Aunque fue declarado como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, el circo en Colombia ha estado empañado por el escaso acompañamiento, estímulos y pocos lugares para el desarrollo su labor, aseguraron los artistas circenses de Medellín.
De acuerdo con datos del Ministerio de Cultura, en Colombia existen 35 familias circenses con más de 100 años de tradición, aproximadamente 450 circos que circulan sus rutinas o espectáculos por todo el país, 15 grupos nuevos de circo y 1.250 artistas de circo contemporáneo.
Por ello, el Ministerio conformó en el 2008 la Mesa Nacional de Circo y acogió el nombre de Teatro y Circo para una de sus áreas de acción, dando por primera vez en la historia un lugar a este arte escénico.
Desde ese momento, la entidad desarrolló dos investigaciones que permitieron caracterizar el circo tradicional sin animales, circo contemporáneo y circo social, y detectar sus necesidades respecto a formación, circulación, creación, seguridad social y organización.
Sin embargo, los escasos espacios en los cuales poner sus carpas, altos costos de impuestos, pocos estímulos, excesivos requerimientos y poca afluencia de público son los principales conflictos por los que pasa en la actualidad el circo en el país, desde la perspectiva de sus artistas.
La falta de una Ley Nacional de Circo ha hecho que este arte se quede en la informalidad, lo que ha costado que se reduzca la labor circense a escenarios en barrios y hasta en las esquinas de semáforos para lograr ingresos que les den su sustento.
“No existe actualmente una ley de circo en Colombia, sin embargo, la Ley 1493 reconoce y vincula al sector de circo, desde su sanción el 26 de diciembre de 2011”, explicó Lina Duque, directora de Teatro y Circo del Ministerio de Cultura, quien precisó que “esta Ley se ha propuesto estimular, formalizar, democratizar y hacer competitivo al sector de las artes escénicas en Colombia, representaciones en vivo de música, danza, teatro, circo sin animales, magia y sus prácticas derivadas”.
“Nos violan el derecho al trabajo”
El sector circense ha manifestado no contar con las garantías necesarias para el buen desarrollo de su labor dadas las barreras económicas y de autoridad a las que se han visto expuestas, como lo aseguró Adriana María Arango, vicepresidente de la Mesa de Circo de Medellín y directora del Circo Estrellas Kandry.
Ella precisó que, ante la falta de una ley exclusiva para el sector, ya que hacen parte de una legislatura que cobija los diferentes ámbitos culturales de los que a veces son excluidos, se les viola su derecho al trabajo.
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“Necesitamos una ley nacional porque somos muchos los circos en Colombia que amamos este arte y que dependemos de este, aun sabiendo que no es mucha la ganancia, teniendo en cuenta además que somos Patrimonio de la Humanidad y eso es lo que no han considerado las grandes instancias culturales”, precisó la vicepresidente de la Mesa de Circo de Medellín.
El concejal de Medellín Daniel Carvalho indicó que existe en la ciudad una política pública para el apoyo a los circos, la cual está a la espera de una regulación por parte de la Alcaldía, sin embargo, afirmó que no ha visto movimiento con ello en la Administración local.
“La reglamentación es rol del alcalde, pero como concejal he de insistir ante él, el año pasado lo hicimos. Creo que es necesario el compromiso de la Secretaría de Cultura para que la alcaldía se mueva en este tema”, explicó.
Carlos Álvarez, mimo clown y director artístico de la Fundación Circo Medellín, manifestó que “hay funcionarios culturales un poco reacios con nuestra labor, las autoridades políticas, tanto de Medellín como del país, son algo ignorantes frente al tema y desconocen las necesidades e implicaciones de un circo”.
“Con el circo tienen una deuda histórica muy grande los ministerios y secretarías de Cultura porque ha estado muy olvidado, nunca ha sido tenido en cuenta. Los que hacemos circo en el país somos como extranjeros en nuestra propia tierra, la mayoría de las veces nos niegan el derecho constitucional al trabajo, no nos dejan contar con los espacios necesarios para poner nuestras carpas y nos piden una cantidad de requisitos que, con nuestros ingresos, es muy difícil cumplir”, explicó Álvarez.
Ante esto, la subsecretaria de Arte y Cultura de la Secretaría de Cultura Ciudadana de Medellín, Lina Botero, manifestó que está trabajando de manera conjunta para organizar la ruta de solicitud de permisos y tarifas para el uso del espacio público y que el sector circense actualmente paga la tarifa más baja, “es decir el 0.6 %”, afirmación refutada por el sector que argumentó no contar con las ayudas necesarias para el uso de espacios públicos en los que puedan realizar sus funciones.
“Cada vez las exigencias para usar el espacio son mayores, lo que no quiere decir que malas. Hay aspectos que son imposibles cubrir por el ingreso monetario que genera un circo, como el de la ambulancia, la cual sólo se pide en eventos con un aforo mayor de 500 personas y a nosotros nos lo piden por 100 o 200. Considerando que la función de estos circos pequeños tiene un precio de $1.000 o $2.000, no es viable suplir el costo de una ambulancia, son disposiciones desfasadas de la realidad”, añadió Álvarez.
Atropellos de las autoridades
El pasado 21 de noviembre de 2016, durante el quinto Festival de Circo de Medellín, el Circo Estrellas Kandry sufrió lo que ellos consideran un atropello por parte de la Policía y Espacio Público.
La directora, Adriana María Arango, así lo relató: “Teníamos permiso de la Alcaldía y de la Secretaría de Gobierno pero no estaba físico en el momento, por lo que, al llegar la Policía, le pedimos una espera mientras nos entregaban la orden. Los funcionarios no aceptaron y procedieron a tirarme la carpa de una manera agresiva, lo que resultó en el daño de la misma sin respuesta alguna, a lo que se sumó la llegada de Espacio Público que decomisó la carpa. Los atropellos siempre son muchos”.
Para Carlos Álvarez es importante educar a las autoridades y funcionarios para que respeten y comprendan el arte del circo, “que no nieguen permisos, que se termine la persecución y que no nos agredan”.
Esteban Marín, de 27 años, ha estado en el arte desde los 16. Por los pocos recursos que el circo le genera, no logró culminar sus estudios en Artes Plásticas, lo que lo llevó a depender de actividades en los semáforos para subsistir, para costear los gastos diarios en su hogar.
Marín explicó que, pese a la poca ganancia que generan las acrobacias y expresiones circenses, el verdadero problema radica en la falta de consentimiento de uso de espacio público.
“Es muy difícil no poder pararse en una esquina a mostrar lo que hacemos, para que nos den cualquier moneda y así salvar el día, porque llega la Policía,nos retira del lugar por no tener los permisos necesarios o argumentando que es por nuestro propio bienestar, razones que no resultan lógicas ya que lo que en realidad hacen es negarnos el derecho a trabajar”, explicó Marín, quien lleva un año inscrito a las labores sociales del Circo Medellín, donde forman jóvenes que desean ingresar a este sector.
Estímulos
De acuerdo con Lina Botero, “cada año se realiza, de la mano del sector, el Festival de Circos de Medellín donde participan alrededor de catorce carpas de circo tradicional y 16 agrupaciones (entre circo tradicional y contemporáneo) que se presentan en el certamen, creado por el Acuerdo 56 del 2011. Este tiene una inversión de alrededor de $190 millones, hay un componente artístico y académico. Además, este año, por primera vez, tendrá un componente formativo previo, con miras al fortalecimiento del sector”.
Pese a esto, los artistas manifestaron que la inversión del Festival no equivale a la inversión en el sector, gesto que, desde su mirada, solo ha sido realizado para ocultar que hay poco para las entidades locales.
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“Los estímulos son únicamente para el Festival que se hace anualmente. Es como una especie de dulce para decir que sí nos tienen en cuenta, porque, referente a las becas o proyectos que saca la Secretaría de Cultura, los circos tradicionales no llegamos nunca a obtenerlos”, expresó Adriana Arango.
Ante esto, Esteban Marín opinó que “los estímulos son muy pocos y el gremio cada vez es más grande, por lo que vemos que los apoyos que nos dan no son suficientes, incluso mucho se ha dicho sobre los cambios de artículos y movimientos en la Regulación de Teatro y Circo en Medellín, lo que hacen es embolatar a la Mesa que está luchando por hacer valer nuestros derechos”.
En el ámbito nacional, el Ministerio de Cultura cuenta con convocatorias que ofrecen diversos estímulos al sector de circo. Sin embargo, “la dificultad actual recae en la falta de formalización de la mayoría de los agentes del sector, quienes en este momento no se encuentran constituidos legalmente y esto reduce las posibilidades de acceso a las diversas oportunidades y beneficios que se generan desde las entidades públicas”, como lo aseguró Lina Duque de MinCultura.
Jóvenes comprometidos
Sin considerar las condiciones actuales del circo, decenas de jóvenes continúan apostándole a este arte y a la expresión del cuerpo como forma de libertad o fomento de la cultura.
El Circo Medellín, a través de la Red de Artes Escénicas, ha creado tres proyectos sociales enfocados a enseñar las artes circenses dictadas en varios barrios de la ciudad contando con la participación activa de niños y jóvenes.
“Tenemos 20 niños en San Antonio de Prado enseñándoles circo, en el barrio El Limonar, además tenemos 20 en el barrio Los Colores, allí la Alcaldía le paga a los profesores el trabajo realizado. En ese sentido tenemos también a adolescentes mayores de 15 años en semilleros en el Circo Medellín”, expresó Carlos Álvarez.
Antonio Herrera, de 25 años, quien llevaba cuatro años en el teatro, llegó al circo por “cosas del destino” y se enamoró del proceso, las rutinas, las risas de la gente.
“Me gusta toda expresión del arte, amo el arte y me encanta regalarle sonrisas y sensaciones al público. El circo es color, entusiasmo, alegría y por eso continúo en esto. Aunque me gusta el teatro, considero que el circo es el único escenario en el que se te permite equivocarte y hacer el ridículo para volver a iniciar con más fuerza y poder”, dijo Herrera.
Esteban Marín planteó que “Platón decía que el arte para la humanidad no es vital, por lo que si lo dejamos de hacer no moriremos, porque no es una necesidad básica, pero nosotros nos expresamos por medio del arte y es nuestro camino a libertad. Creo que el que inicie en el mundo del arte no es capaz de enfrentarse a la cotidianidad de un trabajo normal, le seguimos apostando a crear cosas que puedan hacer felices a los demás y eso nos llena más que el dinero”.
Nadier Palacio, docente de la Red de Creación escénica de Medellín, puntualizó que los jóvenes continúan creando y participando del circo porque “saben, creen y lo han visto, que con esto se pude hacer buena vida, buena sociedad, buenas personas y seres humanos tranquilos”.
Según el Ministerio de Cultura, han entregado 93 becas de formación circense para ingresar a la Escuela Nacional de Circo para Todos y cuatro clases maestras con expertos del circo tradicional.
Ley que prohíbe animales en circos
En el año 2013, el Senado de la República aprobó en último debate el proyecto de ley que prohibió el uso de animales en circos, tomando como base que países como Bolivia, Perú y Paraguay ya adoptaron dicha medida.
El proyecto, que fue presentado por el representante Augusto Posada Sánchez, estableció que en un plazo de dos años los circos y otros eventos culturales que utilicen animales tendrían que terminar con esta práctica, ya que bus caban proteger especies que en algunos casos estaban en vía de extinción.
Ante esto, Raúl Gasca, del Circo Hermanos Gasca, dijo que le parecía “injusta” la decisión de la plenaria: “En la mayoría de países de Europa el circo es patrimonio cultural (…) acá en Suramérica, los países donde se prohíbe los animales en los circos es donde no hay circos, como en Bolivia, pero en Colombia se quedarán sin trabajo muchos por cuenta de la medida”.
“En cada ciudad donde vamos llegan las autoridades competentes y ellos han certificado siempre el buen trato a los animales”, precisó Gasca.
No obstante, el Ministerio de Cultura aseguró que esta decisión no afecta en la actualidad las prácticas de los circos tradicionales del país, que “han comprendido la finalidad de la misma y, ante ello, han venido transformando y adaptando sus puestas en escena, renovando sus repertorios para dar cumplimiento a la norma”.
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