Según las cuentas de la coordinación del Centro Democrático, CD, en Antioquia, 25 tendencias políticas internas y 16 externas ya están filadas por ese candidato, además de 131 comités municipales y con un presupuesto de 550 millones de pesos para la segunda vuelta.
El domingo de elecciones presidenciales, en primera vuelta, el expresidente senador Álvaro Uribe Vélez invitó a unos 60 amigos, conocidos, corresponsales, simpatizantes y políticos del Centro Democrático a su residencia campestre de Llanogrande, en Rionegro, a seguir después de las cuatro de la tarde los resultados de los comicios.
El sitio preparado y organizado para recibir a sus invitados fue el picadero de ese inmueble, al cual fueron llegando los convidados, que además de la tertulia, el debate y el análisis iban a disfrutar ya no, como en ocasiones anteriores, de pandequesos y gaseosas, sino de un asado con todas las de la ley.
Para seguir los resultados electorales, boletín tras boletín, se habilitó una pantalla grande de televisión y todos se dispusieron a poner atención a la información electoral, que muy rápido se comenzó a generar y a conocer.
Pero el rostro bien blanco de Uribe Vélez se fue poniendo más pálido cuando los cuatro primeros informes los comenzó encabezando Sergio Fajardo.
Uribe no aguantó la incertidumbre y el susto y se tuvo que sentar y se le escuchó exclamar ¡Y Fajardo por qué!
El color a su rostro comenzó a regresarle un poco cuando después del sexto boletín Iván Duque cogió la delantera en los resultados y nunca la soltó hasta lograr su triunfo con sus más de siete millones de votos.
Sin embargo, el senador reelegido siguió inquieto e incómodo porque Fajardo seguía por encima de Petro, y los uribistas sabían muy bien que todas las encuestas habían pronosticado que en una eventual segunda vuelta Fajardo derrotaba a Duque.
La normalidad retornó a la propiedad y velada de los Uribe desde el momento en que Petro se puso en segundo lugar y se mantuvo en reñida puja en los resultados hasta que se alejó de Fajardo y quedó de segundo. Eso demuestra que los uribistas duquistas están confiados en vencer a la izquierda.
Todos los comensales también se tranquilizaron y ratificaron su voluntad de intensificar la campaña para lograr un nítido triunfo el 17 de junio, como ya lo están haciendo en Antioquia, donde el duquismo uribista se está armando hasta los dientes para mantener o aumentar el extraordinario guarismo electoral que obtuvieron en las urnas del pasado 27 de mayo con casi 1.4 millones de votos.
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El camerino de Andrés
Según el Diccionario de la Real Academia Española, la palabra camerino es un sitio privado de un teatro o estadio donde los artistas o los futbolistas se visten y se preparan antes de salir a escena o a la cancha.
Pues a ese sitio el coordinador regional del Centro Democrático en Antioquia, Andrés Guerra Hoyos, le da una connotación política y para él es el lugar donde se empiezan a reunir y a congregar los seguidores y partidarios de una idea, de un proyecto o de un candidato, para saber quiénes son y quiénes están para preparar la campaña electoral, en este caso la de Iván Duque en Antioquia.
Ante la coordinación del CD en Antioquia habían registradas el 11 de marzo, en desarrollo de las elecciones para el Senado y la Cámara, 25 tendencias dentro de ese partido.
Pero para el pasado 27 de mayo, en la primera vuelta presidencial, estaban además de esos 25 matices uribistas regionales empujando la campaña de Iván Duque, los equipos en Antioquia de Marta Lucía Ramírez, de Alejandro Ordóñez, Conservadores de Vida, o sea, la vertiente de los congresistas reelectos Juan Diego Gómez y Nicolás Albeiro Echeverry, el del congresista también conservador Germán Blanco, el equipo de Horacio Gallón, todo Mira, el movimiento Somos de Viviane Morales, un sector denominado Amén, los cristianos de Colombia Justa, el equipo de la senadora Sofía Gaviria y el sector del diputado Norman Correa, quien fue uno de los invitados por Uribe al asado de Llanogrande. O sea, hasta esa fecha de las últimas elecciones un total de 37 tendencias.
Después de las elecciones y con la mira en la finalísima de junio, a la campaña por Duque la entraron a reforzar todo el sector del senador electo por el Partido de la U, Juan Felipe Lemos Uribe, familiar de los Uribe, y del que hacen parte el diputado Rodrigo Mendoza y los concejales de Medellín, Jesús Aníbal Echeverri Jiménez y Ramón Acevedo.
Como son muy misteriosos y por eso los denominan los búhos, pues miran mucho pero hablan poco, del otro combinado de la U, el del senador Germán Hoyos, que ha sido muy protegido por el santismo, nadie sabe para dónde van.
En cambio no son un secreto los liberales antioqueños, como dizque lo hicieron con Humberto De la Calle y Germán Vargas Lleras, que van a apoyar a Duque.
Como ovejitas acatando a César Gaviria están muy obedientes los dos senadores y los tres representantes a la Cámara electos liberales, los mismos que dejaron solo a De la Calle y no le pusieron un voto a Vargas Lleras, pero si recibieron los recursos de esa campaña.
El único directorio más o menos bien organizado en Antioquia, como es el de Envigado, también dijo sí al duquismo, con la excepción del vocero de los pensionados.
Los concejales Fabio Rivera y Aura Marleny Arcila ya se filaron, mientras que Bernardo A. Guerra está aún muy dudoso. Entre tanto, la mayoría de los diputados también se cambiaron de camiseta.
El uribismo antioqueño también aseguró que al camerino de Andrés Guerra llegaron algunos fajardistas y dirigentes de Cambio Radical, pero no han dado las pruebas de identificación o sus nombres.
En total ellos afirman que tienen registradas 41 tendencias jalonando por Duque hacia la segunda vuelta presidencial, además de 131 comités constituidos en todos los municipios antioqueños y trabajan con un presupuesto de 550 millones de pesos que les mandaron desde la campaña nacional.
La primera gran reunión de trabajo del camerino de Duque se hizo el pasado viernes en Medellín y en el salón del encuentro rezaba esta arenga:
“La responsabilidad de estos próximos quince días es de todos, cada uno de nosotros conoce el micromundo político municipal, la tarea es ir a convencer a un fajardista, a un hombre de Germán Vargas Lleras o de Humberto De la Calle, esa no es la responsabilidad sola de nuestros dirigentes, es de todos. Unidad = victoria”.