Se ve que ha pululado la actividad de urbanizadores y constructores descontrolados, muchas veces con la complicidad de las autoridades
La Esperanza, es lo que incluiría la terminación del titular. Se considera que aún no se ha llegado, en Colombia, al caso del anuncio dantesco que existe, según la Divina Comedia del Dante, en la entrada del Infierno, que, palabra más o palabra menos, dice: “Perded toda esperanza los que aquí entráis”.
Pero no se debe caer en excesos de optimismo, como ha invitado el Primer Mandatario en sus últimos mensajes “cometidos” por la terminación del año. Fuera de su desubicación natural, resultó experto en el diagnóstico de las enfermedades mentales, que a no dudarlo, si no le adjudican otro premio Nóbel, seguramente será objeto de algún grado “honoris causa” que abundan por ahí.
No debe caerse en excesos de optimismo, ante infinidad de situaciones anómalas que no evolucionan favorablemente, antes empeoran. Bastaría mirar el problema que para la economía del País representa el desbalance fiscal y el contrabando.
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En días pasados el diario El Colombiano en su sección “Un día como hoy”, recordó que hace 50 años, se titulaba: “CONTRABANDO UNA VERGÜENZA NACIONAL”, y se incluía el siguiente texto: “Colombia es un país de contrabandistas. De vendedores y compradores de artículos de prohibida importación introducidos clandestinamente por organizaciones poderosas al margen de la ley. Por las costas, Leticia y los llanos, entran al país en forma sistemática, armas, licores, cigarrillos, telas y perfumes”. Diría Marañas: “¿Cómo les quedó el ojo?”. ¿Cómo ha evolucionado el problema en los últimos 50 años? Entonces: ¿Si habrá razones para caer en un optimismo pleno?
Otro caso que no permite la generación de un gran optimismo tiene que ver con el desarrollo urbanístico. Para muestra la siguiente “perla”: En días pasado se tituló en el diario El Mundo lo siguiente: “Rionegro se venía ocupando al antojo de los constructores: Alcalde”.
Se da cuenta en la crónica de la siguiente declaración del actual alcalde de la ciudad de Rionegro: “Rionegro era un municipio que se venía ocupando al antojo y al criterio de los constructores, muchas veces desconociendo principios tan sagrados en una democracia como la igualdad ante la Ley o las preservación del interés público”. La primera pregunta que surge sobre el desarrollo urbanístico regional es: ¿Esto no fue lo que pasó y sigue pasando en el Valle de Aburrá? Además el problema no es solo de Rionegro.
Cuando se ve el desarrollo urbanístico de las laderas de Medellín en el pasado, y lo que está ocurriendo en asentamientos como La loma de los Bernal, el Rincón del Rodeo, la Pilarica, y los municipios de Sabaneta y Bello, se ve que ha pululado la actividad de urbanizadores y constructores descontrolados, muchas veces con la complicidad de las autoridades, y los “tales” POT, actuales, si los hay, no parecen infundir algún orden.
En días pasados se informo sobre una nueva sanción que la Superintendencia de Industria y Comercio le impuso al grupo CDO. Al respecto: ¿tendrán razón para ser optimistas los damnificados cuyas aspiraciones y derechos no han sido suficientemente atendidos?
Con relación a la formación de las muevas generaciones, se informa que se retornará al estudio de la Historia. Con franqueza no es la única limitación seria que tienen en la actualidad los estudios de secundaria. Pero queda la inquietud. ¿Cuál Historia? ¿La del Padre de Rous?
Esta muy bien en ser razonablemente optimistas, “con los pies en tierra”, en los comienzos del año, sin caer en los “cantos de sirena” con que la dirigencia atosiga al País.