Liderazgo en educación: mucho más que un término popular en google

Autor: Empresarios por la Educación
17 noviembre de 2017 - 12:10 AM

Aunque siguen pendientes deudas por saldar con la modernización de los sistemas educativos, otros retos empezaron a ganar terreno en la escena educativa.

Catalina Ángel*

Una búsqueda desprevenida en Google con la frase “formación para el liderazgo en educación” arroja 4.180.000 resultados. Si a la búsqueda se le aumentan las palabras “en Colombia”, aparecen en pantalla 2.550.000 opciones. Los títulos de las primeras páginas que el buscador arroja hacen referencia a estudios sobre la importancia de la formación para el liderazgo, el papel del liderazgo en el mejoramiento de la educación, la relación entre el liderazgo y la innovación, y la necesidad imperante de formar líderes con las competencias que exige el nuevo siglo.

Más adelante, los títulos tienen que ver con la oferta de procesos de formación. Algunos de ellos fijan su interés en los directivos docentes - rectores y coordinadores- a quienes abrogan un papel determinante en la consecución de los logros escolares. La mención al fortalecimiento de competencias es otro enfoque recurrente. Se resaltan también la formación administrativa y la mención a perspectivas de formación centradas en el desarrollo humano -en competencias personales y valores- desde la perspectiva del coaching y la mentoría.

Lea también:

¿Qué habría pasado si hace 20 años hubiésemos tenido la posibilidad de hacerle a Google la misma pregunta?, ¿Tendríamos ante nuestros ojos esta cantidad de respuestas? Seguramente no. Desde finales del siglo XX la figura de los directivos ha sido notable. Inicialmente, esa resonancia estaba dada por la necesidad de modernización del sistema educativo que venía de la mano de reformas de orden fiscal y, por supuesto, organizativo. Ante esta tarea, el sistema requería administradores y gerentes.

Es evidente que el interés por el liderazgo en la educación ha aumentado desde los primeros años del siglo XXI. Aunque siguen pendientes deudas por saldar con la modernización de los sistemas educativos, otros retos empezaron a ganar terreno en la escena educativa. Dejó de ser suficiente concentrar los esfuerzos en la buena administración de los recursos y comenzaron a ser también prioridad la interacción social y las buenas relaciones humanas como base para el aprendizaje, la orientación pedagógica y la creación de alianzas entre la escuela y otros actores, así como la apertura de escenarios para la participación de las familias en las decisiones sobre el curso pedagógico de los colegios.

En el estudio publicado en 2014 por Unesco, Liderazgo escolar en América Latina y el Caribe: experiencias innovadoras de formación de directivos en la región, citando a Pont, se anota que “la formación y el desarrollo profesional continuo de los directores de escuela ha adquirido una posición central dentro de las políticas educativas dirigidas al liderazgo educativo. En esta área, las recomendaciones de política generadas desde organismos internacionales como la OCDE apuntan a la necesidad de entender el desarrollo directivo como una secuencia, y la entrega de oportunidades de formación para distintos momentos de la carrera de los líderes (…), con especial énfasis en metodologías experienciales que han sido probadas como efectivas”.

Ante estas recomendaciones, afirmamos la necesidad de formar para el liderazgo en la educación y de crear los mejores caminos para lograrlo. No se trata solamente de ofrecer largas sesiones magistrales, sino de crear metodologías que resalten el valor de la experiencia. De hecho, esa experiencia tendrá un mayor impacto en la transformación de la realidad si se extiende a un colectivo que si la vive solo una persona.

Además:

Claramente, el liderazgo está de moda. Los resultados de Google invitan a observar críticamente la masiva aparición de distintas ofertas para su formación que incluyen procesos de formación virtual, presencial, formal y no formal. Será necesario avanzar en la documentación, seguimiento y evaluación de las experiencias que están en curso, abrir posibilidades para conversar, para aprender juntos, y gestionar los conocimientos logrados por las distintas experiencias. El camino está abierto para concretar proyectos que convoquen a diferentes sectores del país para hacer de la formación para el liderazgo un asunto con la prioridad y el rigor que la escuela colombiana merece.

*Asesora en la  Fundación Empresarios por la Educación, una organización de la sociedad civil que conecta sueños, proyectos, actores y recursos para contribuir al mejoramiento de la calidad educativa.

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