Hay una brecha muy amplia entre lo que dicen las doce líneas de Humberto de la Calle y la realidad que ellos viven a diario
Si no hubiera utilizado la mentira de manera tan asidua y cínica, el gobierno de Juan Manuel Santos no habría podido convencer a una parte de la opinión pública internacional sobre las pretendidas bondades de su pacto con las Farc. Esa credibilidad se agrieta a marchas forzadas incluso en el exterior, sobre todo en las esferas oficiales de Estados Unidos. Queda un vasto trabajo por hacer ante las cancillerías –incluido El Vaticano- y ante la opinión pública europea para que mejoren, todos ellos, su nivel de comprensión de lo que está ocurriendo realmente en Colombia y en el norte de América del Sur.
Un buen resumen de las mentiras enormes, profesionales, bien preparadas, lanzadas a los cuatro puntos cardinales por el gobierno del señor Santos fue hecho por Humberto de la Calle Lombana, el 7 de junio de 2016, en su calidad de “jefe negociador de Colombia en los diálogos” de La Habana.
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Ese día, el exministro De la Calle hizo que le publicaran, en inglés, un artículo firmado por él en el diarioWall Street Journal de New York. El agente de Santos trató así de contrarrestar o de frenar la excelente labor de información que sobre Colombia hacía –y hace—la periodista Mary Anastasia O’Grady, la especialista de ese diario en cuestiones latinoamericanas.
La lectura del texto de Humberto de la Calle es muy instructiva pues allí dejó él plasmadas las doce mentiras más grandes de Santos y su equipo sobre ese espeluznante proceso. El texto llevó por título “Cómo lograr una paz duradera en Colombia”.
Las doce mentiras son:
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¿Es necesario explicarle al lector colombiano en qué consisten las mentiras? No creo. Todo el mundo las conoce. ¿Habrá que explicar qué intenciones se perfilan detrás del empleo, en el artículo de Humberto de la Calle, de términos ambiguos como “crímenes graves” -y no crímenes de lesa humanidad-, y qué buscaba el negociador al aludir a un futuro donde habrá una “democracia estable”?
Humberto de la Calle pretende suceder a Juan Manuel Santos. Ha presentado su candidatura. Quiere dirigir el Estado colombiano y arrimarlo al carro venezolano, con su cortejo de corrupción, crímenes y desgracias sociales. Humberto de la Calle cree que lo de Venezuela está muy bien y que Cuba es un ejemplo a seguir. Por eso trabaja para “implementar” los atroces pactos de La Habana. Para eso mintió desde 2012 y sigue mintiendo en 2017.
Para los colombianos, hayan ellos votado Si o No en el plebiscito del 2 de octubre de 2016, hay una brecha muy amplia entre lo que dicen las doce líneas de Humberto de la Calle y la realidad que ellos viven a diario. Quien vote por este personaje o por sus amigos sabe que da dará un golpe terrible a Colombia.
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