El presidente y expresidente de Ecuador se atacaron en medio del noveno aniversario de la Constitución revolucionaria de ese país.
La conmemoración del noveno aniversario de la aprobación en referendo de la actual Constitución de Ecuador, impulsada por el movimiento oficialista Alianza País, se convirtió este sábado en un nuevo pulso de la pugna entre los dos líderes de esa formación, el presidente Lenín Moreno y su antecesor, Rafael Correa.
Ambos, por diferentes canales y a distancia, arremetieron contra la gestión del otro y reclamaron su apego a la Carta Magna y de la Revolución Ciudadana, el modelo de Gobierno que ambos pregonan.
Moreno asistió este sábado a Ciudad Alfaro, sitio donde en 2008 se redactaron los 444 artículos de la Constitución que hoy rige a los ecuatorianos.
Desde esa sede constituyente, junto a la ciudad de Montecristi, en la provincia costera de Manabí, Moreno reclamó el rescate del "espíritu" de la Carta Magna y achacó a su predecesor la supuesta "crisis" económica que afronta el país y la alta corrupción que ha salpicado a funcionarios del anterior Gobierno.
Se refirió a la situación de su vicepresidente, Jorge Glas, vinculado en una investigación fiscal de asociación ilícita, relacionada con la trama de sobornos de la constructora brasileña Odebrecht.
Glas, que también fue vicepresidente con Correa, ha defendido su inocencia pero ha criticado al actual gobernante por haber desconocido, según él, los avances registrados en la década que duró la anterior Administración.
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Moreno, aunque sin nombrarlo, aseguró que Correa terminó su periodo de una década en mayo pasado "obsesionado por el poder" y que sigue estándolo, lo que, a su juicio, contradice el espíritu de la Constitución y hasta los principios de la Revolución Ciudadana.
Recordó que la Carta Magna fue un "proceso cocinado a fuego lento" que demandó ocho meses de debates y que el 28 de septiembre de 2008 fue aprobada con una "mayoritaria votación" de la población, en un acto que reafirma la democracia.
Por eso defendió su convocatoria a un diálogo con todos los sectores de la sociedad, incluso de la oposición, para mejorar la gobernabilidad en el país.
A esa estrategia obedece su llamado a una consulta popular, cuyo contenido lo revelará este lunes, aunque dijo que el pliego de preguntas incluirá temas sobre los derechos de la naturaleza y contra el hiperpresidencialismo que, según él, enarboló Correa.
"Los corazones se dañan, los corazones se corrompen", agregó Moreno.
Dijo no desconocer los avances durante el periodo de Correa, pero acto seguido aseguró que su predecesor le dejó un país sobreendeudado y con 700 obras para terminar, algunas de ellas con fallos estructurales.
Según Moreno, el pasado 24 de mayo recibió un Gobierno con "la mesa servida llena de deudas", pero que, no obstante, está seguro que el país saldrá adelante.
Recordó también el episodio conocido como "30-S", sobre la revuelta policial el 30 de septiembre de 2011, cuando una protesta policial por razones salariales derivó en un alzamiento de proporciones que causó varios muertos.
Para Moreno, fue un error que Correa, "de una manera imprudente" se fuera "a meter entre policías" descontentos, pero aseguró, sin dar detalles ni nombres, que ese "no es pretexto para que los miserables quieran apoderarse de un poder".
El mandatario dijo que él no está obsesionado por el poder y que sólo es el encargado de un mando conferido por los ciudadanos.
"El momento que quieran quitarme ese encargo, mucha gracias", agregó.
Correa, por su parte, y a través de una videoconferencia desde Bélgica, donde reside desde que terminó su mandato, no dudó en acusar a su sucesor de "mentiroso" y habló de una "traición".
Llamó a sus correligionarios a defender los avances alcanzados en su Administración y dijo que volvería al país si las circunstancias lo exigen para recuperar la Revolución Ciudadana.
También recordó que la Constitución de Montecristi fue parte de su proyecto político que, para él, ha supuesto beneficios para el país.
Correa afirmó que las pasadas elecciones, en las que venció Moreno, fueron ganadas por Alianza País y la Revolución ciudadana, pero se preguntó si el triunfo de su correligionario fue peor que si hubiera vencido la oposición.