Hay gran confusión entre la ciudadanía en Colombia pero también en todo el mundo sobre lo que realmente está pasando en nuestro planeta. En parte se debe a que las redes han saturado a las personas con información innecesaria y ya nadie lee noticias.
Pero si usted revisa con cierto detenimiento las principales revistas y periódicos de Colombia y el mundo, ve los noticieros y da una mirada a los medios de redes serios, descubrirá las siguientes diez verdades sobre la realidad de Latinoamérica actualmente:
Buenas Noticias:
- Democracia: nunca hubo tantos países democráticos en Latinoamérica, casi el 100 por ciento, ni tantos partidos políticos ni elecciones y era insoñable que en el siglo XXI sólo quedaran dos dictaduras de izquierda y ni una sola de derecha.
- Capitalismo: atrás quedó la década perdida y esos treinta años de los sesenta a los noventa en los que éramos el peor alumno del capitalismo y todos pensaban en Latinoamérica cuando hablaban de subdesarrollo. Con crisis y todo, Méjico, Brasil, Argentina, Perú y hasta Colombia son la locomotora de un continente que es una potencia emergente en su conjunto. Y la región que mejor supo capotear la última crisis económica.
- Pobreza: los pobres de la región son cada año menos en conjunto (de 1990 a 2010 pasó de 45% a 30%) y el descenso siguió, pero más lento desde la crisis económica. Aunque se decía que sin una revolución comunista cada día habría más pobres, tanto partidos de derecha como de izquierda se empeñaron en demostrar lo contrario y lo lograron.
- Paz: en los setenta era imposible cruzar los países centroamericanos porque casi todos estaban en una cruenta guerra entre guerrillas, paramilitares y Estado. en el Cono Sur los ciudadanos eran muertos, fusilados o exiliados por solo opinar. Desde el martes 27 de junio que las Farc entregaron gran parte de sus armas no hay un solo conflicto armado de magnitud en toda Latinoamérica.
- Felicidad: los índices que intentan medir tan subjetivo factor dicen todos que la felicidad es sobre todo latinoamericana en este nuevo milenio. Basta leer la literatura de los siglos XIX y XX para darse cuenta que desde las independencias hasta hace pocas décadas esto no era así. El nuevo latinoamericano ya no solo quiere sobrevivir, ser libre de actuar y opinar sino que quiere ser feliz, por burguesa y un tanto extraña que le suene esa palabra.
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Malas Noticias:
- Democracia: al igual que en el resto del mundo, el éxito de las democracias en Latinoamérica está acompañado de escepticismo generalizado e indiferencia con cierta agresividad frente a las instituciones establecidas. Pero entre nosotros los latinoamericanos la decepción ha sido aún mayor, porque esperábamos mucho de los procesos de democratización y la clase política no fue capaz de dar la talla.
- Capitalismo: si bien enfrentó mejor que otros la crisis que empezó en el 2007 y sobrevivió al bajonazo del petróleo del que tantos países de la región dependen, Latinoamérica todavía en su conjunto no ha sido capaz de dar el paso para salir de verdad de economías basadas mayoritariamente en la extracción de recursos naturales.
- Pobreza: dentro de treinta años los latinoamericanos sentirán vergüenza de saber que en 2015 todavía había 167 millones de pobres en la región. Así como los gobiernos de izquierda democrática y derecha neoliberal disminuyeron la pobreza, no fueron capaces de encontrar la clave para eliminarla, existiendo los recursos para ello, por desgastarse en luchas por el poder y por la corrupción que está carcomiendo las instituciones.
- Paz: Centroamérica hizo una pésima transición a la democracia y está sumida en una complicada guerra entre los Estados y los grupos delincuenciales. La inseguridad ciudadana que generaban las guerras y dictaduras ha sido reemplazada en Latinoamérica por una sensación de vulnerabilidad frente al crimen organizado o no que muchas veces supera los esfuerzos de las autoridades.
- Felicidad: al igual que en el resto del mundo, el latinoamericano es víctima de la desazón del hombre del nuevo milenio, y también los menos ricos como en los más prósperos países de la región aumentó el número de suicidios y los problemas sicológicos de gran parte de la población. Pero como logró alcanzar ciertos índices de bienestar sin renunciar a valores que lo hicieron sobrevivir, encara con más entusiasmo al parecer el día a día que en regiones del bienestar o en aquellas que, como algunas africanas, siguen sumidas en guerras, altos grados de miseria y crisis económicas insuperables.
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