Una tasa de desempleo muy baja al tiempo que desaparecen miles de puestos de trabajo y un futuro incierto para quienes carecen de la educación y habilidades para acceder a las vacantes que ofrece el mercado.
El empleo en los Estados Unidos atraviesa por situaciones paradójicas. Una tasa de desempleo muy baja al tiempo que desaparecen miles de puestos de trabajo y un futuro incierto para quienes carecen de la educación y habilidades para acceder a las vacantes que ofrece el mercado. Con base en cifras del mes de abril, había 6 millones de puestos de trabajo sin llenarse, mientras cerca de 7 millones de personas buscaban que hacer. Lo anterior arroja una mezcla de buenas y malas noticias: lo positivo es que los patronos están abiertos a contratar y muy seguramente a pagar mayores salarios. Recordemos que durante la Gran Recesión el número de ofertas de trabajo era solo de 2.2 millones.
Lo negativo es preguntarse las razones por las cuales esa cantidad tan alta de aspirantes no encuentra trabajo. La conclusión es que las exigencias del mercado laboral son tales que mucha gente se está quedando por fuera por no ser aptos para los empleos disponibles. No hay suficientes programas de entrenamiento y capacitación técnica, la brecha educativa se amplía, hay un aumento muy rápido de la automatización y la fuerza laboral envejece.
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Cuando los políticos hablan de empleo, se concentran en industrias productoras de bienes manufacturados, minería y automóviles, unos sectores golpeados por la globalización y los avances tecnológicos. La robotización ha desplazado a la mano de obra tradicional resultando en mayores eficiencias y menores costos unitarios. La recuperación de la construcción ha permitido la llegada de más trabajadores en un sector en el que la comunidad inmigrante tiene una creciente participación. Lamentablemente, las políticas migratorias de la actual administración ponen en grandes dificultades a los empresarios quienes no encuentran la mano de obra requerida para sus proyectos.
Si la desaparición de empleos en las áreas mencionadas es una cruda realidad, lo que se viene para el sector servicios es aún más complejo. Durante el año anterior 3 de cada 4 empleos perdidos se dio con mayor incidencia en los subsectores del comercio minorista: tiendas por departamentos, tiendas deportivas y de instrumentos musicales, electrónicos y moda. El aumento de las compras por la red se ha reflejado en una reducción de aproximadamente 27 mil empleos en los primeros 4 meses de este 2017.
La situación se agrava para amplios grupos poblacionales en los Estados Unidos que no han tenido educación formal. Gran parte de esa fuerza laboral no recibe mayor remuneración en el comercio al detal y los servicios, los únicos sectores que les brindan la posibilidad de empleo. Asimismo, en su mayoría depende de los subsidios gubernamentales para acceder a los seguros de salud sin que sea posible aspirar a un mejor empleo. Es un círculo vicioso del cual les es muy difícil salir.
El nacionalismo tan de moda en Estados Unidos y Europa atacando los acuerdos de libre comercio al tiempo que se acusa a los inmigrantes de ser los causantes del desempleo y la seguridad, es un distractor de las verdaderas razones para la profunda desigualdad existente. Muy contradictorio además que los empresarios norteamericanos se quejen de una escasez de mano de obra, cuando existe una población inmigrante dispuesta a trabajar pero que ahora es objeto de una persecución inmisericorde por ser indocumentados.
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Para crecer al 3 por ciento anual como pretende Trump es necesario un incremento de la fuerza laboral y de los niveles de productividad. Ello llevaría a que la población disfrute de mayores niveles de ingreso que ayudaría a cubrir las ya cuantiosas obligaciones médicas y de retiro. Cerrando fronteras y reduciendo recursos para investigación y desarrollo de acuerdo con el presupuesto a consideración del congreso, muy poco es lo que se avanza.