Entre alerta moderada y dañina para niños, mujeres embarazadas, adultos mayores y personas con enfermedades respiratorias oscila la calidad del aire en el valle de Aburrá.

Federico Gutiérrez, alcalde de Medellín, envió una carta a Juan Carlos Echeverry, presidente de Ecopetrol, con el fin de que el aire del área metropolitana sea más limpio, teniendo en cuenta la alerta ambiental, constante, que sufre la capital antioqueña, y considerando episodios críticos presentados como el de marzo de 2016 y el del mismo mes de 2017, las últimas grandes crisis en esta materia en el territorio.  

Pero, ¿qué tan cierto es este postulado del mandatario local? Desde el 1 de enero de 2010, el diésel que produce Ecopetrol para consumo en el territorio nacional contiene menos de 50 partes por millón (ppm) de azufre. Este combustible cumple con los requerimientos de calidad establecidos por el Gobierno Nacional a través de la Resolución 90963 de 2014 del Ministerio de Minas y Energía y del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible.   

Ese diésel de 50 ppm está además dentro de la regulación alineada con la Directiva Europea, correspondiente al estándar y a la tecnología Euro IV, una definición de qué tanto se adaptan los motores a la producción de menos contaminantes. Dicha normativa europea dice que entre los requisitos técnicos que debe cumplir un motor para reducir las emisiones, el rango más bajo es Euro I y el más alto es Euro V, así los motores que emiten más contaminantes son Euro I y los que menos, Euro V. 

Muchos de los países que reconocen su problemática de aire han definido que para 2020 los motores tienen que ser Euro V. Entonces, “debería la Alcaldía también exigir a las ensambladoras de motos y carros que los motores se adapten al estándar ideal”, consideró Maira Duque, miembro de Ciudadanos por el Aire. Además, ese mismo colectivo ha manifestado que el gobierno local debe ser igual de exigente con las ensambladoras que con Ecopetrol. 

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Un diésel más limpio para Medellín

Es claro que la concentración de azufre en el diésel es ciertamente uno de los varios factores que influyen en la calidad del aire. Sin embargo, dada la calidad del diésel que se comercializa en Medellín, disminuciones adicionales en las concentraciones de azufre generarían beneficios ambientales siempre y cuando estas se hagan de manera coordinada con otras medidas complementarias de política pública, tales como chatarrización de los vehículos viejos, modernización de la flota de transporte público y de carga, mayor penetración del gas en la industria y transporte, incremento de la mezcla de biocombustibles, mayor masificación de transporte público, uso de medios alternativos de transporte (bicicletas, carros híbridos y eléctricos), estrategias de planeación y ordenamiento urbano que disminuyan los tiempos de viaje y manejo del tráfico, entre otras. Así lo expresó Eduardo Uribe, vicepresidente de Desarrollo Sostenible de Ecopetrol.  

Ese tope de diésel de 50 ppm se logró tras la firma del primer Pacto por la Calidad del Aire para el valle de Aburrá, el 10 de octubre de 2007.   

En la carta de Federico Gutiérrez al presidente de Ecopetrol dice que es primordial mejorar la propiedad de los combustibles para Medellín, pues ellos producen el 80% de las partículas de suspensión de la atmósfera.  

Además, en su mensaje Gutiérrez pidió a la compañía adoptar correctivos para que la gasolina distribuida en el territorio “pase de 50 partes por millón de azufre a 10 partes por millón”. La petición se debe al crecimiento del parque automotor y demográfico de la región, ya que el aumento de vehículos fue de 181.9% durante la década del 2005 al 2015.  

No obstante, la disminución de la concentración de azufre en el diésel, como cualquier otra medida de política pública, debe evaluarse con criterios de costo-eficiencia, de manera que se logren los mayores beneficios sociales a los menores costos posibles. Adicionalmente esos costos deben ser distribuidos de manera equitativa.  

En consecuencia, la disminución de la concentración de azufre en el diésel será económica, ambiental y socialmente viable, en la medida en que sea el resultado de un proceso ordenado, objetivo y técnicamente sustentado de construcción e implementación de políticas públicas, consideró Eduardo Uribe.  

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Vale recordar que Colombia ha tenido una senda sostenida y progresiva de mejoramiento de la calidad de sus combustibles. En el año 2010 la concentración de azufre en el diésel pasó de 5.000 ppm a menos de 50 ppm al punto que en la actualidad es, con la única excepción de Chile, la más baja de Suramérica. Este mejoramiento tuvo un costo para el país de cerca de 1.100 millones de dólares, así lo relató el vicepresidente de Desarrollo Sostenible de Ecopetrol. 

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la problemática de la calidad del aire "está matando a millones y colapsando los sistemas sanitarios".  

Pero el problema de la calidad del aire en Medellín tiene varias aristas. En primer lugar, se deben tener en cuenta las condiciones topográficas del territorio, las cuales exponen a la población a la concentración de CO2 apiñado entre las montañas. Y en este valle la velocidad y dirección de los vientos es un factor que tampoco favorece las medidas que se han adoptado contra la contaminación atmosférica de Medellín y los otros diez municipios de la cuenca del valle.  

Un nuevo Pacto por el aire  

Las acciones para mejorar la calidad urgen en el valle de Aburrá y el Área Metropolitana avanza en planes para su mitigación, mientras tanto, el gobierno local firmó, recientemente, un nuevo Pacto por la Calidad del Aire. Es un acuerdo a voluntad de quienes lo firmaron. Se presentó el pasado viernes 2 de febrero. 

El dato de la última vez que se declaró la alerta roja en el valle de Aburrá por contaminación del aire, en marzo de 2017, da cuenta que en Medellín se reportaron niveles de 129 microgramos por metro cúbico de material PM2.5. 

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Con el nuevo Pacto, se abrió paso a una estrategia de la Alcaldía de Medellín, el Ministerio de Ambiente, la Procuraduría y otras instituciones, en total 66 entidades o instituciones, entre ellas las alcaldías de los diez municipios del valle de Aburrá y otras entidades  para este fin.  

Los firmantes, aseguró Sergio Andrés Orozco Escobar, secretario de Medio Ambiente de Medellín, implementarán un ‘montón’ de estrategias de acuerdo a la necesidad de cada empresa. De este Pacto, el secretario explicó: “Lo que hicimos fue propender los espacios para que un grupo de ciudadanos se juntaran en pro del medio ambiente. En él buscamos que el mayor número organizaciones y personas se sumen en pro de la calidad del aire”. 

Este Pacto no sienta una posición clara frente a patrones de movilidad o intensidad del uso de combustibles y aunque varias instituciones plantean compromisos en algunos de estos sentidos, no hay una línea conectora a lo largo del texto, expresó Daniel Suárez, integrante del colectivo Aire Medellín. 

El Pacto de 2007 y este de 2018 son similares en su propósito y forma, destacando que con el primero se logró que Ecopetrol, la única organización que sí cumplió los compromisos, mejorara la calidad del combustible, como ya se había mencionado. 

Dicen los diferentes movimientos por el aire, que firmaron además un pronunciamiento llamado #PactoSinImpacto, que el debate de la calidad del combustible es "una falacia argumentativa para ocultar la responsabilidad del gobierno local en construir una ciudad más saludable y sostenible, debido en gran parte al excesivo poder de las industrias constructora y automotriz". 

Lo anterior lo sustentan al no contemplar en el Pacto unas penalizaciones para quienes no cumplan con sus compromisos. “Es muy probable que su impacto sea casi nulo, como lo fue el del pacto del 2007”, añadió Maira Duque. 

Sobre este asunto, el secretario de Medio Ambiente de Medellín apeló a que como el Pacto es algo voluntario, “no se trata de ningún tipo de normatividad, cosa diferente al Pigeca, que sí es un acuerdo y algo que está por normativa y se debe cumplir”.  

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¿Y qué es el Pigeca? Es el Plan Integral de Gestión de Contaminación del Aire, una estrategia que busca mejorar progresivamente la calidad del aire del área metropolitana del valle de Aburrá, para salvaguardar la salud pública y proteger el ambiente, así como para elevar el bienestar social y propiciar un desarrollo metropolitano sostenible, está al mando del Área Metropolitana.  

Sin embargo, el Pigeca no está articulado con el Pacto, “este considera varias acciones que apuntan fuertemente a la reducción de material particulado para el mejoramiento del aire y la Alcaldía no tuvo en cuenta ese Plan para esta nueva firma, ni siquiera se mencionó como antecedente”, expresó Maira Duque.  Y precisamente como no está claro cómo se está articulando el Pacto por Aire al Pigeca, la sensación que tienen los colectivos ambientalistas de la ciudad es que la Alcaldía diseñó este proyecto para hacerle quite al Pigeca. 

Finalmente, el Pigeca es el plan de cómo se lograría descontaminar la ciudad a 2030 y en él está toda la parte normativa que debe hacer cumplir la autoridad ambiental a las entidades que de una u otra forma afectan la calidad del aire de la ciudad.  

En cuanto a la respuesta a la carta a Ecopetrol, el gobierno local dice estar a la espera que la empresa de hidrocarburos colombiana envíe los compromisos medibles, "y que se comprometan realmente a mejorar la calidad de los combustibles, porque hasta que Ecopetrol no nos suministre un combustible de menor calidad no lo podemos hacer", insistió el secretario de Medio Ambiente. 

Estos son algunos datos relacionados con la contaminación del aire en medellín: