Con el incremento de la intensidad de las lluvias por el cambio climático y la hasta ahora incontenible deforestación, las tasas de denudación se están acelerando
Una vez se dé por superada la emergencia ocasionada por el reciente accidente de Hidroituango, que espero sea muy pronto, es necesario insistir en los impactos ambientales relacionados con los sedimentos generados en la cuenca aferente al futuro embalse, así como los problemas relacionados con la operación de la central hidroeléctrica.
En la década de los 50 del siglo pasado el suroeste antioqueño (SO) cambió el cultivo tradicional del café con sombrío, por variedades más productivas que demandan mayor luminosidad solar. La consecuente destrucción de los bosques originó una catástrofe ambiental, que se resume en aceleración de los procesos erosivos y otros impactos socioeconómicos que han afectado la calidad de vida de la población, amén de dolorosas tragedias generadas por avenidas torrenciales, principalmente originadas dentro de la subcuenca del río San Juan.
La caída del Pacto Mundial del Café en 1989 nos llevó a perder competitividad en los mercados internacionales, lo que obligó otro cambio en el uso del suelo: las laderas donde se cultivaba el café en el SO se empezaron a utilizar para ganadería, con lo que se aceleró aún más la erosión.
Según estudios de Integral para ISA, realizados en 1983, en el SO cerca de 170.000 hectáreas estaban afectadas por procesos erosivos con tasas de denudación calificadas como altas y muy altas hasta extremadamente altas, en su mayor parte causadas por las ya descritas malas prácticas en el uso del suelo. Esto significaba la pérdida de esta gran extensión para usos agropecuarios, así como la destrucción de parte de la red vial y el riesgo de colmatación con sedimentos para el futuro embalse de Cañafisto, proyecto recientemente cancelado por la Anla. Hoy, 35 años después, con el incremento de la intensidad de las lluvias por el cambio climático y la hasta ahora incontenible deforestación, las tasas de denudación se están acelerando de manera evidente.
En diez años de operación de Hidroituango los sedimentos transportados por el río Cauca hacia el embalse, 46 millones de m3 /año, le harían perder hasta un 26% de su embalse muerto (el que se forma por debajo de las captaciones), porcentaje éste que hoy es necesario revisar al alza, por causa del incremento de la erosión en la cuenca relacionado con las mayores intensidades de las precipitaciones y la deforestación de la cuenca. El SO, con una tasa de denudación entre 3 y 4 mm/año (el espesor en milímetros de la capa de suelo que anualmente se pierde por erosión), contribuirá, a esta sedimentación con más del 30%. A esto hay que agregar la eventualidad de una reactivación del deslizamiento Guásimo, la gran masa inestable localizada en las laderas adyacentes al mismo embalse, masa cuyo volumen se estima en más de 2.000 millones de metros cúbicos.
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Por tratarse de una central que operará a “filo de agua”, en principio esto no afectaría la capacidad de generación eléctrica de Hidroituango, que se podría solucionar levantado los niveles de captación, pero si produciría un deterioro de las turbinas y sobre todo serios impactos ambientales, como se describen enseguida.
Empecemos por los gases de efecto invernadero (GEI) emitidos por el futuro embalse. Tal como sostiene El profesor Philip M. Fearnside de la Universidad de Michigan, es un error llamar a las hidroeléctricas energía limpia, ya que “por desgracia los embalses, especialmente en el trópico, emiten grandes cantidades de GEI, principalmente generados por la materia orgánica contenida en los sedimentos que llegan al embalse. Así lo demuestran recientes estudios de la Universidad Nacional Sede Palmira en el embalse de Riogrande II, en el cual se midieron 108.000 toneladas anuales de emisiones de CO2 equivalente, casi un 5% de las que se generan en todo el Valle Aburrá.
Ahora el caso del mercurio, hoy prohibido en la minería aurífera por los daños a la salud humana y a los ecosistemas hidrícos, que se libera como metilmercurio (MeHg) por la descomposición de la materia orgánica sumergida al momento del llenado del embalse y la que siguen aportando sus tributarios, metal que es fácilmente asimilado por la biota y la cadena alimenticia. Así lo demostraron estudios de Hidroquebec en la década de los 80 del siglo pasado, con mediciones de los contenidos de mercurio en los peces dentro de los embalses del norte del Canadá y en la población nativa dependiente de la pesca. Estudios similares en 2009 de José L. Marrugo, investigador de la Universidad de Córdoba (Colombia), mostraron concentraciones de MeHg en los peces dentro del embalse de Urrá, que exceden los límites aceptables por los humanos. Cuando las laderas circundantes a los embalses están sometidas a intensos procesos de erosión, como es el caso de Hidroituango con el suroeste antioqueño, son mayores los incrementos de MeHg en al agua embalsada.
Se requiere, entonces, emprender cuanto antes un programa de mitigación, recuperación y conservación de suelos en las diez sub-cuencas hidrográficas del SO, identificadas en los estudios de 1983, atrás referenciados, como las más afectadas por la erosión. Para este propósito se cuenta con los referidos estudios de Integral y con técnicas agronómicas y geotécnicas ya experimentadas en otras partes del país; por otro aspecto las obras correctivas se podrían construir con mano de obra local y materiales autóctonos. Para financiar el programa existen los cuantiosos recursos-6% del valor total de las ventas futuras de energía-que Corantioquia y los municipios del SO recibirán de Hidroituango y que, por ley, se deberán destinar a la protección de los ecosistemas y a la recuperación de las subcuencas en el territorio de su jurisdicción.
Es necesario retomar una propuesta de 2003 a Corantioquia presentada por la Facultad Nacional de Minas, en asocio con el Encuentro de Dirigentes del Suroeste y consultores antioqueños para adelantar un programa de recuperación y conservación de suelos del suroeste antioqueño, adicionada con el caso deslizamiento Guásimo, iniciativa que vale la pena actualizar hoy que todos los antioqueños y el país, así lo espero, coincidimos en el gran propósito nacional de salvar a Hidroituango. Para impulsar este esperamos contar con el apoyo de Hidroituango S.A como dueña del proyecto, así como del Encuentro de Dirigentes del Suroeste, de los comités municipales de cafeteros y de las administraciones municipales locales.