Lenin Moreno, el vecino que Colombia estaba necesitando

Autor: Dirección
21 abril de 2018 - 12:00 AM

Frente al Eln, el gobierno del doctor Santos demostró empecinada obsesión por mantener una mesa inútil para el país, aunque beneficiosa para la contraparte, y ahora busca nueva sede.

Después de recibir en la zona de frontera con Colombia golpes como el asesinato de cuatro militares y tres integrantes de un equipo periodístico del diario El Comercio, el secuestro de dos civiles, y ataques que dejan gran cantidad de heridos y daños, el presidente Lenin Moreno ha decidido encarar la crisis provocada por grupos disidentes o residuales de las Farc que a sangre y fuego pretenden mantener el control sobre los corredores de narcotráfico sobre el río Mataje. Sus actuaciones lo revelan como uno de los amigos decididos a ayudar a Colombia a superar las dificultades del posacuerdo.

Lea también sobre la solicitud de sesión del Consejo Permanente de la OEA

El miércoles anunció, con mucho sentido común, aunque también causando grandes sorpresas, la suspensión del papel de Ecuador como sede de diálogos y garante de la negociación con el Eln hasta que ese grupo “cese toda forma de terrorismo”. Una determinación de esta naturaleza sólo puede tomarla un país ajeno a los intereses del grupo guerrillero, como lo es Ecuador bajo el actual presidente. Ella, por supuesto, es distinta a la que tuvo Rafael Correa en esos diálogos y diametralmente opuesta a la del régimen castrista durante las negociaciones con las Farc en La Habana.

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A pesar de que el presidente ecuatoriano emitió un mensaje claro, el gobierno del doctor Santos se resistió a entenderlo y, consecuentemente, se negó a tomar la mano que Moreno le ofreció para usarla como instrumento para imponer nuevo rumbo a la negociación con un grupo que no ha cesado, ni siquiera cuando rigió el cese al fuego bilateral, sus acciones terroristas. Consecuente con su obsesión de firmar otra "paz", el doctor Santos ha puesto a su canciller a buscar nueva sede de diálogos y consiguió la promulgación de un comunicado que ratifica el apoyo a esa negociación.

Lo invitamos a leer: Solidaridad con el pueblo ecuatoriano

Un segundo paso, este exitoso, del presidente Moreno fue llevar, en acuerdo con el gobierno de Colombia, la situación de la frontera binacional a debate en el seno del Consejo Permanente de la OEA. Ayer, las cancilleres de ambos países, María Ángela Holguín, de Colombia, y María Fernanda Espinosa, de Ecuador, consiguieron que los países miembros del organismo promulgaran por aclamación una resolución que respalda la intervención militar conjunta para combatir el crimen allí asentado y que apoya a las dos naciones para sus acciones en procura del desarrollo socioeconómico de los habitantes y ese territorio. Dado este paso fundamental, quedan los países atentos al respaldo que la organización y otras naciones den para respaldar este gran esfuerzo contra el crimen que amenaza al continente.

Vea también: Con secuestros y control territorial, arrecia el conflicto armado

Sucede, pues, que también en el campo de las relaciones con su hermano, Colombia, Lenin Moreno ha tomado distancia de su predecesor Rafael Correa, un vecino que fue incómodo por sus posturas contradictorias en el difícil manejo de una frontera que la alianza de las Farc y el narcotráfico hizo porosa al crimen, recuérdese la ubicación del campamento de alias raúl reyes, y el narcotráfico, delito que en sus últimos años de mandato el expresidente aceptó que se combatiera conjuntamente a través de acuerdos de las comisiones binacionales fronterizas que comenzaron a trabajar apenas en 2012 y que no alcanzaron a contener el desborde de los cultivos ilícitos, favorecido por la prohibición de fumigaciones y un acuerdo de paz que no exigió a las Farc ayudar a combatirlos, ni el uso del río Mataje como vía para el transporte de drogas.

Además: Santos en Quito

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