La política no tiene que ser así
Ante mi condición de optimista irredento no me gusta decir eso tan paisa de que “ahora sí nos llevó el que nos trajo”. Y menos refiriéndome a mi país.
Ante mi condición de optimista irredento no me gusta decir eso tan paisa de que “ahora sí nos llevó el que nos trajo”. Y menos refiriéndome a mi país.
Y no lo diré, no lo quiero ni pensar. Sin embargo, ¡ah cerca que estamos de ello si los ciudadanos no fanáticos ni politiqueros no actuamos ya y durante mucho tiempo! Sí, durante mucho tiempo porque cambiar una costumbre -quizás ya cultura- es tarea titánica. Una muestra clara se vio cuando días atrás la oposición no aceptó un ápice del nuevo acuerdo final pese a los diálogos impulsados por todos y a los clamores por la unión del país surgidos de ambos lados.
Los gritos de guerra (confío plenamente que de ‘guerra’ política) de quienes tienen como profesión ser opositores al proceso de paz ya fueron lanzados y se siguen escuchando. Era “todo o nada” como titulé una columna hace varios meses.
Lo más triste es que hay una dirigencia cuya única motivación son los cálculos para alcanzar el poder en el 2018, pero aduce una ideología prestidigitadora para mover a sus seguidores. Seguidores que se la están tragando entera. No otra conclusión arroja analizar la trazabilidad de su conducta en los últimos años. El buen columnista Ricardo Silva Romero señaló con lucidez que el ‘No’ se convirtió en una ideología.
Pero esto es más profundo y universal: No soy ingenuo para desconocer que en Colombia y en todo el mundo la política por lo general -por lo general- para lograr sus objetivos malos, buenos y mediocres se vale y ha valido de toda suerte de triquiñuelas unas más censurables que otras. Pero esta realidad tiene dos excepciones que incluso pueden o deben darse conjuntamente:
La primera es general: No es cierto que siempre la política deba ejercerse con tretas, promesas vanas y engaños. No es cierto que siempre el único principio de la política sea conseguir o conservar el poder a como dé lugar. No es cierto que esa es la única manera de ganar. No es cierto eso de que “la política es así”. Tal fatalidad es un engaño o una ignorancia. Lo digo por experiencia propia y ajena: conozco muchos casos en que la política con ideas, limpia y trasparente en sus medios y fines ha logrado triunfar en beneficio de los pueblos.
Quizá ya lo he escrito en algún medio pero no me canso de repetirlo porque lo creo con mucha convicción: La política no es así, la política es lo que los políticos quieren que sea. Uno no entra a la política como quien entra a un recinto, construido además de piedra y acero. No. A la política no se entra sino que se hace por cada político con sus ideas y actos.
Esa frase-idea repetida, fatal, estática y perenne de que “la política es así” ha causado inmenso daño. En primer lugar, porque muchos políticos creen en su certeza y están convencidos de que así deben actuar debido a que no hay otra forma de triunfar. Y, en segundo lugar, porque ciudadanos, prensa y organismos de control se vuelven conformistas y laxos en críticas y controles al aceptar ese comportamiento politiquero y hasta ilícito como si fuera un huracán o un sismo inevitable. No. Es un comportamiento de humanos que tienen la opción de portarse de una u otra manera, que actúan bajo el libre albedrío tanto en cuanto a medios como en cuanto a los fines a escoger.
Retomando, la segunda excepción -ésta coyuntural-, es que el momento que hoy vive Colombia es histórico y requiere de grandeza en todas las orillas. Los optimistas hemos creído en que es posible esa grandeza pese a que ya llevamos dos desengaños. “Es posible, es posible, es posible” nos debemos repetir. Esa grandeza es difícil para la oposición porque fuera de que implica deponer apetitos de poder inmediato, significa replantear muchas frases y conductas. Desde el punto de vista humano no es fácil porque el orgullo y la soberbia son muros que nos impiden cambiar de actitudes, en especial cuando se han construido con frases tan vehementes y hasta con acusaciones temerarias.
Navidad: Reflexionar mucho, humildad, comprender, bajar las pasiones y pensar en una Colombia para siempre y no a corto plazo. Noche de paz, vida de paz, Colombia de paz.