El Reino Unido espera que con voluntad, compromiso y flexibilidad, logren concretarse los temas más difíciles del acuerdo de salida de la Unión Europea.
El ministro para la salida británica de la Unión Europea (UE), David Davies, quiere "flexibilidad" en la nueva ronda de negociaciones sobre el "brexit" que empieza este lunes para superar áreas conflictivas, como los derechos de los comunitarios.
Davies estará mañana en Bruselas para iniciar con el negociador comunitario, Michel Barnie, la tercera ronda de la primera fase de las negociaciones sobre los términos del "brexit" (la salida del Reino Unido de la UE), prevista para marzo de 2019.
El Gobierno británico indicó que las negociaciones de esta semana se centrarán en asuntos de "naturaleza técnica" antes de unas conversaciones más sustanciales en septiembre.
Según el Gobierno, se espera "flexibilidad" y una "voluntad de compromiso" por parte de la UE para resolver asuntos en disputa, como el cálculo de la abultada factura que el Reino Unido deberá pagar por sus compromisos en materia de presupuesto comunitario.
De acuerdo con los analistas, Davis quiere que Barnier sea menos rígido sobre la futura relación que tendrá el Reino Unido con la UE, pero el negociador europeo prefiere resolver antes asuntos como la "cuenta del divorcio", los derechos de los comunitarios y la frontera irlandesa.
En las últimas semanas, el ministerio que encabeza Davis publicó una serie de documentos sobre la postura del Gobierno ante asuntos cruciales de su futura marcha de la UE, entre ellos dejar que el Tribunal de Justicia Europeo tenga jurisdicción en el Reino Unido o llegar a un acuerdo que garantice una "cooperación estrecha" entre ambas partes para resolver disputas legales tras el "brexit".
En otro documento, Londres se mostró a favor de establecer un marco que garantice que ambas partes seguirán protegiendo y compartiendo datos personales después de la salida británica de la UE de una manera "segura, adecuada y regulada".
"Ambas partes deben ser flexibles y con voluntad para el compromiso a la hora de resolver áreas en las que no estamos de acuerdo. Como ha dicho la UE, el reloj corre, así que ninguna parte debe arrastrar los pies", indicó una fuente gubernamental.
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Un día antes del comienzo de estas conversaciones, el Partido Laborista de Jeremy Corbyn indicó que la formación quiere que el Reino Unido conserve el mercado único europeo y la unión aduanera durante un periodo de transición tras el "brexit".
En un artículo publicado este domingo en el dominical "The Osberver", el vocero laborista para el "brexit", Keir Starmer, indicó que un Gobierno bajo el Laborismo cumpliría con "los mismos términos básicos" de la actual participación británica en la UE durante un periodo de transición, que los expertos calculan podría durar entre cuatro a cinco años tras la retirada en 2019.
Starmer explicó la posición de su partido ante las críticas de otros partidos por no aclarar que haría tras el "brexit".
En su artículo, Starmer señaló que la posición del Gobierno de la conservadora Theresa May, más partidario de sacar al país del mercado único y la unión aduanera durante el periodo de transición, sería "innecesario" y un camino "de alto riesgo".
Starmer no especificó el tiempo que podría durar esa transición pero recalcó que sería "lo más corto posible pero lo más extenso que sea necesario" para evitar un colapso de la economía británica.
En esa transición, continuaría el intercambio de mercancías y servicios entre el Reino Unido y el bloque comunitario mientras continúan las complejas negociaciones sobre un acuerdo permanente.
La unión aduanera es el área libre de tarifas en la UE mientras que el mercado único incluye el libre movimiento de mercancías, servicios, capital y personas.
El Gobierno conservador, en minoría tras las elecciones del pasado junio, está también a favor del periodo de transición para que las empresas puedan ajustarse a la nueva situación, pero algunos ministros han indicado que el Reino Unido estaría fuera del mercado único y la unión aduanera durante esa transición.
La primera ministra británica, Theresa May, activó el pasado marzo el artículo 50 del Tratado de Lisboa, que inicia un periodo de negociaciones de dos años sobre los términos de la salida de un país comunitario de la UE.