La representación regional en el gabinete ha sido injusta con algunas regiones, entre ellas Antioquia
Los anuncios del presidente electo sobre las personas que integrarán su primer equipo de gobierno producen sensaciones encontradas. A mí me ha sucedido. Son personas preparadas para las labores que van a desempeñar, intachables en su comportamiento y obedecen a una paritaria representación de género, que es de justicia. Las dudas provienen de otras características de los nombrados: representan en su inmensa mayoría a sectores del gran capital, varios han estado vinculados o han representado a poderosos gremios económicos del país. Definitivamente es el posicionamiento de la más refinada plutocracia, que al decir de la Real Academia es la “situación en la que los ricos ejercen su preponderancia en el Gobierno del Estado”. Ni más, ni menos. En un país tan inequitativo, sería imperdonable que el accionar del Gobierno estuviere dirigido a favorecer a los poderosos y a cargarle el peso de la financiación del Estado a la clase media.
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La representación regional en el gabinete ha sido injusta con algunas regiones, entre ellas Antioquia, la mayor aportante en el triunfo del doctor Duque Márquez. Juan Pablo Uribe, ministro designado de Salud, si bien nació en Medellín, desde niño vive en Bogotá y lo digo sin desconocer sus altísimas cualidades personales y profesionales. Otra maltrecha es la representación política de los nombrados, pues algunos son uribistas triple A, lo cual está bien, ya que son los ganadores y tienen todo el derecho a gobernar, pero otros sectores políticos resultan excluidos de la dirección del Estado. Al hacer esta observación sobre la representación política debo advertir que es bueno sopesar si es conveniente entregar representación política o no, con el tiempo esta circunstancia tendrá peso cuando se pretenda pasar por el Congreso las grandes reformas y los proyectos de ley o reforma constitucional que el Ejecutivo someta al Legislativo. Por eso sospecho que es un gabinete de corto plazo, que va a requerir retoques más adelante para poder obtener gobernabilidad.
Conozco al nuevo canciller, doctor Carlos Holmes Trujillo, del que tengo un altísimo concepto. Es prudente, culto, serio y se puede afirmar que las relaciones internacionales quedan en manos de persona experta. Compartí curul en el Congreso con Nancy Patricia Gutiérrez, seguramente por el sectarismo político de ambos no fuimos buenos colegas, pero es dedicada, estudiosa y apasionada en lo que hace y cree.
Este es un análisis de las expectativas y representaciones del gabinete, resta esperar que pase el tiempo, ocupen los cargos e inicien sus actividades, para poder evaluar las actuaciones del equipo de gobierno. Solo hasta entonces se podrá realizar una evaluación objetiva.
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Para bien de Colombia, resta decirles al nuevo presidente y a sus inmediatos colaboradores que buen viento y buena mar.