Bastaría empezar por analizar la otra “tramoya” que están montando con el ELN.
Los comienzos del año, han presentado una serie de situaciones que ni el más optimista de los optimistas, avizora un futuro esperanzador.
Bastaría empezar por analizar la otra “tramoya” que están montando con el ELN, y claro, como era de esperarse, este grupo se “pincha”. Es de esperarse que ellos aspiran a ir mucho más allá que la FARC, y las garantías que ofrece el indescriptible ministro de Defensa, no convencen a nadie, luego de que acabaron con la moral y la mística de las Fuerzas Armadas. No podía faltar en este panorama desolador la “comisión” permanente de intervenciones del Jefe de Estado, que tampoco convencen a la opinión nacional. No podían faltar también las visitas del Secretario de la ONU y los fletados expresidentes Gonzales y Mujica.
Como era de esperarse, se ha tropezado con un sinnúmero de inconvenientes para el desarrollo del engendro denominado Acuerdo de Paz de la Habana.
En el desarrollo de los proyectos, se suelen identificar unas etapas iniciales cruciales como son la de Prefactibilidad y la de Factibilidad. Es evidente que en el malhadado acuerdo no se superaron airosamente estas etapas, si es que las hubo. Si por ventura alguien se atrevió a hacer un presupuesto de los costos, aunque parece que si hubo algunos, se daría cuenta de que financieramente el proyecto no era viable. Por eso ahora entre los desesperos, o mejor, los estertores del Gobierno, está el de buscar dinero en cualquier parte, que van desde los costos de las bolsas de plástico, incrementados en un 50%, al raponazo que le quieren hacer a los Departamentos.
La burla a las instituciones, ha llegado al clímax de la desvergüenza, con el desarrollo de la JEP, pero para justificar lo injustificable, abundan las falacias como eso de que la bondad del proceso se demuestra porque “hay menos muertos”. ¡Cierto! Pero cabe preguntar ¿si se hubiera seguido con la Seguridad Democrática, eliminando físicamente a la FARC, no se tendría el mismo resultado, sin violar la Constitución, las leyes y las entidades legítimamente constituidas?
También se ha llegado a afirmar por parte del mamertismo, que tanto la FARC como el Gobierno han “cumplido con los compromisos”, lo cual es tan contraevidente que no podría aceptarse ni siquiera con “beneficio de inventario”. Finalmente, los defensores del proceso con la FARC evitan, permanentemente mencionar el NO del Plebiscito con el que fue rechazado el “tal” acuerdo.
Pasando a otro tema, es preciso mencionar que se está en un año electoral, en el cual se pone de manifiesto una verdadera “feria de las vanidades”. Lo que más preocupa es la fragilidad de la memoria del pueblo colombiano.
¿Cómo es posible que la comunidad ignore las flagrantes manifestaciones de malas administraciones de Fajardo y Petro? Lo menos que puede afirmarse de ellos, es que fueron pésimos administradores lo cual no los capacita para aspirar a la primera magistratura. También se observan corruptos consuetudinarios invitando a luchar contra la corrupción.
Además: ¿Se les voló la paloma de la paz?
En el caso de Fajardo es preciso definir: ¿cómo se califica el hecho de que “transformaba” ingentes recursos para promover su figura en la carrera por la presidencia? Además cualquier análisis de su gestión debe empezar por el “asunto” Orbitel, pasando por la biblioteca España, las Pirámides y muchos etcéteras.
Otro caso de esa verdadera amnesia, y no un caso sicológico como la definiría Santos, es el de Clara López quien siendo secretaria de los Moreno, parece que estaba “ciega y sorda” y anda por ahí pactando con los adláteres del izquierdismo. ¡Así cualquiera!