La Red de Escuelas de Música de Medellín realizó un homenaje a la obra del compositor antioqueño Blas Emilio Atehortúa, uno de los principales compositores colombianos con una variada obra que estará “siempre vigente”, según aseveró Jorge Hernán Arango.
La voz del maestro Blass Emilio Atehortúa resuena en el teatro de la Universidad de Medellín: pausada, cansada, sabia. Agradece a la Red de Escuelas de Música de Medellín y a los asistentes al homenaje que le realiza la Orquesta Sinfónica Juvenil, integrada por 80 jóvenes.
Cuando el maestro calla, los violines vibran e inicia la Obertura festiva, Op. 181, obra compuesta por el maestro en 1994 y dirigida por Juan Pablo Noreña. El homenaje sigue con el Concierto para flauta y orquesta de Jacques Iber y culmina con la Sinfonía Nº 8, en Fa mayor, Op. 93 de Ludwig van Beethoven.
El 14 de agosto la Red de Escuelas de Música rindió un homenaje a la vida y obra del compositor antioqueño, uno de los principales exponentes de la música en Colombia.
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Jorge Hernán Arango, director del Ensamble Vocal de Medellín y alumno del maestro, apuntó que Blas Emilio Atehortúa dejó una huella muy importante, “es un compositor reconocido en todo el mundo que nunca olvidó las raíces colombianas. Su obra siempre estará vigente, es un referente y ejemplo a seguir por los grandes compositores colombianos”.
Arango señaló que su técnica está definida entre los grandes compositores del siglo XX. Ha recibido reconocimientos internacionales como la condecoración Cruz de Oficial de la orden del Mérito Civil española, la Medalla Conmemorativa del Primer Centenario del natalicio de Bela Bartok XX y el primer premio en el III Concurso Internacional de Composición Joven Orquesta Nacional de España.
Se desempeñó como compositor, director de orquesta y académico. Posee un amplio repertorio de cantatas, elegías, música instrumental, obra coral, música de cámara, entre otras. El director de la Red, Juan Fernando Giraldo, lo calificó como el principal compositor vivo que tiene Colombia y destacó que su obra no se encasilla en un único estilo.
“El maestro Blas Emilio es una figura fundamental en la música del siglo XX, no sólo en Colombia y Latinoamérica, sino en el mundo. Pudo aprender y compartir con grandes maestros como Oliver Olivier Messiaen, Alberto Ginastera, Aaron Copland, Luigi Nono”, explicó Giraldo, aunque precisó que su principal influencia es Bela Bártok, además de Ginastera.
El director señaló que la importancia del maestro radica en que “construye su obra a partir de elementos locales y los hace universales. Es un maestro que ha logrado poner a Colombia en el mundo”.
“La obra de él se constituye a partir de elementos que se utilizaron en la música del siglo XX: atonalidades, exploración profunda del ritmo a la manera de maestros como Aaron Copland, Igor Stravinski, esos elementos hacen que se sitúe su obra en un plano contemporáneo”, especificó Giraldo
Paralelamente a su trabajo de compositor, ha colaborado en diversas ocasiones como director de orquesta en Latinoamérica y Estados Unidos, destacándose en Colombia la Orquesta Sinfónica de Colombia y la Orquesta Filarmónica de Bogotá.
Dentro de sus obras que han sido publicadas se encuentran Fantasía Concertante, para piano y orquesta de vientos Op.103 (1985); Concierto para oboe y orquesta de vientos Op. 90 (1982) y Preludio, variaciones y presto alucinante para piano (1997).
Aunque el compositor está retirado, el maestro anunció en el evento la composición de la Sinfonía dramática sombras Op. 247 en voz de mesosoprano, voz de contralto, voz de barítono, un actor dramático, coro de hombros adultos, coro de niños y orquesta sinfónica. Explicó que recientemente la terminó y está dedicada a la Universidad de Antioquia y a la Red de Escuelas de Música de Medellín.