El mundo de los negocios, en la actualidad, está viviendo una íntima transformación de su ADN, debido al uso intensivo de las diferentes formas de tecnología, y la manera como ésta ha reinventado todos los procesos de soporte de las ventas y las post ventas en términos logísticos.
La competencia entre el mundo real y el mundo virtual apenas está comenzando y ya se cuentan por miles los damnificados y por miles a los triunfadores. 
Las transformaciones culturales nos han llevado, por ejemplo, a que ya no esperamos la llegada del servicio domiciliario de las gaseosas que se vendían en cajas de madera o de plástico por empaques de 24 unidades, sino que somos nosotros mismos quienes las compramos en el supermercado y las cargamos hacia nuestra residencia. Algo cambió en términos de la relación entre actores, en medio de la transacción comercial.
Ni que decir hoy, cuando hacemos el web check in y la llegada al aeropuerto ya no es como antes. Anteriormente existían unas grandes baterías de módulos con sus respectivos asesores quienes lo recibían a uno, verificaban el cupo o la reserva, pesaban las maletas y entregaban el pasabordo y el tiquete para reclamar el equipaje. Ahora, el número de funcionarios ha disminuido, y uno solamente entrega las maletas y recibe el respectivo tiquete. La relación persona a persona se hace cada vez más escasa y lo que se espera es que todo funcione como un relojito. 
¿Qué tal las compras por internet? Ya las grandes superficies con sus problemas de parqueadero y largas colas para pagar, tienden a modificar su destino y uso, pues ante la seguridad del pago y la entrega, yo me ahorro el tiempo de desplazamiento para ir a recorrer los almacenes y más bien lo hago desde mi casa, oficina o móvil, teniendo a disposición bases de datos que contienen miles de productos, alternativas, ofertas y sobretodo, comodidad.
En un nivel superior de servicio, los sistemas de información de los vendedores permiten precisar los ciclos de compra, ofreciendo la posibilidad de autorizar de manera automática, el envío de aquellos productos que usted igual compraría, facilitándole las cosas.
El llamado “paqueteo” implica refinadísimos procesos de distribución respaldados en la infraestructura de almacenamiento directo o indirecto, las flotas de vehículos con sus rutas y un modelo de operación ágil y fácil que permita todo tipo de transacciones, desde la entrega de la compra, la recogida de una devolución, sin dejar a un lado la devolución electrónica de su dinero o la expedición de un bono a su favor por el valor devuelto.
Toda esta fantástica parafernalia se ve fuertemente influenciada, sino restringida, por asuntos de identidad y de seguridad.    
La bancarización electrónica intensiva, la disposición de nodos de recepción y de entrega, la existencia de vías adecuadas con sus respectivas zonas de parqueo, el uso adecuado y debidamente respaldado de las TIC, el desarrollo de Softwares amables y seguros y la existencia de un grupo de humanos idóneos para el manejo y la intervención en esta serie de círculos virtuosos, forman la integralidad de este nuevo escenario de comercio, donde el servicio no se ve, pero sí se siente y se palpa por su presencia o ausencia, lo cual potencia, ¡y de qué manera!, el nuevo mundo de los negocios.  
Cada época trae su afán. Las transacciones mediadas por relaciones persona a persona tienden a disminuir de manera intensiva, y la era del prosumo anunciada por Alvin Toffler desde principios de los ochenta, ya llegó para quedarse y cambiar dramáticamente la lógica tradicional de los negocios.
¡Bienvenidos al futuro! La nostalgia del ayer, evidencia nuestra ya lejana juventud.
Mientras tanto, insistimos en la necesidad de dotar a Medellín, con un adecuado escenario de espectáculos.