El mundo tiene ya más de 500 grandes aglomeraciones urbanas, dentro de las de que está Medellín, con su área metropolitana. Cada una de estas conurbaciones supera el millón de habitantes
Sin duda la competencia hoy es entre las ciudades, no entre los países. El extenso territorio que abarcan los países y la dificultad administrativa para ejercer control sobre él es suficiente argumento para fijar la atención en lo que están haciendo las ciudades para sobrevivir, a pesar del desconocimiento absoluto de los gobiernos centrales de lo que pasa en cada territorio. La ONU reconoce 194 países independientes y con gobierno propio, pero obviamente no tiene claro el movimiento de las ciudades, puesto que cada día aparecen y desaparecen cientos de ellas en todo el mundo. Son entidades territoriales que tienen que jugársela todos los días para permanecer. Hoy, para poder subsistir como ciudad hay que unirse a las otras cercanas, creando pequeñas aglomeraciones urbanas que trabajen en equipo para auto-gestionarse en temas como servicios públicos, residuos sólidos y transporte. El caso es que países como México, Colombia, Brasil, tienen en su interior miles de ciudades, todas diferentes, pero tratadas de manera estándar por los gobiernos nacionales.
El mundo tiene ya más de 500 grandes aglomeraciones urbanas, dentro de las de que está Medellín, con su área metropolitana. Cada una de estas conurbaciones supera el millón de habitantes, con cifras entregadas por la ONU Hábitat que advierte que unas 50 ciudades hospedan más de 10 millones de personas y que existen un poco más de 70 ciudades con más de 5 millones de habitantes. Pero las cifras extremas, están en las dos ciudades que superan los 30 millones de habitantes, Yakarta en Indonesia y Tokio en Japón que está a punto de alcanzar los 40 millones. En estos grandes conglomerados urbanos se encuentran albergados el 20% de la población mundial.
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Son pocas las grandes urbes. Estamos en el auge de las ciudades y millones de ellas no llegan a superar los 100.000 habitantes, sin embargo, allí vive el 80% de la población mundial actual. Por esta razón, es necesario que se enteren de lo importantes que son y de la necesidad de comunicarse entre ellas. Las ciudades grandes siempre imponen en el mundo la forma para gobernar, pero en realidad las escalas de estas ciudades no se pueden aplicar a las dinámicas de las millones de ciudades pequeñas. Estas pueden y deben, en razón a su tamaño y población, adoptar su capacidad de experimentar, para que sean tomadas como pilotos replicables en las grandes urbes. En ese sentido funcionará y no al contrario. Es habitual que se vea como pintoresco el éxito de una ciudad pequeña, como un logro menor. Las grandes ciudades miran lo que está afuera de la zona urbana como un territorio disponible para ser colonizado. En esa lógica actual, se genera un crecimiento desordenado con altas desproporciones ambientales que van en la desmejora de la calidad de vida de los ciudadanos. Los pequeños poblados se deberían dedicar a diseñar experiencias más que proyectos y con esto nutrir a los grandes asentamientos de buenas prácticas para ser aplicadas a grandes escalas.
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