Lugares de Bogotá, Cali y Medellín han servido de escenarios para el Festival Entreacto, un encuentro y acercamiento con la memoria histórica del país, el cual buscó reivindicar y resignificar el dolor de cientos de personas víctimas de la violencia a través del arte.
Una reflexión sobre los alcances del teatro en la construcción de paz y memoria se propone hasta hoy en la primera edición del Festival Entreacto, estrategia del Museo Nacional de la Memoria y el Centro Nacional de Memoria Histórica que busca brindar un espacio a grupos artísticos de Bogotá, Cali y Medellín, para que estos aproximen al público las historias de las víctimas del conflicto.
“El encuentro fue planteado con el fin de reflexionar acerca de los aportes en la comprensión del conflicto armado y el proceso de paz que ha hecho el teatro desde el sector profesional y las iniciativas de organizaciones sociales al igual que de la ciudadanía interesados en hablar de estas narrativas desde el teatro”, explicó Juana Salgado, organizadora del Festival.
Precisó, además, que fueron dos epicentros centrales los que guiaron el objetivo del espacio artístico, el primero fue las propuestas de dramaturgia profesional y el segundo el papel de las organizaciones comunitarias y de víctimas con sus procesos teatrales contando desde su perspectiva y su propia voz lo que ha pasado en los territorios.
Teatro de sala, de calle, conversatorios y talleres hicieron parte de la estrategia de acercamiento y resignificación de la memoria con la muestra de obras como Objetando, que hace una crítica a las lógicas bajo las que funcionan los ejércitos; Tiempos de Guayacán, un reconocimiento a las madres víctimas de la desaparición forzada y a su proceso de duelo y Falso + positivo, creaciones de grupos independientes de Medellín.
“Lo que buscamos con las actividades adicionales como conversatorios y talleres fue expandir, poder dialogar y encontrarlos con la ciudadanía respecto a los procesos que suceden ahora paralelamente entre organizaciones de derechos humanos y treatreros”, comentó Salgado.
Señaló además la importancia de que este año se haya fallado la sentencia de reparación colectiva del Bloque Libertadores del Sur por las afectaciones a la población en Tumaco, la cual permitió que como medida de reparación simbólica se diera la circulación nacional de una obra de una organización social llamada Teatro por la paz, lo que demostró la relevancia e incidencia el lenguaje teatral para contar en el país lo que está pasando, así como denunciar y hacer procesos de sanación.
¿Cómo hacer que el público participe activamente?
Para Salgado es tan importante convocar al público común como a aquel que ha sido víctima, por eso, aseguró que la apuesta con el Festival fue no presentar informes o escritos, sino investigaciones desde el espacio artístico que generaran el espacio propicio para que las personas confluyeran en torno a una experiencia poética que les permitiera reflexionar individualmente acerca de los conflictos en el país.
“La idea fue que cada uno de los asistentes se preguntara que acciones podría hacer para aportarle a la construcción de memoria o a un país en paz, por eso seguiremos viendo al teatro como punto de encuentro que motiva a las personas a hacer parte activa de este proceso de sanación juntando además todas las clases de público, tanto el que nunca ha ido a una sala como a aquellos que lo hacen recurrentemente”, puntualizó la organizadora.
Hay diferentes formas de hacer agentes activos en la construcción de memoria por medio del arte, en este caso asistir a teatro, apoyar iniciativas de colectivos independientes y poder llegar a casa con una reflexión y una experiencia estética.
El alcance del teatro
Luz María Rosero, directora artística de Dráconis Teatro, grupo infantil que presentó ayer en el Teatro La Fanfarria su obra Tiempos de Guayacán, comentó que los niños son parte fundamental en el teatro de memoria porque tienen mucho que decir, aprender y enseñar en cuanto a paz, reconstrucción y nuevos porvenires.
“Es muy apropiado trabajar estas obras de duelo y resignificación con los niños porque ellos deben coger las riendas del país, ellos deben conocer lo que pueden hacer y el cómo pueden transformar, además de tomar todo lo que está en sus manos y mirar cómo puede ir encaminado a construir un mejor territorio en cuanto a convivencia. A ellos es a quienes hay que apostarle porque de alguna manera esos lugares que fueron afectados son lienzos para que ellos puedan crear nuevas oportunidades y esperanzas”, afirmó Rosero.
Festivales de este tipo brindan a la población un lugar idóneo para escuchar, vivir, y recibir cambios por medio de experiencias significativas de reparación.
“Las artes tienen mucho que decir y es el teatro es una de las madres a las que nos debemos acoger porque nos permite desde la mirada del espectador y el actor concebir ese momento presente, la gente que finalmente vivió esa mala experiencia vuelve a encontrarse con ella pero de una manera poética y positiva. El teatro es reparador para ambos lados”, finalizó la artista.
Colectivo teatral Dráconis
El colectivo infantil nació en el año 2013 a partir de la Red de Creación Escénica de Medellín- laboratorio infantil, bajo la dirección de Luz María Rosero Rojas, creando procesos de investigación y creación escénica.
Sus componentes proponen explorar diversas técnicas interpretativas entre las que prevalece el método lúdico, es decir, se entiende la actividad teatral como un juego.
“La dinámica del juego estimula el trabajo en equipo y desarrolla canales de expresión y creatividad. Es nuestro deseo que los niños, jóvenes y adultos encuentren aquí un espacio al que puedan traer sus propias ideas y en el que desarrollen su propio imaginario”, dijo Luz María Rosero.
Ganaron la Beca de Creación teatral con su obra que representa los años 70s, 80s, y 90s, Tiempos de Guayacán, además de la Beca de Creación Presupuesto Participativo este año con Balandú, donde nacen los sueños.