Luego de 13 años de viaje por Saturno, la sonda Cassini navegó un espacio que había sido inexplorado por el ser humano, de 2.400 kilómetros de ancho, ubicado entre el planeta y el borde inferior de sus anillos.
La sonda espacial Cassini finalizó su extraordinario viaje de exploración de Saturno, sus anillos y las lunas que lo orbitan, tras efectuar su impacto programado en la atmósfera del planeta gaseoso.
La misión Cassini-Huygens, desarrollada por la Administración Nacional de la Aeronáutica y del Espacio (Nasa), la Agencia Espacial Europea (ESA) y la Agencia Espacial Italiana (ASI), “representó un formidable logro científico, tecnológico y humano”, afirmó Nicolas Altobelli, director científico de la ESA.
Según Altobelli, Cassini dejó inspirado al mundo científico con sus prodigiosas imágenes de Saturno, incluyendo la lección de humildad que dejan las vistas a lo largo de más de mil millones de kilómetros de distancia hasta el minúsculo punto azul que constituye nuestro planeta.
“Como es lógico, nos entristece que la misión acabe, pero también es el momento de celebrar este viaje pionero, que nos deja un rico legado de ciencia e ingeniería que allanará el camino para futuras misiones”, destacó el científico.
El 15 de octubre de 1997, la misión Cassini-Huygens inició al despegar en cohete desde Cabo Cañaveral (EE. UU.). Tenía el propósito de estudiar, principalmente, el sistema saturnino; no obstante, durante el viaje la sonda logró recolectar información del Sistema Solar Exterior, región espacial donde se ubican los demás gigantes gaseosos: Júpiter, Urano y Neptuno.
“Cassini es posiblemente una de las sondas más completas que ha diseñado la Nasa para la exploración planetaria”, destacó Pablo Cuartas, PhD en Astrofísica Planetaria y profesor de Astronomía en la UdeA.
Entre las características de Cassini se encontraban “un magnetómetro para medir el campo magnético de Saturno; un espectrógrafo en luz visible, luz infrarroja y cámara ultravioleta; también tenía aparatos que le permitían medir las partículas cargadas de plasma, iones y partículas neutras, además de medir las ondas de radio del planeta”, confirmó Cuartas.
Cuartas sostuvo que la sonda Cassini, tras entrar en la órbita de Saturno el 30 de junio del 2004, capturó por primera vez las imágenes en detalle de los anillos del planeta, “lo cual corresponde al mayor acercamiento de toda la misión”.
En las fotografías de los anillos de Saturno, cuya existencia fue confirmada por el científico Christian Huygens en 1659, “se observó el espacio existente entre cada uno y las diferentes densidades que lo constituyen, al igual que los diversos tamaños de sus partículas”, añadió Cuartas.
Las imágenes en ultravioleta capturadas por la sonda revelaron que gran parte de los anillos están conformados por partículas de polvo y de hielo, destacó el astrofísico.
Cassini localizó además lagos y mares de metano en el satélite Titán, lo que constituyó el único lugar conocido del Sistema Solar con líquido estable en su superficie.
Uno de los principales descubrimientos de toda la misión fue la detección de columnas heladas procedentes de fisuras en el hemisferio sur de Encélado, las cuales “mostraron actividad hidrotermal en el fondo del suelo marino, lo que indicaría que es uno de los lugares más prometedores para buscar vida fuera de la Tierra”, resaltó la Nasa en su sitio web.
De Cassini también se aprendió sobre la cordillera ecuatorial de la luna Japeto, que es conocida como la luna “Yin Yang” por la división de color negro y blanco que se observa en esta: “su parte oscura se debe a todo el polvo que recibe de otras lunas, son residuos; a diferencia de la parte blanca la cual permanece limpia. Lo anterior se produce, porque Japeto tiene un bloqueo gravitatorio”, detalló Cuartas.
Otros satélites estudiados según la Nasa fueron Hiperión, que parece una esponja gigante; Pan, con su forma de ravioli, y Mimas, “que nos recuerda a la Estrella de la Muerte de La Guerra de las Galaxias”.
Otro de los descubrimientos que dejó Cassini está relacionado con la información que se recopiló sobre las resonancias orbitales. “Donde quiera que hay resonancia hay música y ningún otro lugar en el sistema solar está más lleno de resonancias que Saturno”, señaló el astrofísico Matt Russo, investigador postdoctoral del Instituto Canadiense de Astrofísica Teórica (Cita) de la Universidad de Toronto.
Dichas emisiones de radio se comenzaron a detectar en abril de 2002, “cuando se encontraba a 374 millones de kilómetros del planeta, utilizando el instrumento de radio de Cassini y de ondas de plasma”, explicó la Nasa y añadió que estas fueron adaptadas por los ingenieros para que fueran audibles para el humano.
Los planificadores de misiones ya disponen de una nueva generación de exploradores de planetas océano, aunque por ahora va a ser Júpiter quien asuma el protagonismo.
La ESA está preparando el lanzamiento en 2022 de Juice, el orbitador de las lunas de hielo jovianas, que se centrará en el potencial de habitabilidad de sus grandes satélites acuáticos: Europa, Ganímedes y Calisto. Por otro lado, la Nasa planifica la misión Europa Clipper, también dedicada a sobrevolar Júpiter y del telescopio espacial James Webb en el 2019, el cual será el reemplazo de Hubble y con el que se espera obtener nueva información sobre el origen del universo.