Los niños y niñas pidieron a los líderes mundiales que se les tuviera en cuenta en la toma de decisiones, especialmente en aquellas que afectan a las próximas generaciones.
Con motivo del Día del Niño, centenares de menores "tomaron" la ONU y celebraron una singular sesión, en la que los diplomáticos quedaron relegados a mero público mientras ellos ocupaban los asientos centrales y la tribuna. Desde allí, pidieron a los líderes mundiales que se les tuviera en cuenta en la toma de decisiones, especialmente en aquellas que afectan a las próximas generaciones.
Conscientes de que sus aspiraciones podían caer en saco roto, el joven actor Jaden Michael colocó en la sala un pupitre blanco, parecido al que usan los diplomáticos, pero que en lugar de llevar el nombre de un Estado miembro, rezaba: "La voz del mañana".
Michael pidió ayuda al secretario general de la ONU, Antonio Guterres, para lograr que el monumento se quede para siempre en la ONU, y conseguir así que "cuando los líderes mundiales tomen decisiones, en lugar de pensar en cómo afectan a los adultos, miren este asiento y piensen en cómo afectarán a los niños del futuro". Guterres, que inauguró el evento, entonó el "mea culpa" al reconocer que los adultos les "están fallando" a los niños, especialmente a aquellos que "corren peligro" y viven en campos de refugiados, sufren hambruna o no pueden ir a la escuela.
"El futuro del planeta es vuestro, pero no hay que olvidar que vuestro futuro está en nuestras manos, y no existe responsabilidad mayor ni tarea más importante que ésta", afirmó. La actriz hispanobritánica Dafne Keen, de doce años y conocida por su papel en la serie "The refugees", compartió tribuna con una joven de República Centroafricana, Graciela Eisie, de 16 años, que fue niña soldado y sufrió abusos por parte de sus captores.
Keen señaló que en su última película, "Logan", había dado vida a una niña a la que obligan a ir a la guerra y "a la que los adultos usaban como herramienta para llevar a cabo sus propios objetivos", algo que le pareció "violento, egoísta y muy destructivo". Eisie, que sufrió esta experiencia en la vida real, explicó que, tras quedarse huérfana, decidió emprender un viaje a la capital de su país en busca de una vida mejor, pero durante la travesía un grupo armado la raptó y la convirtió en una soldado más del grupo.
Tras dos años cautiva, la joven de 16 años escapó y ahora ha vuelto a la escuela, que combina con su activismo en favor de los niños huérfanos y las niñas víctimas de abusos sexuales. "Les pedimos que apoyen a los niños que, como Graciela, han sufrido tanto, y que los lleven de vuelta a un mundo lleno de esperanza", pidió Keen a los representantes diplomáticos. También subieron a la tribuna dos refugiados, Basel y Nanse, de doce y once años, que tras huir de la guerra en Siria recalaron en Canadá y Estados Unidos respectivamente.
Ambos detallaron sus exitosos procesos de acogida, y Basel aseguró que pese a sentirse muy a gusto en su nuevo hogar y ser "un orgulloso canadiense sirio", no se olvida de los seis millones de niños sirios que no corrieron su suerte y siguen "en peligro". "Los líderes mundiales deben parar las guerras para centrarse ya en la educación. Tenemos que educar al mayor número de niños posible porque ellos serán los líderes del mañana", destacó Basel.
La joven actriz Millie Bobby Brown, conocida por su papel en "Stranger Things", tampoco faltó a la cita y, por medio de un vídeo, animó a todos los niños a "alzar" sus voces para "luchar" por sus derechos y conseguir así desarrollar su "máximo potencial". La "toma" de la ONU llegó hasta la rueda de prensa diaria de la Secretaría General, donde una activista sudafricana de tan solo catorce años, Lathitha Beyle, compartió funciones con el portavoz de la ONU.
Beyle aprovechó su atril para alertar de que "pese al progreso económico" que vive Occidente, "uno de cada doce niños en todo el mundo vive en países donde los índices de pobreza extrema, exclusión escolar y muertes violentas son ahora peores que hace 20 años".