Los “negativos ciertos”

Autor: Tomás Castrillón Oberndorfer
25 noviembre de 2017 - 12:06 AM

Las actuaciones de los ministros y tantos órganos de control como las “asustadorías” y las superintendencias, pueden mostrar entre sus actuaciones innumerables hechos “NEGATIVOS CIERTOS”.

En este escrito, se entiende que lo contrario de FALSO es CIERTO, y también que lo contrario de POSITIVO es NEGATIVO.

En los últimos años, con justificación cierta, se emprendió por parte del mamertismo nacional e internacional, una campaña de descrédito contra las fuerzas militares denominada como: los FALSOS POSITIVOS. Hay que tener en cuenta que entre las víctimas habría que reconocer que: “No son todos los que están, ni están todos los que son”, y además que se recurrió, en mucha parte, a la fabricación de FALSOS testigos.

Pero llama mucho la atención que, al mismo tiempo, no se haya desarrollado una campaña, DE INVESTIGACIÓN Y SANCIÓN sobre los que se han denominada como los NEGATIVOS CIERTOS, que abundan en los últimos años

Lea también: Hasta la justicia se corrompió

Existen muchos acontecimientos de toda índole CIERTAMENTE NEGATIVOS que no requieren la búsqueda de testigos, porque son abiertamente evidentes. Desgraciadamente muchos vienen orquestados “de arriba”.

“De arriba” también, vino un manejo NEGATIVO CIERTO en las relaciones internacionales, resultando en premios y distinciones de dudosa autoridad moral, que buscaba la glorificación personal del Primer Mandatario. A propósito de algunos “grados honoris causa”, que otorgan algunas universidades, viene a la memoria el siguiente cuento: Resulta que un individuo de la “nueva clase emergente” (Mafia, Juanito) quería que su hijo estudiara, y se graduara, en una de estas universidades. Al ser informado que el formulario de inscripción costaba mil dólares, decidió enviar un millón de dólares. A vuelta de correo recibió el Grado para su hijo. “El que entendió, entendió”.

CIERTAMENTE, la doble elección del actual Primer Mandatario, parece haber estado infestada de inversiones de dudosa procedencia, como se ha ido revelando últimamente. También ha sido un proceso lento pero seguro, el de la infestación mamertista de todos los estamentos de los tres pilares del Estado: Ejecutivo, Legislativo y Judicial, que ciertamente ha sido aprovechado cínicamente “desde arriba”.

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Siguiendo con estos hechos CIERTOS y nefastos, estarían todas las concesiones que se le dieron a las Farc, en el falsamente denominado Proceso de Paz. Y no puede dejar de ser más CIERTA la NEGATIVA de reconocer el resultado del Plebiscito.

El proceso de corrupción, abiertamente descarado, cohonestado en buena parte por el usuario por excelencia: el Congreso, y denominado como la repartición de mermelada, es otro NEGATIVO CIERTO.

Las actuaciones de los ministros y tantos órganos de control como las “asustadorías” y las superintendencias, pueden mostrar entre sus actuaciones innumerables hechos “NEGATIVOS CIERTOS”.

Los procesos de elección de los magistrados de las cortes, y de los rectores de instituciones de control (Fiscalía, Procuraduría, etc.) han sido influenciados “desde arriba”, de una manera manifiestamente CIERTA, con los resultados evidentemente NEGATIVOS, como ha empezado a revelarse últimamente.

También, parece ser que “de arriba” vino la persecución CIERTA, contra columnistas importantes que osaron manifestarse en contra de algunas actuaciones del Gobierno. Lo mismo ocurrió contra candidatos en potencia que aspiraban a la primera magistratura.

Las razones de espacio no permiten extenderse a hechos NEGATIVOS CIERTOS, aparentemente apartes de la politiquería, como en el desarrollo de proyectos de infraestructura, que ciertamente abundan: A nivel nacional debe recordarse a Reficar y a nivel local debe seguirse el desarrollo de la planta PTAR de las EPM, para citar tan solo dos.

A todas estas, cuando la Nación se ahoga en corrupción (Proceso NEGATIVO CIERTO), parodiando al Chapulín Colorado: “¿Quién podrá defendernos?”.

Solamente la reacción de la Comunidad, utilizando, mientras aún pueda, la herramienta de la democracia por excelencia: el Voto.

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