Alrededor de 400 futbolistas tienen el honor de convertirse en las pioneras del fútbol femenino profesional en Colombia luego de unos 20 años de amateurismo. La Liga profesional era justa y necesaria desde hacía muchos tiempo. Una deuda que ahora se empieza a saldar, aunque la conformación del torneo y su materialización no es más que la patada inicial de un partido de largo aliento.
Tras el esperado debut de los 18 equipos quedan tareas compartidas cuyo cumplimiento preciso será indispensable para que en unos años el campeonato que recién comenzó sea un feliz recuerdo en medio de varias ediciones exitosas y no un circunstancial torneo fallido y echado al olvido. Alrededor del mundo hay incontables ejemplos de fracasos, pero también de aprendizajes y lineamientos de los cuales el naciente fútbol profesional femenino en Colombia debe tomar nota. Estos son cuatro aspectos claves para que el campeonato goce de salud, según parámetros de la Fifa en su programa institucional de fomento y desarrollo del fútbol femenino.

Proceso de aprendizaje
Así como muchas de las instituciones que participan en el torneo no tienen ni idea de lo que es el fútbol femenino, muchos clubes que tendrán su oportunidad de profesionalizarse no saben nada del fútbol de élite. Ante esto y como lo señala Liliana Zapata, presidente del club Formas Íntimas y toda una institución en la materia: “Se necesita una sinergia y mucha disposición para que ambas partes aprendan”. Zapata es consciente de la importancia de que las mujeres tengan competencia en la toma de decisiones. Varios clubes lo han hecho. Envigado, por ejemplo, dio autonomía absoluta y voz a Formas Íntimas a través de su presidenta. Lo mismo hizo Real Cartagena, que dispuso una presidenta para administrar el equipo femenino.
En cuanto al arbitraje, falta mucha labor por delante, pero hay avances. Carlos Chavarría, miembro de la comisión arbitral de Dimayor, resaltó la presencia de ocho jueces mujeres en la última edición del Ponyfútbol, cifra histórica y que demuestra proceso, aunque incipiente.
También el tema de las entrenadoras es otra deuda pendiente que deberá llegar a un equilibrio prontamente. Rocío Ponce, adiestradora del Unión, será la única mujer que dirija en el torneo. “Para mí es un honor, pero también un reto en el plano general. Las mujeres deben estar en la parte técnica para el crecimiento de la Liga”, afirma la entrenadora.
Un equilibrio así es lo que promueve Formas Íntimas desde hace tiempo. “En el club tenemos catorce técnicos hombres y siete mujeres. Pero sí, la idea es que vayamos llegando a un 50-50”, afirma Liliana Zapata.

Sostenibilidad
De buenas intenciones no se va a mantener el torneo. Eso es claro. Encontrar maneras de que el campeonato sea sostenible y hasta redituable, es fundamental. Por eso la Dimayor asumirá por tres años todos los costos del campeonato menos las nóminas. Por ahora, los derechos de televisión fueron vendidos para Asia y ahí habrá algunos recursos. Pero falta que la empresa privada crea en el fútbol femenino y el espectáculo atraiga y venda.
Actualmente en la Conmebol los ingresos de los torneos recaen cerca del 90% en las federaciones, con aportes mínimos de la empresa privada. 

Formación de base
“Ahora son 80 extranjeras, por reglamento. Pero de nosotros depende que esa cifra baje y que las futbolistas colombianas copen todos esos espacios”, señala Liliana Zapata. Para eso habrá que fortalecer procesos deportivos en colegios y en escenarios sociales; ejemplo: Escuelas Populares del Deporte del Inder. 

Cambiar el chip
“El fútbol femenino debe ser un motor de desarrollo social”, así lo enfatiza la Fifa. Y será un compromiso de toda la sociedad aportar al éxito de la Liga en Colombia. “Jugadoras hay, lo que faltan son balones”, apunta Zapata a modo de metáfora. Algo con lo que concuerda Daniela Montoya, jugadora de Envigado Formas Íntimas, quien piensa que la apertura de mentalidad en el país será crucial para garantizar el futuro de la naciente Liga profesional.

Los ausentes 
Ramón Jesurum, presidente de la Federación Colombiana de Fútbol, en representación del presidente de Dimayor, Fernando Perdomo, volvió a recordarle a los clubes ausentes de la Liga Femenina, durante el acto de inauguración del torneo, que tener equipo femenino es una normativa directa desde Fifa, que ha sido enfática: todo club profesional tendrá que cumplir con esta norma antes del 2019, pues de no hacerlo quedarán excluidos de las competencias internacionales. En este caso, Libertadores y Sudamericana.
Medellín, Nacional, Cali y Millonarios, cuatro históricos del fútbol colombiano, no hicieron parte del torneo por diferencias administrativas con Dimayor. Pero deberán dejar de lado dichas diferencias y empezar a gestionar su representante femenino para la próxima temporada.

ABC de la Liga Femenina
Son 18 equipos en competencia, repartidos en tres grupos y conformados por cercanía geográfica. Se juegan partidos de ida y vuelta y de cada grupo clasifican los dos primeros a Cuartos de Final, acompañados de los dos mejores terceros. Habrá semifinal y final, con llaves de eliminación directa.
Los juegos son preliminares de los partidos del torneo Apertura.
Para impulsar el nivel del torneo una legión de 80 jugadoras extranjeras hacen parte del campeonato. La idea es rebajar esa cifra paulatinamente. Los países de origen de las futbolistas son Venezuela, Estados Unidos, Paraguay, Brasil, Puerto Rico, Chile, Ecuador, Costa Rica, Guatemala y Uruguay.
El equipo campeón irá a la Copa Libertadores Femenina del 2018 y podrá además jugar una serie a ida y vuelta con el campeón de la Liga Española.