Estamos frente a una realidad donde cualquier decisión tiene las mismas consecuencias: gastar cuarenta mil millones de pesos
El partido Liberal realizará dentro de ocho días una consulta al pueblo, para seleccionar su candidato a la Presidencia de la República. Consulta muy criticada por sus altos costos ?cuarenta mil millones de pesos? que resultan llamativamente escandalosos frente a las penurias económicas que sufre el país.
Las consultas son mecanismos derivados de la C.N. de 1991 con el propósito de institucionalizar y democratizar los partidos políticos y de transformar nuestra democracia de meramente representativa en efectivamente participativa como lo era hasta entonces. La intención del constituyente fue señalar una misma fecha para que todos los partidos consultaran a sus bases las decisiones importantes y pudieran seleccionar mediante ese mecanismo democrático sus candidatos a dignidades o corporaciones públicas. Loable intención.
Lea también: Consulta hipercostosa
En cumplimiento de esas normas la Registraduría del Estado Civil señaló que la fecha para las consultas sería el próximo 19 de los corrientes y varios partidos, entre ellos el Liberal y el Centro Democrático anunciaron que acudirían al sistema para seleccionar sus candidatos presidenciales. Pocos días después, el C.D. manifestó su intención de no acudir a la consulta y en su reemplazo buscar otros mecanismos de selección de su aspirante presidencial. El liberalismo persistió en la idea.
Hoy, a ocho días de ese evento, resulta imposible desmontarlo, pues los costos de impresión de tarjetones, nombramiento de funcionarios y demás erogaciones, ya fueron causados. Es decir, estamos frente a una realidad donde cualquier decisión tiene las mismas consecuencias: gastar cuarenta mil millones de pesos.
Lo realmente preocupante será el resultado final del evento. La participación ciudadana será escasa por múltiples razones, entre las que señalo: 1) A este tipo de elecciones generalmente acuden pocos electores. 2) La frialdad y apatía existente en el partido Liberal es ciertamente alta. 3) La publicidad y la convocatoria del partido y de los candidatos es realmente muy pobre y mucha gente desconoce la realización de la consulta. 4) La crisis de confianza sobre los partidos políticos es absolutamente notoria y el liberalismo no es la excepción.
Cuando la opinión pública comience, en ocho días, a confrontar el costo de la consulta con los resultados de los mismos, los señalamientos contra el liberalismo serán mayores.
Puede interesarle: Humberto de la Calle, una opción
Entiendo que resultó difícil llegar a un acuerdo entre los dos precandidatos inscritos, por las “fortalezas” disímiles que presentan en campaña: mientras Humberto de la Calle afinca sus posibilidades en un voto de opinión y en organizaciones sociales, Juan Fernando Cristo confía en la organización del partido y en la fuerza parlamentaria. Una encuesta como solución para no hacer consulta era a todas luces benéfica para Humberto de la Calle y por eso Cristo no se allanó a ella.
Pueda ser, como dicen nuestras abuelas, que al partido Liberal no le resulte más costoso el caldo que los huevos.