La cultura, tradición y gusto por tomar vino, no es de las más fuertes herencias que nos dejaran los españoles. Debe ser que el vino que ellos trajeron en grandes toneles se lo tomaron todito. Pero hoy en día se hacen excelentes programas de catas de vinos en todo el territorio colombiano y poco a poco aquella cultura de ellos, viene haciendo camino entre nosotros.
EL VINO
La cultura por el arte de conocer sobre el tema de los vinos es muy extensa. Casi que decir que tantas uvas se recogen en cosecha, como diversidad de cosas diferentes hay para saber de vinos. La tierra, las clases de uvas, el cuidado que se tiene con ellas, la recolección, las especies de maderas con que se hacen los toneles, el tiempo de guardado en esas barricas, las botellas, los corchos, las etiquetas, el color del vino, el sabor, su aroma…todo esto tiene una larga historia que contar. Es así que ustedes pueden ir y visitar bibliotecas especializadas en el tema de los vinos. Pero también el tema del vino mueve esa franja del turismo de personas que visitan las diferentes rutas de los países del vino como son en nuestra América, Argentina y Chile. En Europa están las tierras de Francia, Italia y España.
Aquí en nuestra ciudad se acaba de realizar un evento maravilloso. Expovendimia fue un atractivo único en el Centro Comercial Santafé. Fue un espacio bien diseñado para la comodidad de todos los participantes que podían comprar su copa de fino cristal y entrar a catar con los expertos sommelier y dialogar con los dueños de las 15 bodegas que llegaron de las diferentes bodegas, con los enólogos y directores comerciales de España, chile y Argentina. Carlos Abad, director comercial del Club de Vinos Decanter fue el principal anfitrión, el hombre de la idea que desde ya prepara la próxima edición para el 2018. A esta Expovendimia asistieron un poco más de 1.500 personas.
El tinto, el blanco y el rosado, fueron bien servidos, además muy bien maridados con los platillos de tapas que se diseñaron especialmente para cada vino. Expovendimia se debe repetir. Esto es ir dando buenos pasos a conocer sobre el vino.
50 COMPARTIDOS
Los directivos de la cadena de hoteles Dann-Carlton se hicieron presentes en la ciudad en un amable desayuno que se dio en el Hotel Dann-Carlton, hotel que por su calidad de servicio se ha ganado el respeto, admiración y fidelidad, directivos que invitaron a la prensa y a la gente bonita del turismo de la ciudad para compartir los 50 años o Bodas de Oro de la Cadena Dann-Carlton.
El señor Manuel Molina Aristizabal, al que llaman con cariño “Hombre calidad” por ser estricto en cada detalle de atención a sus huéspedes, hizo parte de ser anfitrión con los delegados que llegaron.
LUTO AL MEDIODIA
Hay un evento que cada mes se realiza en el restaurante San Carbón y es el “Almuerzo Amigos de la Prensa” no es un almuerzo facilito. Es un almuerzo que combina dos temas, las últimas noticias de lo que ocurre y va a ocurrir en la ciudad y la unión de amistad de los colegas de todas las áreas de la comunicación. Aquí nos vamos a referir a la cita d este mes de junio. Una cita para un minuto de silencio por aquellos amigos periodistas que descansan en la paz del Señor. Fue algo vieren especial y sentido.
UN CORAZÓN ARRUGADO
Claro que sabemos que este soplo de vida de cada ser humano está unido por dos esquinas o los dos cantos de extremo de un hilo, esto filosóficamente se traduce en que: un día nacemos y un día morimos. Pero si en el uno hay alegría, en el otro hay tristeza. Si la verdad que se nos arruga el corazón cuando un familiar, un amigo o un ser que pasa y deja huella, se va porque así tenía que ser por disposición Divina. Hace unos días se fue al cielo, una notable amiga periodista, Maritza de la Hoz, una mujer que se vino de su tierra natal Barranquilla, buscando ese norte de camino, profesión, amistades, nuevos vientos. Maritza se fue y nos dejó el corazón arrugado.
Otra despedida que todavía nos tiene los ojitos encharcados, es la de Iván Fandiño, torero de alma y vida. La noticia nos llegó el sábado pasado y no lo podíamos creer. Pero era una realidad la de esa cornada fulminante que no lo dejó ni siquiera llegar al hospital. Iván Fandiño se soñaba torero y fue torero.
Le gustaba enseñar a los niños y fue de las figuras que llegó a Medellín y se enamoró de esta plaza. Un lejano clarín, agudo y fuerte, todavía retumba en nosotros.