La búsqueda del submarino no cesa y se concentra ahora entre los 200 y los 1.000 metros de profundidad en la zona en la que se comunicó por última vez, en el Golfo San Jorge, a 432 kilómetros de la costa patagónica argentina.
Tras diez días de la desaparición del submarino ARA "San Juan" en el Atlántico, la Armada argentina sigue sin tener "ningún tipo de indicio" de su paradero ni de sus 44 tripulantes y teme que la búsqueda se complique por el deterioro previsto de las condiciones meteorológicas a partir del domingo.
"Todavía estamos en una etapa de esperanza y desesperanza. No vamos a hacer suposiciones ni conjeturas, nos tenemos que guiar por indicios firmes. Estamos abocados para tratar de localizar al submarino", aseguró este sábado el portavoz de la Armada, Enrique Balbi, al brindar el parte oficial a la prensa en Buenos Aires.
Según apuntó, siguen sin tener ningún tipo de indicio sobre la ubicación del submarino ya que, aunque la meteorología les ha estado "favoreciendo" en los últimos días, la zona es demasiado amplia y el medio, "hostil".
Este sábado, todavía los vientos son regulares y las olas no superan los tres metros, aunque, advirtió, a partir del domingo, "van a empezar a complicarse" y posiblemente "vaya disminuyendo la eficacia del barrido".
Al operativo están abocadas unas 4.000 personas y decenas de equipos marítimos y aéreos, nacionales y procedentes de trece países, entre ellos, los que se incorporaron el viernes: un buque de la Armada de Brasil y un dispositivo sumergible de la Marina de Rusia.
En este momento, hay siete buques de diferentes nacionalidades desplegados en la zona "mapeando" el mar con sondas para tratar de detectar el submarino.
Balbi dijo que se prevé que esta noche pueda zarpar hacia el área de operaciones el buque Sophie Siem, de la petrolera chilena Sipetrol, cuya cubierta ha sido modificada estos días para llevar a bordo un minisubmarino de Estados Unidos que puede descender hasta los 600 metros de profundidad.
También anunció que, a principios de diciembre, llegará al país el barco de exploración científica ruso "Yantar", que cuenta con "equipamientos de alta tecnología de inspección subaqua (subacuática)" y puede efectuar búsquedas a profundidades de hasta 6.000 metros.
La llegada de nuevas unidades no logra acabar con la angustia de los familiares, quien el jueves fueron golpeados con una mala noticia: el 15 de noviembre, en la zona de la desaparición, equipos de Estados Unidos registraron "ruidos", mientras que la organización de control de pruebas nucleares de la ONU identificó un evento "consistente con una explosión".
Balbi volvió a insistir este sábado en que no hay ningún indicio de que este incidente fuese resultado de un "ataque externo" y señaló que el San Juan no cuenta con torpedos de combate, por lo que "hay que descartar" que lo provocase el armamento propio.
La esperanza de encontrar a los submarinistas pende de un hilo pero se mantiene gracias al apoyo y el cariño permanente de ciudadanos anónimos de todo el país, como se pudo ver este sábado en la base de Mar del Plata, a donde debía haber llegado el submarino el pasado lunes y donde permanecen alojados varios allegados.
Hasta allí llegaron este mediodía alrededor de 500 personas envueltas en banderas argentinas y comenzaron a entonar el himno nacional, aplaudir al unísono y gritar "¡presentes!", en honor a los 44 tripulantes.
Algunos de los familiares salieron del edificio, visiblemente emocionados, y se acercaron a los allí presentes, que les demostraron su cariño con palabras de ánimo y abrazos.
Además, cientos de carteles con mensajes de apoyo, fotografías, banderas y flores ocupan 200 metros de valla en la base naval desde el pasado fin de semana, y en estos días, se han convocado rezos, movilizaciones y hasta peregrinajes en solidaridad con las familias.
La desaparición del submarino ha comenzado a traer consecuencias, ya que este viernes fuentes oficiales informaron que el Gobierno de Mauricio Macri inició una investigación dentro de la Armada por no haberle brindado datos en "tiempo y forma", aunque el propio mandatario se mostró precavido en una comparecencia e instó a esperar antes de "buscar culpables".
Además, este sábado trascendió que el jefe de la base marplatense, Gabriel González, a quien rodeaba la polémica después de que el padre de uno de los tripulantes afirmara que ya le había dado el pésame por su hijo, solicitó su "pase a retiro" hace tres días.