en la Unión Europea.
Para Juan Camilo Velandia, docente y politólogo de la Universidad de la Sabana, a pesar de que los laboristas y los liberales se opusieron al “brexit” y son favorables a la integración, no podrán desconocer los resultados de este proceso y colaborarán con el gobierno de May para sacar adelante las negociaciones.
“Los conservadores dejaron todo al azar. Se confiaron de las encuestas. Ella no tenía que convocar elecciones anticipadas, ya que podía esperar a las regulares y gobernar sin problemas. Pero su afán de ganar más apoyo para negociar con Bruselas la impulsó al llamado de las elecciones”, explicó Velandia.
El experto añadió que al gobierno le tocó negociar con los unionistas norirlandeses para tener cierto nivel de respaldo en las decisiones que tomará.
“Básicamente va a haber muchos más filtros e impedimentos para negociar con lo que ella quería. El Reino Unido no saldrá con tantas prerrogativas. ¿Qué va a pasar ahora? Seguramente ella (May) va a tener muchos más impedimentos, y en medio de estas negociaciones puede que la salida no sea tan traumática, pero tampoco con tanta facilidad”, reflexionó Velandia.
May tratará de establecer una estrategia industrial moderna, regular la economía y mantener impuestos bajos.
“Ella quiere una nueva economía apartada de los países de la costa del mar Mediterráneo, que están en la bancarrota y que han recibido un apoyo económico fuerte de la UE. Los laboristas van a estar allí para contrarestar cualquier idea radical que se le ocurra. Ella ha sido sido una mujer muy laxa, por lo menos así lo ha demostrado ante la opinión pública. Si bien obtuvo la mayoría de escaños aquí, como hablan los británicos, vamos a ver un ‘brexit’ suave”, concluyó Velandia.
El fundamentalismo islamista golpeó en los últimos meses a la isla de Gran Bretaña. En tres meses, se han presentado tres atentados: dos en Londres y uno en Manchester.
Este último, que se presentó el 22 de mayo al final del concierto de la cantante estadounidense Ariana Grande, causó la muerte de al menos 22 personas e hirió a otras 56, siendo el atentado más mortífero desde los atentados de Londres del 2005. Esta semana, un carro arroyó a los transeúntes que estaban en el emblemático London Bridge, hecho en el que murieron siete personas.
Para Velandia, el terrorismo pudo influenciar las elecciones al demostrar que las políticas de seguridad de May no estaban funcionando a pesar del slogan del partido: fuertes y estables. “Es una constante. Es algo que se verifica y se ha comprobado que cada vez que en países occidentales de la Unión Europea ocurren atentados terroristas, sin duda esos ataques ejercen presión sobre el electorado”, explicó Velandia.
La motivación de los atentados está vinculada con una amalgama de objetivos políticos de los radicales que apuntan a condicionar a los electores, ya que los terroristas ganan con cualquiera de los resultados.
Su poder se basa en crear incertidumbre sobre los partidos políticos y generar un ambiente de caos y desorden. Para Juan David García, politólogo y experto en Relaciones Internacionales de la Universidad Pontificia Bolivariana (UPB) a los electores los pudo haber condicionado estos ataques, pero no radicalmente.
“Yo no diría que los atentados condicionaron los resultados de una manera tan radical. Si fuera así, uno pensaría que los conservadores se hubieran impuesto en mayoría absoluta en esas elecciones, puesto que suelen tener políticas más asociadas con la seguridad”, señaló García.
Durante las siete semanas de campaña, la política “tory” fue criticada por la debilidad de su discurso, por unas promesas en materia de asistencia social muy cuestionadas, y por no haber participado en un debate televisivo con otros partidos.
La reacción de May contra el terrorismo fue visto por la sociedad británica como laxa y débil. Para Velandia, la respuesta de la actual primera ministra contra los actos terroristas no fue la adecuada, y el hecho de que se presentaran tres atentados en tres meses dio la sensación de vulnerabilidad ante el terrorismo. “Esto también permitió que la oposición le lanzara los dardos a su discurso, puesto que no mantuvo coherencia ni pie de fuerza. Ahora su discurso, un poco tarde, sí va enfocado a la seguridad. Lo mismo hizo con el ‘brexit’. Hace un año ella estaba en contra de la salida del Reino Unido de la UE. Ahora, quiso buscar una coalición para tener más fuerza en las negociaciones con Bruselas. En otras palabras, no es coherente con su discurso”, explicó el docente.
“También se recuerda que fue una de las personas que más duro le dio a la fuerza pública británica. Desmanteló en 20.000 hombres la institución porque decía que no eran necesarios. El discurso que dio después de ganar las elecciones demostró que será más rígida en materia de seguridad, ya que dijo que va reprimir la ideología islamista y le va a dar a la Policía los poderes que necesita para mantener el país. Su reacción se interpretó como tardía y eso se lo cobraron ”, enfatizó Velandia.
El SNP obtuvo 35 escaños. O sea, perdió 19. Las elecciones británicas eran una oportunidad para que el nacionalismo escocés midiera sus fuerzas con mira a un posible referendo de salida.
Los escoceses, que ya realizaron en el 2015 un referendo para separarse del Reino Unido, en el que eligieron quedarse, han buscado, de la mano de los nacionalistas, convocar a uno nuevo para separar el país del Reino.
La pérdida de escaños significó un retroceso significativo en su objetivo independentista. Con menos puestos, tendrán menos influencia para imponer su agenda en el Parlamento británico.
El retroceso electoral de los nacionalistas escoceses, por lo tanto, cuestiona la promesa de la ministra principal, Nicola Sturgeon, de convocar un segundo plebiscito sobre la escisión de la región del Reino Unido hacia 2019, cuando ya se conocerán los términos de la retirada británica de la UE.
En pocas palabras, los esococes no quieren que se convoque otro referendo, o al menos ese es el mensaje que dieron en las elecciones.
Liderados por Nicola Sturgeon, el impulso que lograron obtener en el 2015 no les alcanzó para dos años después.
Una de las responsables que esto pasara es la política conservadora escocesa Ruth Davidson. Ella encabeza a los “tories” escoceses, que obtuvieron la mayoría de votos en Escocia.
Davidson, un mujer procedente de la clase obrera, ofreció un discurso en contra de la convocatoria a un segundo referendo escocés. Logró obtener trece escaños para los conservadores, con respecto a uno en las pasadas elecciones, del 2015.
Para el profesor García, “sin duda alguna es un retroceso para los que quieren una Esococia independiete. Los escaños que tengan en el parlamento son claves para imponer la agenda escocesa. Si se pierde representación, se pierde influencia y se terminan aplazando los puntos más importantes.
En el primer discurso que dio, después de conocerse los resultados, Corbyn le sugirió a May que renunciara a su cargo. Sin embargo, la respuesta de May fue hacer lo contrario. No tiene intención de dimitir.
Durante la noche electoral, en un discurso en el que aceptó la renovación de su escaño por la circunscripción de Maidenhead, en el sur de Inglaterra, May ya sugirió la posibilidad de intentar gobernar a pesar de no contar con mayoría absoluta.
Lo que pasará es que habrá que llegar a pactos parlamentarios, siempre con May como líder. Ella, como líder conservadora y primera ministra en funciones, ha indicado que planea formar un Gobierno en minoría apuntalado por un acuerdo en principio con los diez diputados del Partido Democrático Unionista de Irlanda del Norte.
“Ella no renunciará. No le conviene ni a ella ni a su partido. Por eso, ella quedará en el cargo a pesar de las arremetidas de sus contrincantes”, afirmó García.
Asimismo, May gobernará con el mismo gabinete. La jefa del Ejecutivo británico anunció que mantendrá en sus puestos a los principales ministros de su equipo, entre ellos Boris Johnson y Amber Rudd, que seguirán al frente de las carteras de Exteriores e Interior, respectivamente, confirmó este viernes Downing Street.
Además de Johnson y Rudd, la líder conservadora mantendrá también en sus posiciones al titular de Economía, Philip Hammond; el de Defensa, Michael Fallon, y al ministro para la salida del Reino Unido de la Unión Europea, o “brexit”, David Davis. Con ellos, afrontará a los laboristas en el Parlamento.