Regaña a sus aliados de la Otan y establece una disidencia sobre la protección al medio ambiente
Huyendo de la situación caótica creada para su administración por la serie de escándalos y aclaraciones que agravan más de lo que esclarecen, Trump acomete un periplo que incluye enfrentar una serie de problemas y situaciones para las cuales no está preparado. El resultado puede resumirse así: Por una parte, apoya implícitamente las violaciones de los derechos humanos cometidas por Arabia Saudita e Israel (no haciendo referencia alguna a la opresión medieval y el apartheid reinante en cada uno, ni a las respectivas agresiones contra los yemenitas y los palestinos, las cuales apoya además con las entregas de armamento más grandes del mundo) y los envalentona apoyándolos con una imprudente (y desastrosa para la paz en el MO) profundización de las tensiones con Irán (destruyendo lo que pacientemente con el trabajo de muchos años construyeron el gobierno de Obama y sus aliados) en forma que puede precipitar una conflagración pavorosa en la región. Por otra regaña a sus aliados de la Otan y establece una disidencia sobre la protección al medio ambiente con sus aliados de G7, para no hablar de cómo replicó la patanería con la Sra. Merkel en Washington empujando a empellones al primer ministro de Montenegro (comportamientos naturales si se considera que el electorado de Montana elige a un político republicano que la víspera tumbó a golpes a un periodista porque le pregunto sobre Health Care). Típicamente contradictorio a la Trump, incluyendo una trumpada al mundo en el sentido literal de sus recursos ecológicos.
Si bien uno se puede sorprender cuando Noam Chomsky afirma que el grupo político más peligroso de la historia son los republicanos de derecha (la base política de Trump), entiende que no es una exageración si considera las implicaciones en materia de calentamiento global que tendrá el que USA torpedee el acuerdo de limitación de emisiones logrado en Paris. Una de las contradicciones del proceso de globalización es que los desarrollos institucionales siguen a paso de tortuga las vertiginosas transformaciones que tienen lugar en las estructuras productiva, tecnológica y financiera de la economía global. Con el agravante de que lo que ya es difícil a nivel doméstico (poner de acuerdo a agentes para lograr un acuerdo sobre un mecanismo que modere la contaminación) es casi imposible a nivel internacional pues los problemas de coordinación para lograr el acuerdo y de implementación para imponer su cumplimiento son de extrema complejidad. Con dos agravantes: 1) estos problemas caracterizados por lo que los economistas llaman externalidades y bienes públicos globales no pueden ser atacados sino en forma colectiva que incluya a todos los afectados, ya que una solución que involucre solo algunos es totalmente inefectiva e ineficiente; 2) en casos como el del medio ambiente se dan incentivos perversos para quien no asuma los costos de entrar al acuerdo pero se beneficie de los esfuerzos de otros (lo que los economistas llaman free riding, en criollo ir de gorra).
Como resulta claro, el acuerdo de París está bien caracterizado por estas nociones, y el retiro de un agente del peso e importancia de USA seria devastador para el esquema pues además invitaría a otros a beneficiarse de los esfuerzos sin participar en ellos. Si además consideramos las consecuencias del calentamiento global en ascensos del nivel de aguas oceánicas, en trastornos climáticos que incluyen tempestades y sequias que destruyen los medio de vida de multitudes; en las implicaciones económicas y sociales de estos procesos las cuales afectan especialmente a los más incapaces de protegerse (Bangladés uno de los países más pobres del mundo desaparecería); en los problemas de seguridad que estas transformaciones geográficas y la falta de agua y de alimentos generan, incluyendo migraciones masivas que hacen aparecer las actuales del medio oriente como cuentos de hadas; etc., entiende que quien torpedee los esfuerzos por reducir el calentamiento global (además con argumentos tan vilmente deshonestos como dudar la conexión entre contaminación industrial y calentamiento global o dudar el calentamiento mismo, en burla descarada de toda la ciencia relevante) es realmente el grupo político más peligroso de la historia.