Macron, más de lo mismo: neoliberalismo

Autor: Guillermo Maya Muñoz
12 junio de 2017 - 12:03 AM

Estas políticas de Macron son la continuidad heredada del llamado “socialismo neoliberal” de

El joven y nuevo presidente de Francia, Emmanuel Macron, un desconocido electoral en la escena política francesa -sin ser un advenedizo ni anti-sistema- obtuvo una victoria reducida con 20.8 millones de votos (43%) frente a 47.5 millones del censo electoral, aunque con un amplio margen frente a la candidata xenofóbica y neofascista Marine Le Pen.

¿Cómo fue posible que el Partido Socialista no llegara a la segunda ronda electoral y tuviera que conformarse con apoyar a Macron? El partido Socialista (Francia), el partido Demócrata (EEUU), y el partido Laborista (Inglaterra) adoptaron las políticas neoliberales y se alinearan con los intereses financieros globales, mientras flexibilizaban los mercados laborales, imponían la austeridad fiscal, y sus bancos centrales se concentraban en la lucha contra la inflación, y todo a costa de un más alta desigualdad de ingreso y de riqueza.

Lea: Brexit, derrota al neoliberalismo

El resultado político de esta traición a sus bases electorales ha sido el repudio de los trabajadores a sus candidatos, que encontraron en plataformas nacionalistas, pero xenófobas, las respuestas a sus ansiedades.

¿Quién es Macron? Egresado de la legendaria ENA (Escuela Nacional de Administración), una institución pública, que ha formado gran parte de la tecnocracia y dirigencia francesa (“la nobleza estatal”), se convirtió en banquero de Rothschild & Cie Banque, desde 2008, una de las casas bancarias mas antiguas del mundo, por recomendación del economista Jacques Attali, presidente de la comisión que lleva su mismo nombre para la liberalización del crecimiento, y que fue instalada por el entonces presidente Nicolas Sarkozy en 2007, y de la que también hizo parte Macron.

Macron, como consecuencia de sus logros en fusiones y adquisiciones empresariales, fue conocido como el Mozart de las finanzas. Los operadores políticos no tardarían en seducirlo para la política, primero como consejero y luego como ministro de Economía del gobierno de François Hollande. 

Por su parte, Thomas Piketty llegó a decir que Macron, debido a su pasado y a sus propuestas como candidato de su partido ¡En Marcha!, es “la Europa del pasado”, criticándolo fuertemente, antes de la primera vuelta de las elecciones francesas, por querer abolir el impuesto a la riqueza para todas las grandes herencias financieras, agregando que Macron hará grandes regalos a los banqueros y los portafolios financieros (www.lepoint.fr, febrero 19-2017).

El plan económico macronista es de corte neoliberal combinado con promesas a los sectores populares, que quedaran en el limbo: Reducir del gasto público en 60.000 millones de euros para 2022, pasando del 55% del PIB al 52%; reducir los empleos estatales en 120.000 al no reemplazar a los funcionarios jubilados; lograr un déficit fiscal inferior al 3% del PIB, de conformidad con los requisitos de la UE; disminuir el impuesto de las empresas del 33% al 25%, la Inversión financiera se excluye del impuesto a la riqueza, y se mantienen las exenciones fiscales sobre los salarios; extender las prestaciones de desempleo a empresarios, agricultores, autónomos y aquellos que renuncian voluntariamente; mantener la edad de jubilación y las pensiones intactas; un estímulo de 50.000 millones de euros durante cinco años para la formación de los desempleados y la transición hacia una economía verde; y negociar un presupuesto para la eurozona y un programa de inversiones con Alemania.

Por otro lado, el objetivo central de Macron es flexibilizar el mercado laboral, mientras Francia tiene una tasa de desempleo del 10%, y un desempleo juvenil del 25%, para recomponer la competitividad de la economía sobre los bajos salarios y la precariedad salarial: “Francia debe restablecer su credibilidad mediante la reforma del mercado de trabajo” (Interview with Emmanuel Macron, Der Spiegel, 03-17-2017).

Estas políticas de Macron son la continuidad heredada del llamado “socialismo neoliberal” de Mitterand, bajo la asesoría entre otros de Attali, quien cambió sus políticas keynesianas de demanda y ofertas marxista por políticas neoconservadoras basadas en la desinflación competitiva, para contener los salarios, fomentar las exportaciones, enmarcada en una política de austeridad fiscal y privatizaciones de empresas estatales.

La parte mas difícil de sus promesas sobre el marco fiscal de la Eurozona es que sean aceptadas por Alemania. Ángela Merkel ha rechazado las propuestas de Macron al respecto: "No veo por qué - como una prioridad - debemos cambiar nuestra política” (Merkel rules out eased eurozone spending rules to help Macron, ft.com, may 8-2017). Francia perdió el liderato europeo hace rato, ahora se tiene que conformar con la hegemonía alemana, la pesadilla francesa. 

Lea también: el dominio de las finanzas

 

La victoria de Macron, que logró agrupar la derecha neoliberal -no tiene ideología sino intereses- y la izquierda con el grito “viene el lobo”, calmó las ansiedades del proyecto europeo neoliberal germánico. Las elites todavía pueden respirar tranquilas, pero tal vez no por mucho tiempo, si las políticas económicas francesas continúan por el mismo camino del fracaso. El lobo neofascista es paciente.
 

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