Estos ataques hacen parte del plan de Estados Unidos para eliminar la presencia de Estado Islámico en Afganistán, por la cual ha hecho ofensivas militares y atacó con "la madre de todas las bombas".
El líder religioso del grupo Estado Islámico (Ei) en Afganistán, jeque Ziaulah, murió el 11 de julio junto a otros tres altos mandos yihadistas en un bombardeo de las tropas de Estados Unidos en la provincia de Kunar, en el este del país, informaron hoy fuentes oficiales.
"Se confirmó que los cuatro líderes del Ei-Khorasan (Ei-K) eran: el jeque Ziaulah, emir de religión; el maestro Hubaib, comandante en el Valle de Watahpur; Haji Shirullah, comandante del Ei-K y excomandante de Hezb-e-Islami; y Asadulah, un miembro del Consejo del EI-K", indicó la oficina de comunicación de la tropas de EE.UU. en Afganistán.
Según el comunicado, Asadulah era un "socio cercano" del jefe supremo del Ei-Khorasan, Abu Sayid, quien también murió en el bombardeo de hace tres semanas, como ya había confirmado el Pentágono el 14 de julio.
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El Estado Islámico había elegido a Abu Sayed como emir después de que las fuerzas estadounidenses y afganas acabaran con la vida de los dos anteriores cabecillas, Hafiz Sayed Khan y Abdul Hasib, fallecidos en julio de 2016 y abril de este año respectivamente.
Washington se planteó como objetivo derrotar por completo al Ei en este país antes de que acabe el año y en este contexto lanzó contra una de sus guaridas el pasado junio la mayor bomba de su arsenal convencional.
El proyectil GBU-43, conocido como "la madre de todas las bombas", fue lanzado en la provincia de Nangarhar, considerada el bastión del grupo en el país y fronteriza con Kunar, donde tuvo lugar el bombardeo que acabó con la vida del emir religioso Ziaulah.
En junio del pasado año, el Gobierno de Kabul dio por derrotado al Ei en gran parte de las áreas en las que permanecía activo.
Sin embargo, la formación yihadista ha continuado reivindicando algunas de las acciones más sangrientas en el país, como el ataque suicida contra una manifestación de la minoría chií hazara que hace un año causó más de 80 muertos y de 300 heridos.