Los tejidos de Mesopotamia que llegarán a Milán

Autor: Daniel Grajales Tabares
18 abril de 2017 - 12:00 AM

La diseñadora chocoana Cléiner Cabadías fue invitada con sus obras a dos de las ferias más destacadas de moda de Europa. Su apuesta es por revivir la artesanía, mezclar culturas locales y contar una historia de superación. Espera llevar sus creaciones a la Feria de Florencia (Italia) el 14 de junio, y en septiembre al Milán Fashion Week (a realizarse del 21 al 26).

Medellín

Cléiner Cabadías es una mujer morena, con rasgos indígenas y la alegría que los pueblos afrocolombianos en la sonrisa, un contraste de colores, de texturas, como su cabello rizado y su falda de cuero. Esa es precisamente la clase de moda que quiere hacer: una que “combine varias etnias, varias razas del país, como lo emberá con lo cuna, pero también las telas que han hecho los blancos de Colombia con el tejido ancestral, con las molas”, dice la creadora, quien a los 13 años fue desplazada de su tierra, de Mesopotamia, un corregimiento de Bojayá, donde la violencia llegó para hacer que su familia saliera.

 

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18 horas de camino dice haber trochado a pie entre la selva, con sus padres, hermanos y unos cuantos enceres. Entre los muchos para elegir, doña Teresa, su mamá, cargó una máquina de coser Singer, la cual se convertiría en el arma más valiosa para contar una historia de lucha, de esas que millones de mujeres del país relatan cada amanecer, para luchar por sus hijos, para sacar adelante a sus familias.

 

“Llegamos a Quibdó (Chocó) desplazados de la violencia. Mis padres eran campesinos, mi madre era la modista del pueblo, y sabía coser. Esa esperanza la mantuvo mi madre, decía: ‘la costura nos va a ayudar a no tener días de hambre’. Trabajó en casas de familia, a hacer empanadas, pancitos, a trabajar en casas, y la acompañábamos en el proceso. Me empezó a gustar la modistería, recuerdo que en el colegio les hacía blusas a las compañeras del colegio, con eso podía comer algo en los recreos”, relata Cléiner Cabadías.  

 

Entonces, sus tejidos y arreglos las llevaron a que el Chocó citadino las reconociera: “El voz a voz se va regando, esa fue la ola que nos trajo hasta el momento en que estamos. Todo el mundo reconocía la calidad del trabajo”.

 

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El colorido de los indígenas “llama mucho mi atención, quiero mostrar lo indígena con lo afro. Tomar una tela normal y la pintamos con la diversidad de la flora y fauna del Chocó. Trabajo con madres abuelas, con su arte, su trabajo a mano, con retazos”.

 

Después de ello, su primera pasarela tuvo lugar en Medellín, gracias a la apuesta de Yilmar Gómez, quien con su agencia de modelos Afromodels llevó a la vida una idea de una “pasarela afro”, según cuenta Cléiner “fue la primera vez en que mis prendas salieron en un periódico, ahí encontré la fuerza para soñar, para ahora soñar en Milán”.

 

De acuerdo con Indira Palacios Rodríguez (quien hace 18 años vive en Italia), curadora de la obra de Cléiner, el sueño de las grandes pasarelas comenzó en el 2016, cuando exhibió sus diseños en el Bogotá Fashion Week, donde participó en la pasarela Somos color, organizada por la Unidad para la Atención y Reparación de las Víctimas y Henkel.

 

“Ahora estamos tocando las puertas para ir a Italia, ya tenemos las invitaciones, pero estamos buscando la manera de hacerlas realidad, porque requerimos apoyos. Es un gran logro para ella, pero también para todas las personas que tienen un sueño en Colombia”, precisa Palacios Rodríguez.

 

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Su propósito es ir a la Feria de Florencia (Italia) el 14 de junio, donde fue invitada a tener su propia pasarela, y en septiembre esperan presentar sus piezas en el Milán Fashion Week (a realizarse del 21 al 26).

 

“Las casas de moda están buscando las raíces que se han ido perdiendo y eso es lo que yo creo, mis raíces, las comparto, pero también historias de vida, formas de vivir. Es volver a lo natural, lo artesanal, para llevarlo a las pasarelas del mundo, para que vean nuestra riqueza inmensa”, concluye Cléiner.

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