En Portafolio (digital) se vio el siguiente titular (21 abril 2018): “Colombia lidera grupo internacional de trabajo contra la corrupción en Venezuela”, y luego dice: “El objetivo es sumar esfuerzos para perseguir los recursos que la corrupción les quita a los ciudadanos venezolanos”.

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Eso es lo que se llama luz de la calle y oscuridad de la casa. Colombia está invadida por la plaga de la corrupción, al punto que uno ya no sabe si hay, por casualidad, algún ente del Estado que sea honesto y transparente. ¿Cuántos recursos ha quitado la corrupción a los colombianos? Francamente suena ridículo eso de que estemos participando, por noble que sea la tarea, en esfuerzos contra la corrupción en otro país, cuando primero hay que tener autoridad moral para salir a perseguir delincuentes en otra nación. Lo propio poco se hace aquí eficazmente. Hay que demostrar hechos contundentes y sostenidos. Se debe estar en capacidad de decir: yo le ayudo porque yo sé de eso. Se prefiere ir a armar parafernalia por fuera mientras la vista gorda acá parece que impera. Y si no, entre otros, Odebrecht, cartel de la toga, Santrich ¿no fueron casos que nos mandaron las autoridades de Estados Unidos porque aquí “nada sabíamos” de ellos? Santos como que no sabe qué más torpezas hacer y decir dentro de su programa de despedida, programa que, a propósito, incluye visitas al exterior para que le rindan honores, como pasó en Alemania, Hungría y España a principios de este mes de mayo. ¡Ah! ¿para eso es que hay que vender otro 10% de Ecopetrol porque cada viaje de esos no es barato?

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Según Anif, la economía ilegal en Colombia equivale al 2% del PIB, lo que es realmente alto. Bajo el rubro “remesas” del exterior (los montos que envían a sus familias los colombianos que trabajan en el exterior), ingresan también dineros del narcotráfico, fenómeno que fue claro en los años 80, hasta el punto de que el Banco de la República acumuló reservas que no se compadecían con los flujos de productos exportados y la diferencia radicaba en eso: plata ilegal que se lavaba vía remesas. Ese hecho habrá de ser manejado muy cuidadosamente por la junta del Banco de la República, pues distorsiona la realidad y afectaría la tasa de cambio en detrimento de los exportadores legales del país.

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Hay cifras que aisladamente se van dando por parte de funcionarios del gobierno, pero al ponerlas juntas no cuadran. Tenemos el caso de los aportes a salud que deben hacer los pensionados, aportes que son del 12% del ingreso, cuando quienes trabajan ponen solo el 4%. Es, pues, 8% de más que Santos en su campaña reeleccionista de 2014 ofreció eliminar y, como ya llevaba 4 años en el gobierno, debía saber muy bien si podía o no hacer sinceramente esa oferta. Parece que no fue así porque ahora dice que “no hay plata para sustituir ese 8% que no se cobraría a los pensionados”. Es decir, mintió, cosa que ya es “normal” en él.

Además, se ha dicho oficialmente que las pensiones le cuestan al Estado 40 billones de pesos, pero, por otra parte, hace poco el súbdito minHacienda dijo que esa rebaja del 8% representaba 2 billones de pesos.

Veamos esas cifras. Si las pensiones le valen al gobierno 40 billones de pesos, entonces el 8% de rebaja en el aporte a salud de los pensionados equivaldría a 3,2 billones de pesos y no a 2 billones. ¿No sabrá el ministro Cárdenas sacarle el 8% a 40? O será que ¿eso es lo que se llama “manipular” cifras? Ahora bien, supongamos que Cárdenas sí tiene un profundo conocimiento de las finanzas públicas y, por tanto, la cifra que sí sería cierta es la de los 2 billones de pesos, entonces ello quiere decir que las pensiones le cuestan al Estado 25 billones de pesos y no 40 como se ha cacareado para asustar.

Ejemplos por el estilo hay varios y la conclusión es que cuando Santos se vaya (¡por fin!) empezarán a salir datos, cuentas, saldos, etc. que enlodarán el ejercicio del nuevo presidente.

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P.S.- Sería una bendición si el próximo domingo, en primera vuelta, sale elegido Iván Duque M. Dios lo quiera.