La experta Laura Bedoya recorre las calles de las ciudades de la mano de tangos que cantan a pregoneros, o sea vendedores ambulantes
Hoy, bandoneón, nuestro oficio será empeñarnos en escuchar las voces de la ciudad, porque esta tiene un lenguaje que es preciso leer. He seleccionado al pregonero con su grito característico ya que ha sido parte de la vida de los pueblos y de la calle.
Me parece verlo desempeñando uno de los oficios más antiguos, anunciando los edictos del rey, más adelante, las noticias policiales , la venta de frutas o el cambio de objetos, como en el cuento de Aladino; “Cambio lámparas nuevas por lámparas viejas”.
Según la RAE la palabra pregón “ Viene del latín praeconium. Promulgación o publicación que en voz alta se hace en los sitios públicos de algo que conviene que todos sepan.”
Quisiera abordar la presencia de los pregones en el tango y para ello debo remitirme al proceso migratorio que se vio en el Uruguay y en la Argentina.
Pues bien, hasta allí llegó una población procedente de Europa, y también del Medio Oriente-aunque en un bajo porcentaje- pero a la vez, se articuló con el desplazamiento del campo a la ciudad de un grupo humano bien importante.
Aunque ambos países estaban empeñados en recibir toda esa masa poblacional, el desborde del número de migrantes no permitió las mejores condiciones de vida. Entonces brotaron dramas y sucesos que influyeron en las artes y en las letras. También surgió el sub-empleo, y es este el sitio en el que se ubica el oficio del pregonero, aquí el sujeto trabaja por la supervivencia.
Y no fue ajeno para Alberto Vacarezza un comediante argentino, todo este lenguaje que estaba vistiendo la ciudad y dio a conocer un trabajo sobre los pregones de Buenos Aires, al cual he llegado por la interpretación de Jorge Sobral y del que quiero pasar algunos apuntes:
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“Tendida en la orilla del más grande y fuerte de todos los ríos que surcan la tierra estás Buenos Aires.
Está Buenos Aires, la grande, la plana, la antigua y moderna…
Los sordos candombes en loca balumba, de nuevo tronaron la carga guerrera:
Chuqui chú, chuqui chú, ja já
Un tango carancuntango, un tango carancunté,
Dame un besito morena, ahola que nadie nos ve…
Con paso cansino un árabe triste pregona su dejo:
Vende peinetas, jabón, tirabuzón, cortaplumas, agua florida”
Han sido muchos los pregones cantados en distintos tangos, como El Canillita , que habla del niño que vende prensa y quien recibió su nombre del dramaturgo uruguayo Florencio Sánchez, por tener sus piernas delgadas como canillas, también está la mujer que ofrece flores, el vendedor de yuyos ,el de calandrias, de ilusiones, y de cachivaches .
Para concluir con las voces anónimas y desamparadas de la calle que se han colado en las casas a contar hechos de ciudad y que hoy algunas entraron en el silencio, recuerdo estos versos del tango Chiquilín de Bachín de Horacio Ferrer:
Chiquilín,
dame un ramo de voz,
así salgo a vender
mis vergüenzas en flor.
Baléame con tres rosas
que duelan a cuenta
del hambre que no te entendí,
Chiquilín.