La mitad de los clubes que participan en la Liga profesional cuentan en su nómina con arqueros extranjeros. Preocupa la situación de los goleros nacionales, quienes están teniendo pocas oportunidades.
Colombia, otrora tierra de destacados y portentosos arqueros, está viviendo una etapa crítica. Ya no surgen goleros de calidad y en cantidad como décadas atrás y la problemática se evidencia cada día más.
En los años 90 y la década de 2000, los seleccionadores nacionales contaron con guardametas de primerísimo nivel y el problema radicaba en la escogencia del titular, debido a las bondades de cada uno de ellos. René Higuita asomó como un rebelde, que le dio un giro radical al puesto. Junto a él surgió Eduardo Niño, después irrumpieron Óscar Córdoba, Faryd Mondragón y Miguel Calero, al igual que José María Pazo y Juan Carlos Henao.
Sin embargo, esa “generación dorada del arco” ya no está más. Actualmente, la mitad de los equipos que compiten en la Primera División de nuestro país cuentan con arqueros extranjeros, cifra alarmante y que preocupa porque no se está dando el recambio necesario.
La Selección es el fiel reflejo de esta realidad: Está David Ospina, quien se codea con los mejores jugadores del mundo y es dueño incuestionable del pórtico nacional desde 2009.
Pero, ¿quiénes vienen detrás del Rey David? Camilo Vargas, mundialista, recién está retomando su mejor forma con el Deportivo Cali tras un año para el olvido con el Argentinos Juniors gaucho. Y luego están arqueros como David González, José Fernando Cuadrado y Róbinson Zapata, de 34, 31 y 38 años, respectivamente.
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Para Óscar Córdoba, uno de los arqueros más importantes de Colombia de todos los tiempos, el problema radica en las divisiones menores: “Los clubes no están haciendo el esfuerzo económico necesario en sus fuerzas básicas con entrenadores que tengan el conocimiento, la pedagogía y que estén capacitados para enseñarle a los niños. Para tener un muy buen equipo necesitamos ir preparando el producto de abajo. Un niño que llegue con malos fundamentos técnicos a la Primera División va a encontrar vacíos, que va a tener que sobrellevar e ir mejorándolos en plena carrera profesional”.
Córdoba descartó que los niños de ahora sólo piensen en ser delanteros: “Arqueros van a haber siempre, en gran cantidad, al igual que defensores y volantes. Siempre van a haber niños valientes que quieren ir al arco, lo que faltan son las personas indicadas que los guíen y les enseñen cuál es el camino correcto. Creo que por ahí va encaminada gran parte de la solución a esta problemática”.
“Colombia es un trampolín”
Jaime Barrientos, exarquero de clubes como Envigado, Medellín y Pereira considera que no se puede hablar de crisis de arqueros. En su concepto, el problema se centra en que “los empresarios han tomado mucha fuerza y a los dirigentes les está faltando mayor confianza en el producto que tienen. Hoy en día la liga colombiana es vista como un trampolín, para que el arquero extranjero juegue, y si rinde, pasa a un club más importante o directamente al fútbol internacional. No se trata de hablar mal de los extranjeros, al contrario, el sueño de todo jugador profesional es militar en el fútbol internacional. El tema es cómo potenciamos a nuestros arqueros jóvenes y que haya igualdad de condiciones, para que puedan surgir y sobresalir”.
Barrientos fundó en 2014 la escuela Cancerbero, en compañía de David Ospina, y los arqueros Bréiner Castillo y Andrés Saldarriaga, con el fin de aportar sus conocimientos a los jóvenes arqueros que tienen el anhelo de llegar hasta el fútbol de alta competencia: “Nuestro primer objetivo es formar. La escuela está abierta para personas de todas las edades, y lógicamente también queremos proyectar arqueros al fútbol profesional. Es una de nuestras metas”, redondeó.
Proyecto Guardametas FCF
A partir de mañana, Medellín será sede del primer microciclo de trabajos con diez jóvenes arqueros que militan en clubes profesionales y aficionados de Antioquia, en una idea naciente denominada Proyecto Guardametas FCF. La cabeza de esta idea, avalada por la Federación Colombiana de Fútbol, es José María Pazo, mundialista con la Selección en Estados Unidos 1994.
El exarquero de Junior y Medellín explicó porque nació esta iniciativa y cuáles son los propósitos: “Se dio por la preocupación mía y de varias personas, inquietos porque no vemos recambio. Vamos a zonificar el país por departamentos o regiones, con el fin de trabajar con jóvenes nacidos en los años 1999, 2000, 2001, 2002 y 2003, para enfatizar la parte técnica, entregarles conceptos y realizar un filtro con los más destacados para comenzar a proyectarlos y que cuando tengan la oportunidad de jugar en sus clubes o de integrar una Selección en cualquier categoría, tengan bases sólidas y puedan consolidarse”, aseguró Pazo.
“Nos exigen más”
El arquero de mayor proyección hoy por hoy en el fútbol colombiano es Jefersson Martínez, quien se viene consolidando como titular del Envigado.
El urabaense, de 23 años, entregó su concepto sobre la situación de los porteros nacionales: “Es triste ver que no confían en los arqueros colombianos, que no se les da tiempo para consolidarse, y ver que constantemente llegan extranjeros, ignorando el talento de acá. Al arquero nacional se le exige más y se le respalda menos. Estoy en un club que apuesta por los jugadores jóvenes, y tuve en Bréiner Castillo (exarquero del club, hoy en Huila) y Hugo Tuberquia (preparador de arqueros del Envigado) a dos maestros, que me han sabido aconsejar y aportar sus conocimientos”.
“Necesita más respaldo”
Óscar Pérez, director técnico de la selección Antioquia juvenil, aseguró que el arquero colombiano necesita mayor respaldo en su club de origen, para afianzarse y edificar una carrera positiva: “Hay que dedicarle tiempo a nuestros jóvenes arqueros porque nos vamos a llenar de extranjeros. Acá hay material, lastimosamente no se le da oportunidad a los jóvenes. Es complicado cuando llegan los arqueros que convoco a la selección Antioquia porque muchos de sus compañeros ya están debutando en el fútbol profesional y ellos aún ven lejana esa posibilidad. Sienten desmotivación y parte de nuestro trabajo como cuerpo técnico pasa por motivarlos y brindarles confianza”, aseguró Pérez.
López, el único antecedente
En los años 70 Colombia tenía en Pedro Zape a un arquero de mucho potencial, considerado incluso por muchos como el mejor de todos los tiempos. Sin embargo, no había recambio para el arco de la Selección, como ocurre ahora.
En 1977 Zape sufrió una lesión de clavícula, por lo cual el yugoslavo Blagoje Vidinic, entonces seleccionador nacional, convocó al argentino nacionalizado colombiano Luis Gerónimo López, destacado arquero de Santa Fe, para que custodiara el pórtico durante la Eliminatoria al Mundial de Argentina 1978. Al final, López jugó cinco partidos con la Tricolor.
En 1984, con 18 años recién cumplidos, debutó en el Vélez Sarsfield argentino Carlos Fernando Navarro Montoya, quien impresionó desde un comienzo por su personalidad y seguridad bajo los tres palos.
A oídos de Gabriel Ochoa Uribe, técnico de Colombia, llegó el comentario que Navarro Montoya había nacido en Colombia, más exactamente en Medellín, por lo que lo convocó para la Eliminatoria a México 1986. Ese año el golero tuvo un breve paso por Santa Fe y después se nacionalizó argentino y edificó su carrera en ese país, con la esperanza de defender la valla de la Albiceleste.
Sin embargo, y pese a que luchó durante años para que la Fifa le permitiese jugar para Argentina, nunca pudo conseguirlo.