Hace pocas décadas habría sido imposible entre nosotros un debate tranquilo y argumentado sobre ciencia y religión. Pero ello ocurrió recientemente cuando Richard Dawkins, ateo militante, sostuvo tres animadas e ilustradas conversaciones con el distinguido teólogo Gerardo Remolina en las ciudades de Bogotá, Medellín y Cartagena. El primero solo acepta el conocimiento basado en la razón y la evidencia, en tanto que el segundo afirma que la experiencia religiosa está fuera de la razón y obedece a la intuición y el sentimiento.

Dawkins es un biólogo evolucionista de fama mundial que acepta la selección natural como base para la teoría de la evolución desarrollada por Darwin y Wallace, pero la explica por medio de nuestra dotación genética, desconocida en su momento por estos dos científicos ingleses. Ha escrito numerosos libros entre los que se destacan El gen egoísta y El fenotipo extendido. Por su parte, el sacerdote jesuita Gerardo Remolina es un humanista, teólogo y Doctor en Filosofía de la Pontificia Universidad Gregoriana, de Roma. Es autor del libro Karl Jaspers en el diálogo de la fe, traductor de la obra de Bernard J. Lonergan presentada en Método en Teología y editor de tres publicaciones del Equipo Jesuita Latinoamericano de Reflexión Filosófica, una organización cofundada por él mismo.

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Numerosos investigadores de Medellín fueron invitados a una charla que sostendrían en el Parque Explora Dawkins y el reputado académico Moisés Wasserman en la tarde del pasado 5 de diciembre. A la entrada fueron sorprendidos con un estupendo obsequio que puso de presente la seriedad de los proyectados debates entre Dawkins y Remolina: un estuche que contenía dos obras decisivas para el diálogo, auspiciadas en bella edición por la Universidad de Medellín. Se trataba de El espejismo de Dios, correspondiente al primero, y Los fundamentos de una “ilusión” ¿Dios y la religión, ilusión o realidad? correspondiente al segundo.

La conversación entre Dawkins y Wasserman en aquella ocasión fue exclusivamente en inglés, tocó temas cruciales del diálogo proyectado en las tres ciudades y fue muy corta en razón de la extenuante visita de Dawkins. Como lamentablemente se debieron suprimir las preguntas del público asistente al auditorio del Parque Explora, este columnista quiere compartir con sus lectores las dos preguntas que pensaba plantear.

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La primera se refería a un importante libro de reciente aparición titulado The Evolution of Beauty (La evolución de la belleza) cuyo autor es Richard Prum, un gran avistador de aves. Sostiene Prum que la selección natural y la adaptación no explican todo acerca de la evolución y para sustentar su afirmación se dedicó al estudio de la ornamentación de las aves. Sostiene que la selección de machos por parte de las hembras se basa en la ornamentación de aquellos y que esa selección no está relacionada con la supervivencia del más apto. Esa decisión basada en la estética puede inclusive volver el macho más vulnerable ante los depredadores, como sería el caso del pavo real con su hermosa y voluminosa cola. Muy importante habría sido la respuesta de un evolucionista como Dawkins ante ese cuestionamiento.

La segunda pregunta se refería a las medicinas alternativas, combatidas acerbamente por Dawkins. Este columnista pudo presenciar hace muchos años en el Hospital Central de Pekín tres intervenciones quirúrgicas con anestesia acupuntural, relacionadas con bocio, apéndice y meniscos. Los pacientes tenían en su cuerpo muy pocas agujas, estaban plenamente conscientes y conversaron con los médicos e invitados durante sus respectivas operaciones. Una señora, intervenida por bocio, tenía el cuello muy ensangrentado y comía una manzana. Al salir del quirófano, el médico jefe del hospital nos comentó que en China se combina la medicina tradicional con la occidental y que se acepta que en algunos casos solo funcionaba la segunda. Agregó que no todo paciente podía someterse a cirugías con dicha anestesia.

Habría sido de interés preguntar a Dawkins por la explicación científica de los hechos narrados. También se sabe que en China se han practicado operaciones de corazón abierto solo con anestesia basada en agujas. En la actualidad, se suele emplear una estimulación mediante corrientes de baja intensidad que se transmiten por medio de las agujas.

Una tesis de maestría, cuya autora es María Fernanda Villate Numa, señala lo siguiente: “Las teorías en Occidente son primariamente basadas sobre la presunción de que la acupuntura induce señales en los nervios aferentes que modulan la respuesta de la transmisión espinal y la percepción del dolor en el cerebro. Se explica que la acupuntura actúa como desencadenante de señales nerviosas que bloquean la transmisión ascendente de los estímulos dolorosos, es decir, el impulso originado por la terapia acupuntural se comporta como un modulador de la puerta de entrada de los estímulos nociceptivos a nivel espinal.” (Ver https://tinyurl.com/AnestesiaAcupuntural).